Incendio programado de Mourinho
El mánager confía en que sus provocaciones fuercen al Madrid a perdonarle los 20 millones de la rescisión del contrato para que el Chelsea lo premie económicamente
José Mourinho decidió que estaría dispuesto a sacrificar parte de su popularidad entre los hinchas del Madrid a cambio de unos cuantos millones de euros. Según fuentes próximas a Gestifute, la agencia de representación que lleva sus negocios, el mánager diseñó una calculada estrategia de provocaciones para construir una realidad a la medida de su conveniencia: un Bernabéu que le pitaba, unos jugadores que le respondían en público, unos medios de comunicación que criticaban su comportamiento incendiario, y un presidente, Florentino Pérez, que, para ahorrarse más líos, se contentaba con dejarle marchar libre al Chelsea, sin ejecutar la cláusula de penalización de 20 millones negociables que juntos habían establecido para cargar a quien deshiciera unilateralmente el contrato, firmado hasta 2016.
Mourinho va camino de cumplir con el propósito que se fijó en caso de quedar fuera de la Champions. Solo le queda sentarse a negociar con Florentino Pérez para conseguir que no le cobre por dejarle ir. Al presidente le desagrada darle la carta de libertad por varios motivos. Primero, porque el técnico había recuperado su popularidad entre los socios, segundo porque prefiere que permanezca en el club, y tercero porque el Madrid pagó 18 millones de euros al Inter por su traspaso en 2010 y espera recuperar parte del dinero. Pérez ha dicho a sus asesores que su intención es negociar una rebaja para que el Chelsea pague entre cinco y 10 millones, pero que no descarta dejarle libre si las circunstancias lo aconsejan.
Mourinho, que desconoce la estrategia del mandatario, apela al afecto mutuo. “Somos amigos”, dice. Por si la amistad no ablandara la voluntad presidencial, ha lanzado una campaña de provocación preventiva con la idea de condicionar la negociación.
Abramóvich le promete un aumento sustancial si le ahorra el pago del traspaso
A Mourinho le interesa irse libre porque el contrato que le ofrece Roman Abramovich, el dueño del Chelsea, estipula dos condiciones completamente diferentes, según el club inglés pague o no su traspaso. Si el Chelsea debe cubrir los gastos del fichaje, a Mourinho le recortarían considerablemente los ingresos. Según creen en Gestifute, en caso de pagar el traspaso, el Chelsea le daría un salario básico que no alcanza los cerca de 11 millones netos anuales que cobra en el Madrid. En cambio, si va libre, el Chelsea se comprometería a pagarle el básico más una compensación en bonus por objetivos que ascendería a varios millones por temporada, posiblemente equivalentes al dinero que se ahorraría el club del traspaso.
El contrato con el Chelsea está pendiente de firma, pero Mourinho se muestra dispuesto a aceptar todas las condiciones que le ofrecen. En caso de que el club de Londres no se clasifique para la Champions, el documento establece que el técnico podría desvincularse. En Gestifute aseguran que cuentan con una oferta del PSG como vía de escape secundaria.
En el entorno de Mourinho aseguran que la maniobra del mánager reproduce con matices su salida del Chelsea en 2008. Entonces el portugués concentró sus provocaciones sobre la persona de Abramovich que, harto, le finiquitó con una indemnización de 27 millones de euros. El Madrid es diferente. Dada la estructura social del club, el técnico dirige sus desafíos a la masa social: sus ataques a Cristiano y a Casillas, símbolos para la hinchada, y su reticencia a vestir el uniforme con el escudo del club, son variantes de su batería de medidas.
El sábado, el Bernabéu le dedicó una pitada de hartazgo después de que el mánager se pasara una semana hablando en tono despectivo de la prensa, de los jugadores, de Casillas y Cristiano en particular, y de la campaña propagandística que organizó el club para estimular la remontada ante el Dortmund, entre otras cuestiones sobre las que manifestó su desafección.
El sábado, Pepe, capitán frente al Valladolid, le criticó en público: “Hay que tener un poco más de respeto por Iker. Las declaraciones del míster no han sido las más adecuadas. Iker es una institución y debe saber que los jugadores estamos con él”.
Pepe tenía la sangre caliente cuando habló a Canal+. La concentración madridista previa al partido con el Valladolid fue un hervidero de jugadores indignados ante lo artificioso del discurso de Mourinho el viernes, cuando dijo que habría reemplazado a Casillas por Diego López en 2011. Todos en la plantilla recuerdan que si hubo un jugador al que el técnico atribuyó la Copa de 2011 fue Casillas. Entonces, el mánager llegó a decir en privado que sin las increíbles paradas del capitán en Mestalla él no habría podido cumplir su contrato con el Madrid. Los futbolistas se sintieron igualmente en deuda con el portero: sin su actuación en 2011, muchos se habrían pasado cuatro años sin lograr un título, con lo que eso significa de traumático en el Madrid.
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