Luis Enrique se siente a la medida del Celta
El técnico asturiano estima que se adapta a la filosofía de su nuevo club
Una voz brotó desde la grada de Balaídos –“¡guaaaapo!”- y consiguió que Luis Enrique Martínez estallara en una carcajada: “Esto ya me empieza a gustar”, bromeó con ese acento asturiano que no le abandona. “Primos hermanos”, le insistía un aficionado para animarle a que se sintiera como en casa. Con alguna cana que delata el paso del tiempo, pero tan fino como cuando galopaba sobre el césped, el preparador asturiano recibió los primeros elogios de la afición del Celta, equipo con el que se ha vinculado mediante dos años de contrato en la que será su tercera experiencia como técnico. Tres ejercicios en el Barcelona B y uno en el Roma le han dado un marchamo en el que abundó el director deportivo del Celta, Miguel Montes Torrecilla, para explicar su incorporación: “Sus equipos tienen muchísima intensidad, trabajan muy bien el robo de balón tras la pérdida y quieren ser protagonistas”.
El futuro del fútbol pasa por la cantera y ahí el Celta tiene ventaja"
Ese es el fútbol de moda, el paradigma del Barcelona y por extensión de la selección española y por ahí quiere hacer su propia réplica el Celta. A escala, pero con ambición. “No podemos tirar de chequera, pero queremos crecer y hacer un magnífico fútbol”, advierte el presidente Carlos Mouriño, así que Luis Enrique ya tiene una pauta. Y le gusta. “Creo que voy a encajar perfectamente en la filosofía del Celta. Este es un buen sitio para mí”, estima. Le seduce el trabajo con la base, la intuición de que tras la generación que se ha asentado en el primer equipo llega otra que promete tras mostrarse al mejor nivel nacional en categoría juvenil. La estructura, el nivel de profesionalidad o el trabajo de captación de jugadores son aspectos que pondera y en los que promete apoyarse para lograr un objetivo para el que marca un horizonte de tres o cuatro años. “Entonces el 90% de la plantilla debería ser de la cantera y el 10% de fuera. Tenemos que conseguir que las generaciones de chicos no sean espontáneas sino habituales porque el futuro del fútbol económicamente te lleva por esos derroteros. Y el Celta lleva ventaja a los demás porque lleva tiempo en esa línea”, argumenta Luis Enrique.
Con todo, el equipo debe reforzarse. Dos de los emblemas de su cantera, Iago Aspas y Roberto Lago, han dejado Vigo. Y un titular indiscutible, el meta Javi Varas, regresará al Sevilla tras cumplir cesión. Luis Enrique anticipa que no buscará refuerzos para la portería, que tirará de tres chicos de la casa como Sergio, Yoel y el jovencísimo, aún menor de edad, Rubén Blanco. También confirma que Santi Mina y Madinda, dos futbolistas del filial que la pasada temporada ya alternaron con el primer equipo, estarán a sus órdenes a partir del día 8 de julio. Y no quiere hablar de fichajes –“si damos pistas el precio sube el doble”- por más que al descartar “por caché” dos opciones entre el trío Oriol Romeu-Rafinha-Jonathan Soriano pusiera el foco sobre uno de ellos, el menos cotizado en cuanto a sueldo. Soriano fue máximo goleador de Segunda División con 32 goles en la última campaña de Luis Enrique en Barcelona. Esta última campaña marcó 22 en el Red Bull Salzburgo.
Nosotros no podemos tirar de chequera, pero queremos crecer y hacer un magnífico fútbol” Mouriño, presidente del Celta
Canterano de la generación más granada que salió del vivero gijonés de Mareo, trabajador en la base del Barcelona, con esa osadía y visceralidad que ya destilaba como futbolista, nadie duda sobre el perfil del nuevo técnico del Celta. Pero por el camino tendrá que pasar por el peaje de los resultados. “Queremos hacer buen fútbol, tenemos una idea de juego asociativo y pase en corto, pero debemos ser efectivos porque los resultados mandan y dejan los romanticismos a un lado”, advierte. Cuando hace un año voluntariamente dejó el mando de la Roma, Luis Enrique admitió que es un técnico en formación. “Sé que debo mejorar en la faceta defensiva y lo haré”, explicó en su última comparecencia como técnico romanista. Tras un año de puesta a punto llega a Vigo con Juan Carlos Unzué como segundo, un tercer técnico auxiliar (Robert Moreno), un preparador físico (Rafel Pol) y un psicólogo (Joaquín Valdés). Se apoyará además en un entrenador de porteros, Patxi Villanueva, de la casa.
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