El regate del ‘filete de mariposa’
Los primeros entrenadores y seleccionadores que dirigieron a Neymar destacan su técnica y su carisma pese a su físico liviano
La singularidad de Neymar reposa en su condición de referencia desequilibrante y simboliza la reserva natural de los mejores valores del fútbol brasileño de toda la vida. Por algo llevaba a menudo bordado en sus botas el lema “Osadía y Alegría”. Es el que mejor mezcla la fantasía con la productividad. A sus 21 años, suma 23 goles en 38 partidos con la selección, cifras que superan el arranque de las carreras internacionales de monstruos como Zico o Romario.
Los seleccionadores que tuvo Neymar en su etapa iniciática recuerdan en conversación telefónica con EL PAÍS cómo era aquel garoto. Lucho Nizzo fue el primero que lo reclutó. A comienzos de 2008 reunió a un grupo de jugadores de 16 años para preparar el Mundial Sub-17. Neymar era uno de ellos, y su primera cita importante fue la Mediterranean International Cup, uno de los torneos más prestigiosos que se disputa en la Costa Brava desde hace 13 años. “Había mucha expectación en torno a Neymar”, recuerda Nizzo, “porque acababa de protagonizar una gran aparición con el Santos en la Copa São Paulo, la competición juvenil más importante de Brasil. Tenía las características de un media punta muy rápido. Causaba estragos con su enorme calidad técnica y su verticalidad. Buscaba el gol de manera incesante”. Nizzo sostiene: “Para llegar a ser un gran futbolista no basta con tener grandes cualidades para jugar. Se necesita inteligencia y humildad, y Neymar ya las tenía. Durante el torneo visitamos Barcelona. A Neymar ya lo patrocinaba Nike. Entró en una tienda y salió cargado de camisetas, zapatillas, gafas… Le pregunté por qué compraba todo eso si la marca ya le proporcionaba material gratis. ‘Son regalos. Para mis amigos y la gente de mi calle’, contestó. Era muy tranquilo, muy consciente de su valor, pero muy humilde, siempre pendiente de su familia, preocupado por hacer grupo, y muy apegado a Coutinho, un media punta armador con el que montaba una sociedad fantástica”. Neymar consideraba a Philippe Coutinho, hoy en el Liverpool, como el mejor futbolista con el que había coincidido.
Por su aspecto fue erróneamente considerado como un ‘garoto’ rebelde
Como demostración de la dureza que ya sufría Neymar en su liviano físico, Nizzo evoca la semifinal del torneo disputada en Calonge: “Le pegaron golpes y patadas por todos lados. Yo siempre bromeaba diciéndole que parecía un filete de mariposa. No había desarrollado masa muscular. Lo necesitaba para defenderse de tanto golpe”. Neymar acabó aquella tarde victorioso, pero aullando de dolor en manos de los fisioterapeutas. A la mañana siguiente, en Palamós, Neymar y Coutinho trituraron con su fútbol de seda al Lokomotiv de Moscú en la final.
Ney Franco, entrenador del São Paulo, fue campeón del mundo sub-20 con la selección en 2011 tras eliminar a España en cuartos y batir a Portugal en la final. Convocó a Neymar para el Sudamericano Sub-20 en Perú, torneo que otorgaba pasaporte a los JJOO de Londres. El delantero del Santos ya había disputado un par de encuentros con la absoluta y se consolidaba como la promesa emergente tras ganar con su club el campeonato paulista y la Copa de Brasil. Franco afirma: “Neymar siempre ha tenido un carisma impresionante: en el Sudamericano sub-20 era el centro de toda la atención, pero jugaba para el equipo aun siendo el punto de desequilibrio. Nuestra selección estaba compuesta por jugadores de talento: Lucas Moura, Oscar, Fernando, Casemiro… La calidad de esos jugadores y el entendimiento táctico del equipo le dio a Neymar el soporte necesario para desarrollar todo su potencial: un fútbol de regates objetivos y muy fantasioso”.
Neymar fue el máximo artillero del torneo con nueve dianas, ganándose el elogio de su técnico: “Al principio su estilo desenfadado, su corte de pelo, su peinado y su ropa fueron erróneamente considerados como síntoma de que era un garoto rebelde. Pero en realidad se nos estaba presentando un tipo con personalidad dentro y fuera del campo. Aparte de sus condiciones técnicas lo que más me fascina es su inteligencia aplicada al juego. Las decisiones que toma casi siempre son acertadas. Desde 2011 hasta ahora evolucionó mucho, física y emocionalmente. Está más fuerte y aún más maduro, asumiendo la responsabilidad de ser una de las mayores revelaciones del fútbol brasileño en los últimos años y el principal jugador de nuestra selección actual”.
“Era como aquel Messi”
Lucho Nizzo sugiere que el destino tiene guiños curiosos: “La primera vez que acudimos al MIC, en 2003, vi a un fantástico jugador de 15 años pequeñito y flaco. Josep Colomer, responsable en esa época del fútbol base del Barcelona, me había hablado maravillas de él. Era Leo Messi. Cinco años después Neymar apareció también en ese torneo… y me acordé de aquel Messi. Ahora se juntarán dos de los mejores jugadores del mundo. Neymar evolucionó mucho. Seguro que en el Barcelona va a crecer todavía más. Especialmente en la parte táctica. Le felicito por su fichaje, por su carrera. Será un placer verle en el Barça, en un club que se preocupa de manera impecable por la formación de los jóvenes, con mucha sensibilidad para el trabajo del fútbol base”.
Franco tampoco alberga dudas: “Tengo la certeza de que no va a tener problema de adaptación alguno, ni al estilo de juego del Barça ni al modo de vida en la capital catalana. La asociación de Neymar y el Barcelona va a ser una carretera de doble sentido: Neymar gana por jugar entre los mejores futbolistas del mundo, y gana el Barcelona por tener en su equipo a uno de los mayores fenómenos del fútbol brasileño. La dupla con Messi tiene todo para resultar un éxito: Neymar tiene la inteligencia suficiente para hallar su sitio en el equipo. Gracias a su traspaso al Barcelona, evolucionará hasta un punto bien cercano a ser considerado el mejor jugador del mundo. Estoy seguro de que el Barça tendrá uno de los mejores ataques de Europa. Su banda izquierda será todavía más fuerte con Neymar actuando como extremo”.
Son opiniones autorizadas. Las de dos técnicos felices y orgullosos de haber aportado su cuota de ayuda en el crecimiento de un menino que ahora guarda a buen recaudo en sus botas la esperanza y la esencia del mejor fútbol brasileño.
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