“Este equipo me toca el corazón”

Fotis Katsikaris (Korydallos, Grecia, 1967) cumple su cuarta temporada dirigiendo al Bilbao Basket y afronta su momento más feliz con la disputa de la final de la Eurocup el sábado frente al Lokomotiv, ruso, en Charleroi (Bélgica). El triunfo le daría el título de la segunda competición europea y una plaza en la Euroliga. “Ganar un título con este club”, dice, “es muy distinto a hacerlo con cualquiera de los otros equipos a los que he entrenado”.

Pregunta. ¿Le falta un título al Bilbao para hacerse mayor?

Respuesta. Está madurando, pero es como cuando disfrutas de una buena comida, que un buen postre es lo mejor. Creo que eso está en los genes del equipo, que es muy competitivo, y no solo el equipo sino también la afición. Hay una unión entre ambos y se aspira a un poco más cada año. Hay muchos ejemplos en Europa de equipos que llevan muchos años intentado ganar un título, de madurar, pero esto es deporte. Ahora mismo, tenemos una oportunidad de conseguirlo, porque es a un partido y aún no hemos visto la mejor cara del equipo.

P. Se dice que los equipos rusos e israelíes llegan mejor a las finales europeas porque sus Ligas son menos exigentes. ¿En esta final ocurre lo mismo?

R. No. En los últimos años se ha creado una Liga norte muy fuerte y competitiva, con mucha calidad y viajes muy largos, tan fuerte como la nuestra. Lo que nos puede afectar es la fecha de los partidos. Allí son mucho más sensibles para facilitar el calendario a los equipos que juegan competiciones europeas.

P. ¿En qué se parecen y en qué se diferencian el Uxue Bilbao Basket y el Lokomotiv?

R. El Lokomotiv está diseñado para ganar la Eurocup, eso está muy claro con los tres fichajes que han hecho durante la temporada: Calathes, Brown y Hendrix. Ha quedado sumamente claro que tenían la vocación de llegar a la final, ganarla y jugar la Euroliga. Tienen jugadores que saben anotar como Kaliatis y Calathes y a la vez son los dos creadores del equipo. Jasaitis es un tirador excelente. Poseen un juego interior muy poderoso, con Brown, Maric y Hendrix. Dependen mucho del bloqueo directo que es algo que hacen a grandísimo nivel. Nosotros somos un equipo más equilibrado, tenemos más referentes en ataque. Somos fuertes en el juego interior, en la transición, y cualquier jugador puede anotar. En el Lokomotiv, sabemos quiénes son los que anotan.

P. ¿El Lokomotiv es más previsible y el Bilbao Basket es más imaginativo, más variado?

R. Ellos tienen un juego muy sencillo y a la vez efectivo. Por eso tenemos que hacer un trabajo muy importante en defensa. Ver cuáles son sus claves, su filosofía, lo que quieren conseguir con su juego. Hay que ser muy duros, tener mucha paciencia y por supuesto saber que la clave es Calathes. Todo pasa por sus manos, es el líder que dirige al colectivo, pero por supuesto todos sus jugadores son peligrosos. La defensa y el rebote van a ser fundamentales porque son muy buenos en el rebote ofensivo.

“Somos muy competitivos. Está en los genes del conjunto, y en la afición”

P. ¿Qué es lo que nunca debería hacer el Bilbao Basket?

R. Perder la paciencia y la concentración. Tenemos que estar muy concentrados para desarrollar el plan que vamos a preparar. Habrá momentos de impase que hay que superar con tranquilidad. Lo más importante es que cada jugador sepa lo que tiene que hacer, asumir los errores o la mala suerte, pero mantener el plan y el guion.

P. Ambos equipos han sido demoledores en cuartos de final y en semifinales. ¿Parecían los elegidos para esta final?

R. Había equipos más favoritos que nosotros como el Galatasaray o el Kazán, que por plantilla, o por presupuesto estaban llamados a disputarla. En el primer partido contra el Buducnost lo pasamos muy mal, remontando en la prórroga, y luego está el partido de Valencia en la segunda fase. Eso pasa por algo, son señales. En cuanto a nivel ha sido como una Euroliga 2. Ha habido ocho o nueve equipos que podían jugar perfectamente en la Euroliga.

P. ¿Qué recuerdo no borraría de Bilbao y cuál borraría si tuviera la posibilidad de hacerlo?

R. No sé. Lo que todo el mundo sabe es que yo quiero ganar un título con este equipo porque no es un equipo como los otros a los que he entrenado. Aquí, yo voy más allá de lo profesional y siento mucho las relaciones con la gente, con los jugadores. Sufrimos y disfrutamos mucho y eso me ha tocado el corazón.