Puerta grande en Miribilla
El Madrid tumba al Bilbao (74-94) con una faena coral encabezada por Llull con 21 puntos, y sin Rudy
La torería del Madrid no tiene límites y le permite ejecutar faenas de puerta grande incluso en las plazas en las que antes salía entre almohadillas. La jindama ha dado paso a un poderío abrumador ante el que sucumbe cualquier oponente por aguerrido que parezca. Miribilla no fue una excepción. Allí donde los blancos habían firmado su rendición en la pasada Euroliga y en las semifinales ligueras de hace dos años, los de Laso reafirmaron a lo grande su liderato. 21 puntos de Llull, 17 de Mirotic con 7 rebotes, 13 más de Sergio Rodríguez, nueve capturas de Suárez y así hasta el 74-94 final de una máquina que no se resintió ante la baja por lesión de Rudy. Un golpe en la mesa que remienda pasadas afrentas y dispara expectativas a una semana de la Copa.
Atendiendo a la fama del juego interior de su rival, Laso pertrechó su quinteto inicial con sus dos torres más altas: Hettsheimeir y Begic. El plan le funcionó a la perfección al técnico madridista puesto que el esloveno fue el primero en adueñarse de la pintura y, con cuatro puntos, dos rebotes y una falta personal con la que cargó a Hamilton, lanzó la puesta en escena de los blancos con un parcial de 0-9. Un anticipo de lo que iba a ser el choque.
Katsikaris repasó entonces la lección, apretó las tuercas y recurrió a Raúl López para solventar el desgobierno de sus fichas. Al compás que comenzó a marcar el base, los hombres de negro aterrizaron en el parquet y, con Hervelle como estilete, devolvieron el golpe y el parcial (10-0) elevando la intensidad de un pulso con muchas cuentas pendientes.
UXUE BILBAO 74 - R. MADRID 94
Uxue Bilbao Basket: Zisis (8), Vasileadis (6), Mumbrú (5), Hervelle (21) y Hamilton (15) -cinco inicial-; Raúl López (5), Pilepic (4), Grimau (4), Moerman (2) y Rakovic (4).
Real Madrid: Draper (3), Llull (21), Suárez (8), Hettsheimeir (8) y Begic (8) -quinteto inicial-; Rodríguez (13), Carroll (-), Mirotic (17), Reyes (12) y Slaughter (4). Parciales: 16-20, 35-43 (descanso); 54-69 y 74-94 (final).
Árbitros: Bultó, Perea y Pérez Niz. Eliminaron por cinco faltas personales al local Zisis (min.37).
10.014 espectadores en el Bilbao Arena de Miribilla.
La mañana anunciaba batalla y Felipe Reyes no tardó en saltar a la pista. Sus puntos y su trabajo, unidos al despliegue de Carlos Suárez, propiciaron que el Madrid se hiciera con los mandos y con el ritmo. Entre ambos compensaron el martillo de Hervelle y los rebotes de Hamilton (seis de los 13 de su equipo al descanso) y comenzaron a hacer camino en ataque a la espera de que despertara el perímetro blanco. Bastaron las aportaciones episódicas de Llull y Sergio Rodríguez y la clase de Mirotic para que el líder estirara la cuerda (18-29, m. 13).
La solidez y el ritmo de los de Laso no entienden de festivos y los blancos disparan su competitividad de manera directamente proporcional a los guarismos de su cuentakilómetros. Miribilla no admite de rendiciones prematuras y del 37-48 del minuto 22 se pasó en un santiamén al 44-48 en apenas dos minutos. El Bilbao recurría a los arrebatos para compensar la intensidad del Madrid y calentar el ambiente, pero no les llegaba el repertorio para atajar los recursos del líder.
Sin Pocius y con Rudy reservado entre algodones por su golpe en la Euroliga, la rotación de Laso apenas se resintió. Dos triples de Hettsheimeir y otro de Mirotic pusieron en valor la versatilidad del rodillo blanco que, sin grandes sofocos, volvió a firmar otro estirón (48-58, m. 27). No se detuvo ahí el Madrid. Aprovechando la desazón del Bilbao en su persecución estéril, los de Laso rompieron el partido en otra exhibición coral. Certeros en el tiro, dueños del rebote y con seis jugadores por encima de los 10 puntos de valoración, el líder iba incrementando su anotación con una cadencia incontenible. 20 puntos en el primer acto, 23 en el segundo, 26 en el tercero…hasta derretir a cualquier oponente (52-67, m. 29)
No hubo noticias de Mumbrú y Raúl López perdió pronto el hilo; solo Hervelle y Hamilton sumaban ante un equipo inabarcable capaz ahora de dejar helada cualquiera de las calderas en las que antes sucumbía. Los Sergios cogieron la batuta y Miribilla también claudicó ante un líder mayúsculo.
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