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Geromel salva el estreno de Manzano

El Mallorca empata (1-1) en el descuento ante Osasuna, que no supo guardar un triunfo que tenía en el bolsillo

Rafael Pineda
Geromel celebra el gol que ha marcado.
Geromel celebra el gol que ha marcado.MIQUEL BORRAS (DIARIO AS)

Un gol de Geromel en el minuto 92, con los aficionados casi abandonando el estadio Iberostar, salvó el estreno de Gregorio Manzano en el banquillo del Mallorca. Un remate de cabeza a pase de Aouate que dio oxígeno a un equipo roto, excesivamente golpeado a un cuarto de hora del final, cuando Lolo dio ventaja a Osasuna en su primer disparo a puerta en toda la segunda mitad. El empate puede considerarse justo, ya que Osasuna, aunque fue mejor en muchas fases del encuentro, careció de oficio para defender un triunfo que tenía en el bolsillo y que dejó escapar en una acción defensiva fallida de sus centrales. Rubén y Flaño dejaron botar el balón en el área en un golpeo a la desesperada del meta rival. Geromel se aprovechó bien del error. En realidad, Osasuna se llevó el punto que siempre buscó, mientras que el Mallorca puede lamerse las heridas y salir algo triunfante del encuentro, sentenciado como estaba en su contra con el gol de Lolo.

MALLORCA, 1; OSASUNA, 1

Malllorca: Aouate; Hutton (Hemed, m. 46), Nunes, Geromel, Luna; Pina, Javi Márquez (Tissone, m. 82); Nsue, Giovani, Pereira; y Víctor (Alfaro, m. 67). No utilizados: Calatayud; Anderson, Martí y Kevin.

Osasuna: Andrés; Marc Bertrán, Rubén, Flaño, Damià; Lolo (Arribas, m. 88), Silva, Oier; De las Cuevas (Cejudo, m. 69), Nino y Armenteros (Loé, m. 85). No utilizados: Ricardo; Arribas, Kike Sola y Llorente.

Goles: 0-1. M. 76. Lolo marca a la salida de un córner sacado por Cejudo. 1-1. M. 92. Geromel se anticipa de cabeza a Andrés. 

Árbitro: Pérez Montero. Amonestó a Lolo (conlleva suspensión), Pina, Silva, Geromel, Damià y Tissone.          

 Iberostar. Unos 12.000 espectadores.

Como suele ocurrir cuando se enfrentan dos equipos en una delicada situación clasificatoria, afloraron los nervios al mismo tiempo que el buen fútbol solo se servía a cuentagotas, con goles producto de dos errores defensivos de grueso calibre.

Ardua tarea la que le queda a Gregorio Manzano en el Mallorca. El veterano técnico tiene por delante no solo la misión de reanimar a un equipo muy tocado en lo futbolístico, sino también hacerlo en un ambiente en contra, el de su propia afición, y con unos futbolistas con la autoestima por los suelos.

Tan aturdido está el conjunto isleño que la tópica reacción que provoca en un grupo el cambio de entrenador apenas si se dejó ver en el choque frente a un rival directísimo en la pelea por la permanencia. Si acaso, en un débil ímpetu inicial que provocó que el Mallorca sacara cuatro saques de esquina en los primeros 10 minutos. Todos sin remate, mal sacados, casi sin alma.

Osasuna, muy reforzado en el centro del campo, donde Silva, fichaje de invierno, impone cierto criterio, tampoco terminó de soltarse. Interesado siempre en el empate, con Nino como delantero centro, se esforzó más en controlar el partido que en romperlo en busca del gol. El ficticio dominio del Mallorca se pudo quebrar a los 17 minutos, cuando Pérez Montero dio gol en un remate de Rubén para, a continuación, anular la jugada por falta del central a Aouate, que regresaba tras su lesión. Tan decaído está el Mallorca que sus jugadores apenas protestaron la acción, resignados a su mala suerte. Ni Pina ni Javi Márquez supieron imponer el ritmo necesario para su equipo.

Los de Manzano solo respiraron en alguna carrera de Luna o en alguna aparición de Giovani

Los de Manzano solo respiraron en alguna carrera de Luna o en alguna aparición de Giovani, el único futbolista que tiene con cambio de ritmo. La tuvo Nino, a los 25 minutos, pero Aouate reaccionó bien. Tan soso como el propio partido fue el desmarque de Giovani, a dos minutos de descanso, en la mejor ocasión del Mallorca. El mexicano lo vio tan fácil que se olvidó de Flaño, que le molestó lo justo para que su disparo, con todo a favor, se fuera muy lejos de la portería de Andrés. La jugada reflejó el actual estado del Mallorca, triste y sin confianza. Mientras, a Osasuna le faltaba siempre una pizca de atrevimiento, contento con su puntito. Parecía imposible que pudiera hacer un gol.

Consciente de que tenía que agitar el partido, Manzano le dio la vuelta a su equipo cambiando al lateral derecho, Hutton, por Hemed. Una revolución táctica que alteró el ánimo del Mallorca, más dinámico, mejor posicionado y con más posesión de balón. Hemed agradeció la confianza de Manzano con una carrera que no acabó en gol por poco y Pereira, más entonado por la derecha, se inventó un disparo que desviado por Rubén a punto estuvo de entrar en la meta de Andrés. Más peligroso fue el remate de Hemed al palo. El Mallorca ya había merecido el gol, pero se encontró con un bofetón inesperado, el golpe que suele acompañar a los equipos al borde del abismo. Un saque de esquina muy bien lanzado por Cejudo lo remató Lolo en el área pequeña sin oposición. Osasuna marcó en su primer remate a puerta de todo el segundo tiempo y sumió al Mallorca en el desconcierto. El equipo navarro, con todo a favor, no supo jugar los minutos finales y le devolvió el favor a su rival. El gol del empate, en el descuento, provocó, a buen seguro, que Mendilibar se tirara de los pelos en el palco, desde donde vio a su equipo al estar sancionado.

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