A la medida de Ibrahimovic
El PSG se esmera en mimar en todos los aspectos a un delantero tan letal frente a la portería como voluble antes los reveses
“El Barça es el mejor equipo del mundo y probablemente el mejor de todos los tiempos”, concedió ayer Zlatan Ibrahimovic (Malmö, Suecia; 1981). Pero ese equipo no estaba hecho a su medida ni giraba a su alrededor, pecado capital para un delantero que impone alimentar tanto su remate como su ego. Una exigencia que, sin embargo, se cumple a rajatabla en el PSG, que le mima desde las palabras a las alineaciones, desde los gestos al juego, sabedores todos de que cualquier contratiempo que le incomode desata una tormenta solo apaciguada con goles.
“El Barcelona, como Messi, es el mejor del mundo y quizá de la historia”, dice Ibra
Tras imponerse al Montpellier esta semana, Ancelotti le aguardó en la puerta del vestuario. “¡Bravo Ibra, bravo Ibra!”, le soltó al tiempo que le tendía la mano para agradecerle el pase del gol definitivo. Una tónica que se repite cuando el técnico —hábil porque ya lidió con el veleidoso y acaparador carácter del presidente del Milan, Berlusconi— se pronuncia sobre el kilométrico punta (1,95 metros). “Es un animal competitivo; su deseo de ganar nunca se apaga”, dice unas veces. “Estoy enfadado con él porque me prometió 20 goles a mitad del curso y se ha quedado en 18”, bromea en otras ocasiones. “Uno de los mejores del planeta”, le define siempre. Y ayer agregó: “Es difícil frenar a Messi, pero también al Barça le será complicado bloquear a Ibra”. Piropos a Zlatan, que quiere que todo esté en orden, en su orden.
Algo que en Les Camps des Loges, ciudad deportiva del PSG, aprendieron rápido. Resulta que en uno de sus primeros entrenamientos, no midió una entrada sobre Nené, a quien tenía enfilado. “Quiero el número 10… Espero que el club me haga feliz”, aseguró al fichar. Deseo, sin embargo, que le negó el brasileño, dueño del dorsal. Pasados seis meses, Nené está en Catar (Al-Gharafa) e Ibra es el 10 en la Ligue 1, toda vez que en la Champions sigue con el 18 porque no se puede cambiar con el torneo en marcha.
El delantero sueco ha marcado 22 de los 27 tantos del curso con un solo toque en la definición
Excelente en la definición, Zlatan capitaliza el ataque del PSG, que se despliega con un 4-2-3 e Ibra, punto final de cualquier jugada colectiva. Y no falla a su exigencia, hasta el punto de que sus redes equivalen a 30 puntos en lo que va de curso. “Es un jugador arrogante y se queja mucho, pero cuando te grita, se hace entender en cualquier idioma”, desveló hace unos días su compañero Lucas Moura, que se corrigió después: “Hace eso para ganar, para lograr su objetivo”. Que es el gol.
El sueco, corpulento y más incisivo en el remate que en el regate, ha autografiado 27 goles este año (25 en la Liga; 2 en Europa) y todos menos dos han sido desde dentro del área. Aunque no le importa por dónde le llegue el balón —“tiene un físico imponente, rápido y ágil, pero prefiere rematar con los pies que con la cabeza [solo contabiliza un gol en esa suerte]”, señalan desde el Barça—, dado que 11 asistencias han sido desde los costados y ocho, por dentro. Del mismo modo, el PSG acumula siempre más posesión que sus rivales, pero a Ibra le va mejor el contragolpe, pues así llegaron el 52% de sus dianas, sin contar las ejecuciones a balón parado, dos faltas y cuatro penaltis. “Se desenvuelven muy bien a la contra”, admitió Jordi Roura, segundo entrenador azulgrana.
Quizá eso explique también que 22 de los 27 tantos de Zlatan se resuelven a un toque (81%), por solo cuatro con dos puntadas (control y chut) y uno, con tres. “Sus controles son letales y te arma el disparo en un segundo. Pero anticiparse a sus movimientos es complicado porque protege muy bien el balón”, cuenta Piqué. “Es difícil pararle, pero debemos confiar en nuestros defensas, que ya han salido victoriosos de sus duelos en otras ocasiones”, advierte Villa. “Que esté delante no nos afectará en nuestra forma de jugar, pero seguro que nos va a complicar la vida”, matiza Roura. Y añade Busquets en Le Parisien: “Es un futbolista enorme que, es verdad, no fue capaz de dar lo mejor de sí mismo en el Barça porque el técnico puso a Leo por el centro”. Pasado el tiempo, sin embargo, Ibra reconoció: “Messi es el mejor jugador del mundo. Al Balón de Oro le tendrían que poner su nombre; ganará muchos más. No sé si es el mejor de la historia, cuando acabe su carrera lo valoraremos”. Pero la llegada de Messi al eje delantero fue el origen del problema y final de Ibra como azulgrana. Nada nuevo puesto que le salen sarpullidos ante los reveses, orgulloso ante todo. “En el Barça, actuaría de la misma manera porque es mi personalidad, yo soy así”, terció.
Ancelotti: “Es difícil frenar a Messi, pero para ellos también lo será bloquear a Zlatan”
En el Ajax, su técnico Ronald Koeman lo tenía claro: “Zlatan viene del Malmö, donde jugaba con un 4-4-2 siempre, y le cuesta adaptarse al 4-3-3. Hay que trabajar los movimientos ofensivos y su disciplina”. En la Juve, aunque tuvo sus más y sus menos con la afición, dejó un buen poso hasta que firmó por el Inter, cuando le recibieron con una hiriente pancarta —Ibrahimovic? maldito gitano— por la que fueron sancionados. Del Barça [el fichaje más caro de su historia, 65 millones] se recuerda entre otras cosas sus pocas ganas de celebrar la Supercopa, días antes de irse, cuando no se puso la camiseta azulgrana. Como rossoneri también puso en duda jugar con extremos —“se puede perder de muchas maneras, pero esto es inaceptable”, se lamentó— y en el PSG, además de su rifirrafe con Nené o las palabras de Moura, tras vencer recientemente al Nancy, expresó: “No entiendo por qué la afición es tan exigente si anteriormente no tenía nada”. Deslices que en París no se tienen en cuenta.
Empecinado Zlatan en levantar la Orejona, reto que se le ha negado sistemáticamente, el PSG se desvive en agasajarlo. Fue presentado en la tienda oficial del club próxima a los Campos Elíseos, cobra 15 millones netos por año —récord de la Ligue 1— y tiene el equipo que siempre deseó, el que gira alrededor de su pie talla 47. Hoy, se bate con el Barça gracias a que la UEFA le ha rebajado la sanción tras una entrada fea pero sin contacto frente a Guardado, del Valencia. “Solo intenta alcanzar el balón, pero como es grande y tiene una etiqueta injusta, le sacaron la roja”, protestó Leonardo, el director deportivo parisino. “No la entiendo de ninguna de las maneras”, añadió Ancelotti. Que nadie toque a la otra Torre Eiffel.
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