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“El coche me hace estar confiado”

Alonso se felicita por un fin de semana sin errores en Ferrari, que sale fortalecido tras la operación de urgencia de su director técnico y una sanción a Massa

Oriol Puigdemont
Alonso baña en champán a Massa en el podio.
Alonso baña en champán a Massa en el podio.Andreu Dalmau (EFE)

Los gritos de alegría que se le oyeron por la radio a Fernando Alonso nada más saberse vencedor de la quinta prueba del calendario contrastaron un poco con la cara de póquer que se le quedó cuando Stefano Domenicali, el director de Ferrari, le pasó un teléfono móvil para recibir la felicitación de Luca Cordero de Montezemolo, el presidente de la compañía. El ejecutivo voló el sábado a Cataluña para saludar a sus empleados y reunirse con Bernie Ecclestone, aunque por la noche regresó a Bolonia para tratar de alejar el mal fario que dicen que viaja con él siempre que se acerca a un Gran Premio. Este tipo de cosas son las que hacen de la Scuderia un equipo absolutamente particular, distinto al resto. Para cuando Montezemolo aterrizó de nuevo en Italia, Pat Fry, máximo responsable técnico de la estructura, ya había sido operado de apendicitis en Barcelona. El ingeniero comenzó a encontrarse mal por la mañana, con un fuerte dolor en el abdomen, a mediodía abandonó el circuito y se perdió el final de la sesión cronometrada y la carrera, aunque confía en poder estar listo para volver a sentarse en el muro en Mónaco, dentro de dos semanas.

Esta baja de última hora obligó a los bólidos rojos a reorganizarse un poco. Fry pasa por ser el segundo de a bordo, un escalafón por debajo de Domenicali. A nivel estratégico, el encargado de diseñar el plan a seguir es Steve Clark, un ingeniero británico fichado de Mercedes a principios del año pasado. La forma de proceder es la siguiente: cuando Clark y Fry ven las cosas de la misma manera todo tira hacia delante, mientras que cuando discrepan en cualquier punto trasladan la cuestión a Domenicali, que es quien tiene la última palabra. En este caso, la apendicitis eliminó a Fry de la ecuación, de modo que Clark tuvo que dar un paso al frente y plantearle sus dudas directamente al jefe. Aquello que podía haberse complicado aún más terminó de forma inmejorable, con una hoja de ruta impecable que permitió que Alonso escalara desde la quinta plaza hasta la victoria final —dedicada a Fry—, y que Felipe Massa, que arrancó el noveno por una sanción de tres puestos que arrastraba del día anterior, serpenteara y terminara en el podio, la primera vez que la dupla de il cavallino coincide en el cajón en lo que va de 2013. “Hay que tener los pies en el suelo porque todavía queda mucho por hacer, pero a la vez estamos encantados porque no hemos fallado en nada: ni en la estrategia, ni en la toma de decisiones, ni en la pista ni en los garajes”, desgranó Domenicali.

No hemos fallado en nada: ni en la estrategia, ni en la toma de decisiones, ni en la pista ni en los garajes Domenicali

“Nada ha cambiado. Sabemos que solo llevamos cinco carreras y hemos sufrido varios altibajos. Normalmente, cuando no nos ha afectado ningún problema inesperado hemos terminado en el podio, pero otras veces hemos cometido errores que no queremos repetir”, comentó Alonso antes de reunirse con toda su tropa y hacerse una foto delante del taller, con sus padres también presentes, y un cartel en el que se podía leer: “Caramba”.

Las prestaciones del F138 han aumentado notablemente en relación con el rendimiento que ofrecía su antecesor, el F2012, y eso también ha influido en quien lo pilota. A pesar de ello, hay tics en el español que se mantienen invariables. Uno de los que más se repite es su tendencia a frenar cualquier tipo de euforia que indirectamente incremente las expectativas a su alrededor. Tras ganar en China, una avería en el DRS le condenó en Bahréin, y eso hizo que se pusiera a la defensiva: “Gané en Shanghái y de repente tenía el mejor coche. Una semana después todo es un desastre”, ironizó entonces.

Independientemente de cómo se cuenten sus hazañas, parece evidente que Alonso conduce el monoplaza que tanto tiempo venía reclamando, como él mismo reconoce, aunque sea casi sin querer. “Puede que sí, que de estos cuatro años este sea el coche que me hace estar más confiado. Sabemos que, si hacemos bien el trabajo, estamos en condiciones de pelear por el campeonato”, concedió el ovetense, que de una tacada le recortó 13 puntos a Vettel, a quien él considera su principal rival en la gresca por el Mundial.

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