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Mal Valencia, peor Ibrahimovic

El PSG barre en el primer tiempo, pero un gol de Rami y la expulsión del sueco dejan abierta la eliminatoria (1-2)

Ibrahimovic, expulsado en el último suspiro.
Ibrahimovic, expulsado en el último suspiro.Juan Carlos Cárdenas (EFE)

El Valencia se estrelló dos veces contra el mismo muro: un rival de entidad que lo espera, lo anestesia y lo mata a la contra. Como el Madrid en Liga hace dos semanas, el PSG repitió en Mestalla. A pesar de estar advertido Valverde, el resultado fue parecido. Sobre todo por una primera parte desastrosa del Valencia en la que le dio al PSG todas las ventajas imaginables para sentenciar. Rectificó Valverde en la segunda, con Valdez y Canales, siendo más vertical y punzante, negados sus delanteros ante el gol, que lo convirtió el central Rami, el mejor de los valencianistas. Ante sus compatriotas, el francés lució su enorme potencia física: primero secó y desquició a Ibrahimovic, expulsado en el último suspiro por una plancha, y después alivió con su gol la derrota valencianista ante la vuelta dentro de dos semanas en París.

A pesar de su colosal nómina de estrellas, al PSG no le importa que lo dominen. Más bien al contrario. Está encantado de que así sea. Cede el balón y el campo, pacientemente, a la espera de que el rival se derrote contra sus siete defensores, los cuatro zagueros y los dos mediocentros. Ahí Verratti destacó varios cuerpos sobre todos los demás. El joven medio procedente del Pescara, il vice Pirlo,como lo conocen en Italia, dictó una lección a la hora de recuperar y armar el contragolpe. Es pequeño y compacto, con un punto de agresividad desconocida para el mediocentro del Juventus. Pero parecida claridad en el reparto del balón. A partir de ahí, los cuatro de arriba son puro talento. A la derecha, Lucas Moura, un cohete con un aire a Theo Walcott, el extremo del Arsenal. Sus arrancadas y cambios de ritmo quebraron la resistencia de Guardado, que levantó la bandera blanca. A la izquierda, Pastore, más metido hacia adentro y más intermitente, sí, pero cada vez que encendió la luz… gol: dio el primero a Lavezzi en un pase de tacón y remató el segundo tras un servicio de Lucas Moura. Lavezzi, efectivamente, es el efecto sorpresa. Le sobra olfato y agresividad para aparecer por donde no se le espera. Al mando de las operaciones, Ibrahimovic, el enorme delantero sueco, una figura casi paternal, por la superioridad con la que se mueve y reparte juego desde su posición de delantero de referencia.

Valencia, 1; PSG, 2

Valencia: Guaita; João Pereira, Rami, Ricardo Costa, Guardado; Parejo, Tino Costa; Feghouli (Jonathan Viera, m. 83), Banega (Canales, m. 46), Jonas (Valdez, m. 46); y Soldado. No utilizados: Diego Alves; Víctor Ruiz, Albelda y Piatti.

París Saint-Germain: Sirigu; Jallet, Alex, Sakho, Maxwell; Lucas Moura (Chantõme, m. 53) Maituidi, Verratti, Pastore (Armand, m. 88); Lavezzi (Ménez, m. 76) e Ibrahimovic. No utilizados: Douchez; Camara, Gameiro y Van der Wiel.

Goles: 0-1. M. 10. Lavezzi. 0-2. M. 42. Pastore. 1-2. M. 90. Rami.

Árbitro: Paolo Tagliavento (Italia). Amonestó a Verratti y João Pereira. Expulsó a Ibrahimovic (m. 92).

Unos 45.000 espectadores en Mestalla.

El Valencia hizo mal todo lo que podía hacer mal en la primera parte: empecinarse en entrar por el centro, jugar al pie y a cámara lenta, defenderse con laxitud ante algunos de los mejores delanteros del planeta… La elección de Jonas fue un fiasco. La banda izquierda se convirtió en un punto ciego. El brasileño se iba al centro a enlazar con Banega, Tino y Soldado. Sin un desmarque de ruptura, abusando del pase en corto, a ninguna parte. Valverde lo sustituyó por Valdez en el descanso. También retiró a Ever Banega, a quien Verratti, robándole dos veces la cartera, había dejado en evidencia. Hasta Guaita se tragó el segundo tanto por entre las piernas.

El público agradeció ambos cambios. Tenía ganas de ver a Canales y de aplaudir a Haedo Valdez, autor del gol en el descuento de hace tres días en Balaídos. El Valencia probó un juego más directo que al menos alborotó a la zaga parisina. Y cuando la pelota la manejó Canales dio la sensación de poder suceder algo. Pero en eso se quedó: cuando conducía, levantaba la cabeza y no surgía nadie al desmarque. Uno como los que tira Lavezzi, que recogió un pase largo de Verratti y le perdonó el tercer gol a Guaita con una vaselina frustrada. Algunos de los centros curvados de Canales invitaban a un cabezazo pleno de Soldado de no haber sido por que la pareja de centrales franceses, Sakho y Alex, lo tuvo esposado toda la noche. Y cuando Valdez se escapó de ellos, erró en el remate. Solo Rami animó a la hinchada en el último momento. Primero con una cabalgada que fue dejando cadáveres franceses tirados por el campo. Después con un remate en el aire a un centro de falta de Tino Costa. Y de paso acabó por desquiciar a Ibrahimovic, expulsado con roja directa por pisar a Guardado, una demostración de la mala cabeza del delantero sueco. Con la eliminatoria a favor y a falta de unos segundos, se hizo expulsar y no estará, como mínimo, en la vuelta de los octavos.

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