“¡Dáselo a Leo que a mí me aprieta!”

Minuto 59 de partido en San Mamés y Xavi es sustituido por Messi. Camino de la banda, entre aplausos, el capitán del Barcelona se quita el brazalete y se lo da a Piqué para que, a su vez, este se lo entregue a Valdés. El Barcelona pierde y el portero sabe que el brazalete le molesta y que ponérselo representará perder unos minutos preciosos. Valdés reacciona. “No, dáselo a Leo. ¡Dáselo a Leo que a mí me aprieta!”, le grita. En esas, el árbitro manda reanudar el juego y Piqué se queda con el brazalete en la mano, así que se lo guarda, colocando el trozo de tela sujeto por el elástico de sus pantalones. Un minuto después, tras un ataque del Barcelona, mientras Gorka Iraizoz busca el balón para ponerlo en juego, Piqué le pasa el brazalete a Thiago. “Dáselo a Leo” le indica. El centrocampista busca a Messi, reclama su atención a voces y cuando el argentino atiende, le lanza la tela. Messi marca el gol del empate con el brazalete puesto y con él juega hasta que en el minuto 78 Iniesta reemplaza a Alexis. El 10, atento a todos los detalles, le da el distintivo al chileno y este, al salir el campo se lo entrega al manchego, que capitanea al equipo hasta el final.

La sensación es que criticar a Valdés siempre es más fácil que interpretarle

En el viaje de vuelta los medios reclaman explicaciones oficiales y no las encuentran, así que se especula sobre el tema, como ya hacen los aficionados en las redes sociales. A medianoche llegan del vestuario las primeras aclaraciones, que inciden en la singularidad de Valdés, -portero, maniático, supersticioso- y hay quien recuerda el día que rechazó una millonaria oferta de una casa de guantes porque no se sentía cómodo con el diseño de las prendas. Le defendieron ayer compañeros -“necesita jugar cómodo, siempre nos lo ha dicho”, dicen- y en el club no dan versión oficial por considerarlo una anécdota, pero se advierte que hay diferentes tallas de brazalete.

Al término del entrenamiento, en la ciudad deportiva del Barcelona, Valdés ya sabe que algunos medios le acusan poco menos de haber mancillado la capitanía por negarse a llevar el brazalete y el portero se ve obligado a dar razones de su decisión. Para ello utiliza su dominio en Facebook y explica su verdad: “La cesión del brazalete de capitán a Messi durante el partido de ayer no fue por otro motivo que por un problema con la talla. Al no poderlo ajustar con comodidad a mi brazo, tomé la decisión de cederlo en medio del partido”. Valdés, que en enero comunicó su decisión de abandonar el Barcelona al término de su contrato, el 30 de junio del 2014, está siendo vigilado con lupa y lo sabe. Por él habla su rendimiento, los compañeros y el cuerpo técnico, como hizo Vilanova el pasado viernes. “A otro intentaría explicarle lo bueno y lo malo de jugar en el Barcelona. Con él no puedo, lo sabe mejor que yo”, dijo Tito en su primera comparecencia ante los medios desde que regresó de Nueva York. Aunque aclaró: “Pero más adelante hablaré con él para saber qué piensa”. El cuerpo técnico cuenta con el portero la próxima temporada. La sensación es que criticar a Víctor Valdés siempre es más fácil que interpretarle.