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La presión de ser Nadal

El español, con una nueva perspectiva competitiva tras su lesión, se cita con Tsonga

Juan José Mateo
Rafael Nadal celebra la victoria ante Tsonga.
Rafael Nadal celebra la victoria ante Tsonga.JEAN CHRISTOPHE MAGNENET (AFP)

“Es uno de los que están destinados a estar entre los mejores, a ser número uno, es el siguiente. Tiene todos los golpes. Es fantástico. Me ha impresionado”. Clasificado 6-2, 2-6 y 6-4 para semifinales del master 1000 de Montecarlo, donde hoy (12.30, C+ y Tdp) le espera el francés Jo-Wilfried Tsonga, Rafael Nadal se deshace en elogios hacia Grigor Dimitrov, su rival en los cuartos. El búlgaro, de 21 años, compite con fiereza. Es este un tenista dispuesto a todo. Uno al que no se le rompe el revés contra la derecha de Nadal. Uno que le gana un set, el séptimo que pierde el español en nueve años y el primero que cede antes de semifinales desde 2005. Uno que solo se inclina cuando su raqueta quiere ir hasta donde no puede llegar su cuerpo: con 6-2, 2-6 y 4-4, fuego en la pista, taquicardias en los corazones (¿perderá el español? ¿ha nacido una estrella? ¿qué significan esas cintas que recorren la espalda y la rodilla izquierda del mallorquín?) los calambres electrocutan sus piernas y Nadal hace de Nadal. Huele la sangre, y cierra la victoria como solo pueden hacerlo los campeones.

Su destino está entre los mejores”, dice de Dimitrov, que le gana un set en cuartos

“Es lógico, han sido muchos meses sin competir”, dice luego el español en Teledeporte cuando le preguntan por los altibajos de su juego en un torneo en el que ha disputado todos sus encuentros de más a menos. “Confío en que eso, con los días, vaya mejorando. Me he tratado [la rodilla] durante este mes y no he podido trabajar tanto físicamente. Partidos como este me ayudan a ponerme al ciento por ciento físicamente”.

Nadal, brillante en el primer set, afronta la gira de arcilla europea en circunstancias excepcionales. Entre mediados de 2012 y principios de 2013 pasó siete meses sin competir por una rotura parcial del ligamento rotuliano y una hoffitis en la rodilla izquierda. Luego, encadenó tres títulos y una final y decidió no competir en el masters 1000 de Miami para volver a tratarse la articulación. En consecuencia, le falta ritmo y afronta el reto de la tierra desde una perspectiva radicalmente distinta a los años previos. En lugar de frente a una obligación se siente ante una oportunidad.

Resultados

Cuartos. F. Fognini (It.)-R. Gasquet (Fr.), 7-6(0) y 6-2.

J.-W. Tsonga (Fr.)-S. Wawrinka (Sui.), 2-6, 6-3 6-4.

N. Djokovic (Ser.)-J. Niemien (Fin), 6-4 y 6-3.

“Sí, me siento más relajado que en años anteriores”, admitió el mallorquín en Montecarlo, donde empieza la defensa del 71% de los puntos que componen su ránking y la lucha con David Ferrer (ahora lesionado) para llegar a Roland Garros (desde el 26 de mayo) como el número cuatro mundial, lo que le evitaría cruzarse con el serbio Novak Djokovic en los cuartos de París. “El simple hecho de estar aquí es una buena noticia. Cada oportunidad que tengo de pisar la pista, jugar bien y sentirme competitivo me proporciona una buena sensación. Aún no he olvidado los meses de la lesión”, continuó. “Tras lo que pasó en 2012, no puedo venir aquí y sentir presión. Tengo menos presión que nunca. Es la realidad”, añadió. “Cada victoria significa mucho para mí. Estar aquí es una gran noticia. Por esa razón no siento la presión extra que sentí en ocasiones anteriores cuando llegué a Montecarlo, la necesidad de estar en las rondas finales, porque si no bajas en el ranking. Este año, la historia es diferente. Cada partido es un regalo”.

Me siento más relajado. Tras lo que me ha pasado, cada partido es un regalo”

Nadal, que no estuvo en el Abierto de Australia, ya es el cuarto mejor tenista de lo que va de 2013. Si protagoniza una gira de arcilla a la altura de sus resultados previos será el máximo candidato a acabar el año como el número uno mundial, porque desde Wimbledon en adelante no defiende ningún resultado. Él, sin embargo, no piensa en eso. No siente tanto como antes, dice, la presión de los resultados, el agobio de la clasificación, la fiebre de los marcadores. Tras su lesión, disfruta de una segunda oportunidad. Volver a ser Nadal, aunque eso implique los sufrimientos pasados ante Dimitrov, de espectaculares golpes. Volver a luchar por el título de Montecarlo. Volver a enfrentarse a Tsonga después de meses viéndole jugar por la tele. Volver, quizás, a reinar sobre la tierra.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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