Fernández y Navarro, agentes especiales

El City Hall es una virguería arquitectónica que se eleva imponente a la vera del Támesis en un equilibrio tan incierto como el enésimo pulso entre los dos grandes del baloncesto español, el segundo de la historia por el cetro europeo. El extravagante óvalo inclinado de vidrio, proyectado por Norman Foster y sede del Ayuntamiento de Londres, fue el marco que eligió la Euroliga para la presentación de la Final a Cuatro. Con reminiscencias de combate boxístico, blancos y azulgrana dieron lustre a la foto de familia presentando al pesajea sus dos emblemas: Juan Carlos Navarro y Rudy Fernández. Será la séptima presencia para el capitán azulgrana y la primera del escolta madridista y por las manos de ambos pasará gran parte de la suerte de sus equipos rumbo a la final en una ecuación que mezcla talento, inspiración y físico.

Rudy: “Soy muy fan de Navarro, haré lo imposible porque no esté inspirado”

El Barça ha dosificado con mimo los minutos de La Bomba en lo que va de curso como quien condura un bien perecedero. “La temporada pasada llegué bastante justo. Ahora hemos ajustado mejor las cargas de trabajo en el pie y llego mejor”, anunció Navarro que, renqueante desde hace más de año y medio por una fascitis plantar que le martiriza, apenas ha participado en 19 de los 33 partidos de Liga y se ha reservado para la competición europea. “Siempre que está en pista es determinante, incluso estando regular. Y cuando está bien es imposible frenarle”, resume el seleccionador, Juan Antonio Orenga. El Barça guarda a su primer espada solo para las tardes grandes.

Memorable resultó su actuación en el partido de la 15ª jornada de Liga disputado en el Palau ante el Madrid: 33 puntos, seis rebotes, tres asistencias y ocho faltas recibidas para un 44 de valoración. Su mejor actuación en sus 15 años en la élite. Tras aquel día, en el que el Barça dejó encarrilada su clasificación para la Copa, Navarro solo disputó 19 minutos en la Liga en los dos meses y medio siguientes. Hizo un paréntesis para ayudar a tumbar de nuevo a los blancos en los cuartos de final en Vitoria y volvió a ausentarse con metódica periodicidad para reservarse para los playoffs de la Euroliga. Sus 17 puntos en el cuarto partido ante el Panathinaikos, con su equipo al borde del precipicio, silenciaron las sirenas y los tantanes del OAKA y valieron el billete al O2. “No estoy tan nervioso como en mi primera Final Four, pero siempre es un reto. Ellos están todos y sanos, pero ser favorito o no serlo tampoco significa nada. Tenemos experiencia para compensar las bajas y su teórica superioridad física”, resume La Bomba.

La Bomba: “Esta temporada ajusto mejor las cargas y llego mejor”

“Soy muy fan de Navarro”, cuenta Rudy sin remilgos. “Es un gran jugador con muchísimos recursos y siempre tienes que estar pendiente de él. Haré lo posible por evitar que esté inspirado, pero tienen más repertorio”. El escolta mallorquín, MVP en la final de la pasada Supercopa, luce la mirada de quien afronta su gran día. “Es lo que quería. Vine para disputar estos partidos y pelear por títulos. Soy un ganador y podemos devolver a este club a lo más alto, que es lo que se merece”, resume el jugador bandera que buscaba el Madrid para instalarse en la élite, el fichaje que entusiasmó a Florentino Pérez cuando estaba a punto de plegar velas tras el fiasco de Messina.

“La presión hay que dejarla a un lado y demostrar a la gente y a nosotros mismos lo buenos que somos y lo que podemos hacer. Ellos tienen mucha experiencia en estos partidos, pero nosotros estamos frescos”, apunta Rudy, que ha sido el máximo anotador de los blancos en 10 de los 25 partidos europeos en los que ha participado y figura entre los diez mejores de la Euroliga tanto en anotación (décimo con 13,6 puntos) como en valoración (sexto con 16,3). “Es un referente por su calidad y por su talento. Nos da siempre un plus con puntos, asistencias, robos o las faltas que recibe. Es un superclase”, presume Pablo Laso. Rudy y Navarro, un duelo dentro del duelo. Dos agentes especiales en busca de la final.