En todas partes cuecen habas
Un informe gubernamental de Australia evidencia que el dopaje en el deporte también ocurre en el mundo anglo-americano
Coincidiendo con el juicio de la Operación Puerto, en Australia una comisión gubernamental de investigación criminal hizo público un informe que revela el gran problema del dopaje en el país y sus vínculos con el crimen organizado, implicado tanto en la distribución y venta de productos dopantes como en el amaño de competiciones. Este informe, y también el publicado unas semanas antes por la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA), pone de manifiesto la gran mentira anclada en el mundo anglo-americano de que el dopaje en el deporte es algo que solo ocurre en otras partes, por ejemplo en países europeos como España o en deportes como el ciclismo.
A pesar de este informe, la directora de la Agencia Australiana Antidopaje (ASADA), Aurora Andruska, continuó diciendo a los medios de comunicación que los deportistas australianos son más íntegros moralmente y menos predispuestos a doparse que los de otros países. Esta proclamación se asemeja letra por letra a las que durante los últimos años han efectuado los medios ciclistas anglófonos. En un mundo deportivo aún sacudido por el caso Armstrong y después de conocerse el informe australiano, la repetición de este discurso retórico por parte de Andruska aparece en ligera contradicción con la realidad.
España es el único país que busca atajar el dopaje desde su origen y su fuente
Reaccionando al informe de su policía, en Australia diversos personajes implicados en la lucha por un deporte más limpio han concluido que su mera existencia demuestra que el mundo anglosajón se enfrenta al problema del dopaje de una manera mucho más efectiva que los españoles. Y esto lo afirman a pesar del hecho probado de que España es el único país que busca atajar el dopaje desde su origen y su fuente. Con sus investigaciones centradas en el tráfico y la distribución de productos dopantes, como la Operación Mamut y la Puerto, la Guardia Civil ha revelado la importación ilegal de productos como el IGF-1 del laboratorio GroPep (Adelaida), establecido con una subvención del Gobierno australiano. Además, en España se ha afrontado el dopaje más como un asunto de salud pública y de un sistema de corrupción que como el producto de los errores morales o pecados de unos cuantos deportistas. Y en vez de aplaudir esta determinación española, los críticos en Australia y otros países, se han dedicado a condenar públicamente los que ellos denominan ímprobos esfuerzos del Gobierno y la Justicia españoles para tapar los nombres de la Operación Puerto. Sin embargo, esta gente tan dispuesta a señalar con el dedo a otros países, se calló cuando la primera ministra australiana, Julia Gillard, se negó a hacer público el informe completo de la comisión de investigación (con nombres de los deportistas y de los clubes implicados).
El problema para el Gobierno australiano es que se sabe que el informe no refleja más que la punta del iceberg. El Gobierno y la ASADA intentan controlar la información, pero no han podido ocultar la crisis que están sufriendo las dos principales Ligas profesionales australianas (la de rugby y la de fútbol australiano, NRL y AFL). Dada la preocupación de que puedan ser suspendidos por dopaje muchos jugadores de la AFL, el presidente de la misma ha tenido que salir públicamente a calmar a la opinión pública asegurando que la Liga comenzará en las fechas señaladas. Para empeorar aún más las cosas, la radio nacional australiana ABC ha sugerido la ocultación de una investigación subvencionada por el Gobierno en la que se demuestra el dopaje a nivel institucional llevado a cabo por un deporte olímpico. Uno de los documentos refleja una actitud de “no hagas preguntas” que suena extrañamente similar a las historias que se conocen de la vieja Alemania del este y su sistema de dopaje de Estado. Otros incluyen manifestaciones de deportistas becados en el Instituto Australiano del Deporte (su centro de alto rendimiento), que señalan que eran tratados como conejillos de Indias con sustancias para mejorar su rendimiento que, en muchos casos, tuvieron efectos adversos para su salud. Declaraciones de ese tipo son muy parecidas a las efectuadas por el exciclista Martin Vinnicombe sobre su pasado en el AIS en los años 80 y 90.
Aunque el informe completo de la comisión de investigación se mantenga secreto, una cosa segura sí que sabemos, y es que cuando se habla de dopaje, en todas partes cuecen habas y el mundo anglosajón ha señalado equivocadamente con el dedo a quien no debía.
Martin Hardie es profesor de Derecho en la Universidad de Deakin (Australia).
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