Jonas refrenda a Valverde

El miedo a ganar, término psicológico aplicado tantas veces al tenis, estuvo a punto de tumbar anoche al Valencia. Lo desperdició todo a su favor: un gol de ventaja, un penalti, un jugador más… Hasta que en el descuento Jonas, siempre discutido por la grada, que reclamaba su sustitución, refrendó a Valverde con un cabezazo picado y cruzado a gol. Un tanto polémico: la jugada nació en un saque de banda a favor del Valladolid que, inopinadamente, sacó el Valencia con permiso del árbitro. El gol tiró por tierra el excelente trabajo del Valladolid, que combinó la ambición con el buen gusto hasta la aparición inesperada de Jonas.

Pulcramente organizado el Valladolid, el Valencia hubo de hilar cada ataque muy fino. Canales, cuando se trasladó al interior izquierdo, fue su mejor expresión. Mantuvo un duelo exquisito con el lateral Rukavina. Primero le tiró un caño y, más tarde, una cabalgada. El cántabro aprovechaba además las subidas del zaguero serbio para lanzarse a un ataque furioso. Y Rukavina le pagaba con la misma moneda. Canales sabía que era su día, la primera titularidad después de varios meses de dudas por parte del entrenador. Y bien, estuvo rápido, participativo, punzante. Se le quedó corta la vaselina tras un pase de Parejo. El mediocentro madrileño empieza a recoger los frutos de una labor muy sorda en su formación, los conceptos en su nueva función de medio de contención y arranque del juego. Valverde lo lleva puliendo hace meses. Al Valencia le faltó la finura de Soldado en los controles para sentenciar. Percutía por todos lados. También por la derecha, donde el insistente Feghouli siempre da mucho tajo a cualquier defensa. La ventaja llegó, sin embargo, tras un rechace a su propia puerta de Balenziaga.

El Valladolid abusó de la referencia de Manucho, encargado de bajar todo lo que caía desde el cielo. Mucho más peligroso resultó Omar. Su tiro enroscado a media altura, desde apenas 10 metros, propició un vuelo estético de Guaita, capaz de paradas reservadas a los elegidos. Crecido el Valladolid a partir de esa acción, el Valencia lo quiso rematar a la contra. Del robo de balón de Parejo a Rueda al penalti y expulsión de Sereno a Soldado. Tan seguro en esta suerte, el capitán del Valencia erró desde los 11 metros. No fallaba uno desde 2009. Manucho lo intentó con un globo desde el medio del campo. Volvió a responder Guaita. El Valladolid fue recomponiéndose a partir de la desventaja numérica. Djukic retrasó a Rueda y dio pista a Sastre. Rukavina le echó un pulso a Guardado y su centro raso atrás lo empaló Óscar por la escuadra. Los nervios se apoderaron de Mestalla, que pedía la cabeza de Jonas. Pero esta le dio la victoria, en el minuto 93.

Djukic: “Perder así es muy cruel”

Muy satisfecho con su equipo, pero indignado con el árbitro, Hernández Hernández, el entrenador serbio del Valladolid, Miroslav Djukic, protestó por la jugada que decidió el partido, ya en el tiempo de descuento.

“Perder así ha sido muy cruel”, dijo el antiguo central valencianista sobre el gol del local Jonas, en el minuto 93. “En un saque de banda a nuestro favor, el árbitro nos dijo que sacáramos rápido y cuando el defensa se alejó de la banda para que sacara un compañero, un jugador del Valencia cogió el balón y sacó”, se quejó el técnico. Las consecuencias fueron decisivas. De una posesión que debía ser visitante y acabó siendo local nació el 2-1.

Así ocurrió todo. El árbitro había señalado un fuera de banda a favor del Valladolid en la zona del extremo izquierdo de su ataque. Como sus jugadores, perdiendo tiempo, no iban a sacarla, lo hizo uno del Valencia, el lateral portugués João Pereira, ante el sorprendente permiso del árbitro. La acción acabó en un centro que cabeceó a gol Jonas en el minuto 93. “No lo he visto; no creo que sea tan importante”, replicó el técnico del Valencia, Ernesto Valverde.

“No sentí el apoyo del público”, se quejó Jonas tras el encuentro en referencia a los silbidos de la grada contra él antes de marcar. Después del gol, Jonas se puso la mano en la oreja para expresar su malestar con esa parte de la hinchada tan crítica con su juego.

Sobre la dimisión de Manolo Llorente como presidente del club el pasado viernes, el entrenador del Valencia, Valverde, no aclaró si va a ser determinante o no sobre su renovación por el club de Mestalla. "A todos nos gusta más la estabilidad, pero esto de cambio de presidente no pasa solo en el Valencia. Hay un vacío de poder, pero todavía no se ha decidido nada". Al dimitir Llorente, el club queda en manos de los patronos de la Fundación, gente afín al vicepresidente de la Generalitat, José Ciscar. Uno de ellos será el próximo presidente.