Reto con el Olympiacos y con la historia
Un fantástico grupo de jugadores busca devolver al Madrid a su senda triunfal tras 18 años
La espera ha sido larga, tortuosa a veces, pero 18 años después de su último título, el Real Madrid, rehabilitado por Pablo Laso y con una plantilla estupenda, vuelve a estar donde solía en los sesenta y en los setenta: en su 15ª final de la máxima competición europea. El Olympiacos, su rival en el O2 de Londres (21.00, TVE-1), ha reforzado su cartel de campeón tras batir de nuevo al CSKA de Moscú. La solidez del despliegue del equipo griego no permitió la más mínima oportunidad a su rival y ha despertado elogios unánimes.
La expectativa del Madrid, conquistar la Euroliga por novena vez y ampliar su ventaja como el más laureado, por delante del CSKA y el Panathinaikos, con seis títulos cada uno, revela la profundidad formidable de su desafío. El imponente O2 es un escenario idóneo para que Llull, Sergio Rodríguez, Suárez, Mirotic, Reyes y compañía plasmen por fin su empeño por alcanzar la cima y devolver a la entidad a su senda triunfal, la que trazaron Emiliano, Luyk, Lolo Sainz, Brabender, Corbalán y Sabonis, el último, en 1995 en Zaragoza, entonces también frente al Olympiacos, un conjunto griego instalado ahora en su edad de oro.
Que no nos digan cuánto hace que no ganamos. Nos puede perjudicar”, dice Reyes
Desde que Pablo Laso llegó a su banquillo en 2011, el Madrid no ha dejado de dar pasos en la buena dirección. El técnico de Vitoria aludió en Londres a una de las claves al hablar en general sobre los éxitos españoles. “Ese éxito pasa por el trabajo de los entrenadores con los niños”, afirmó. “Su gen competitivo empieza por ahí y se va adquiriendo. Cuento con un grupo de jugadores que se conocen muy bien e intentamos que esa química se transmita al resto de los que se van incorporando”.
La final contrapone a dos escuadras con dos brillantísimas líneas exteriores. Llull, Sergio Rodríguez y Draper darán la réplica a Law, Spanoulis y Sloukas. En el interior de la zona, el Olympiacos cuenta con un pívot muy atípico, el estadounidense Kyle Hines, que suple su corta estatura, 1,98 metros, con su fortaleza y rapidez, bien respaldado por Powell, Antic y Shermadini. Una de las señas de identidad del equipo griego son sus tres ala-pívots griegos, Printezis, exjugador del Unicaja, Perperoglou y Papanikolau. “Nuestro adversario tiene mejores jugadores que nosotros, muy altos y fuertes”, señala Printezis.
El entrenador, Giorgios Bartzokas, de 47 años y en su primer año con el equipo tras dos en el Panionios, incide en las diferencias entre el Madrid y el CSKA. “Son totalmente distintos. El Madrid tiene mucha velocidad, entusiasmo y es muy bueno en el rebote ofensivo. Tendremos que jugar con una defensa rápida y prestar mucha atención a la parte táctica y psicológica. Mis jugadores leen los periódicos y saben lo que está pasando en Grecia, donde todo es excesivo, el entusiasmo y la decepción. Es el talante mediterráneo”.
El reto del Madrid, en la final de Londres, es establecer el puente que enlace su último título en 1995 con una nueva era triunfal. “No hace falta que nadie nos diga cuántos años hace que no ganamos la Euroliga, porque eso nos puede perjudicar. La presión nos la ponemos nosotros”. Palabra de Felipe Reyes, el héroe de la semifinal ante el Barcelona.
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