Dos diamantes entre el cuarzo
Rakitic, desde 40 metros, y Negredo, de tacón, dan el triunfo al Sevilla (2-1) ante el abnegado despliegue del Rayo
El oficio sin ideas ganó a la audacia sin puntería. Con más gol que juego, el Sevilla superó el abnegado despliegue del Rayo para proseguir su escalada contrarreloj en la tabla. A la espera de que aparezca la vistosidad, el conjunto de Emery se ha hormigonado a base de orden e intensidad para alcanzar una compostura que le permite, momentáneamente, ampliar su horizonte tras un periplo de ajetreos. Un gol de Rakitic, desde 40 metros, y otro de Negredo, entre la espuela y el tacón barnizaron de arte un partido de lija gorda. Dos diamantes entre el cuarzo.
Se enfrentaban en el Pizjuán dos equipos con los papeles cambiados. Como si cada uno estuviera viviendo la vida del otro, los sevillistas andaban con estrecheces, y sofocos en el semisótano clasificatorio mientras que el Rayo ocupaba unos de los lujosos pisos superiores con vistas a Europa. Igual de paradójica fue su actitud sobre el césped donde los de Emery jugaron con la ansiedad del que mantiene una deuda con sus expectativas y los rayistas con el descaro y el aplomo de quien ha acumulado fortuna desde la humildad.
Sevilla, 2 - Rayo Vallecano, 1
Sevilla: Beto; Cicinho (Coke, m. 43), Fazio, Spahic, Fernando Navarro; Medel, Kondogbia (Maduro, m. 73); Navas, Rakitic, Reyes (Manu del Moral, m. 70); y Negredo. No utilizados: Julián; Botía, Stevanovic y Babá.
Rayo Vallecano: Rubén; Tito, Amat, Gálvez, Casado; Javi Fuego, Trashorras (Adrián, m. 87); José Carlos (Vázquez, m. 78), Chori Domínguez, Lass; Delibasic (Leo Baptistao, m. 60). No utilizados: Cobeño; Jordi Figueras, Arbilla y Nono.
Goles: 1-0. M. 47. Rakitic. 1-1. M. 51. Chori Domínguez, de penalti. 2-1. M. 54. Negredo.
Árbitro: Muñiz Fernández. Expulsó por doble amarilla a Rakitic (m. 92). Amonestó a José Carlos, Fernando Navarro, Gálvez, Spahic, Tito, Fazio y Lass.
Unos 40.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.
Así gestionaron el tanteo inicial, con Delibasic y Lass poniendo a prueba las prestaciones del recién llegado Beto al tiempo que Reyes y Navas confundían la velocidad con la prisa cada vez que se asomaban al balcón del área rival. Con dos pizarras frente al espejo, el duelo de dobles parejas convirtió el trámite del juego en una sucesión de retos parcelados que casi siempre caían del lado de los visitantes gracias fundamentalmente a la brújula de sus dos pivotes. Javi Fuego y Trashorras mezclaban con la arquitectura ofensiva de los de Jémez y adelantaban las filas del Rayo mientras que Medel y Kondogbia eran apenas un remiendo al dique de contención del Sevilla.
Las ocasiones eran un timorato intercambio de balas de fogueo hasta que la aplicación del conjunto vallecano flaqueó en dos contragolpes que alteraron los biorritmos del encuentro. Dos balones filtrados a la espalda de los centrales que dejaron a Negredo a campo abierto ante Rubén. Tras la protocolaria galopada, el delantero tramitó la resolución de ambas oportunidades con dos sutilezas imperfectas. Dos vaselinas inconclusas que no alcanzaron la línea de gol. No llegó el premio, pero el Sevilla, hasta entonces sin plan, descubrió la fórmula para destartalar a su enemigo.
Habían tomado nota para explotarla en el segundo tiempo, pero cuando los parroquianos ya comenzaban a desenvolver el bocata lo intentaron de nuevo, sobre el pitido del descanso. Otro balón en largo superó la retaguardia rayista y, cuando Rubén llegó a zurcir el descosido, terminó por aumentar el desaguisado. El despeje del portero llegó manso a los pies de Rakitic tras un rebote que, desde unos 40 metros, mandó un globo directo a la red.
Desatadas las hostilidades, el Rayo rescató su espíritu respondón. A los cinco minutos de la reanudación, Fernando Navarro abrazó al Chori Domínguez en el área a la salida de un córner y el propio Chori remató, de penalti, el empate. Pero, como ya pasara en el primer tiempo, sin apenas acumular méritos el Sevilla devolvió el golpe. Navas y Coke sintonizaron sus carreras y el pase del lateral lo remató con clase Negredo. Entre el tacón y la espuela, el punta vallecano castigaba con otra genialidad a sus compatriotas, con más ideas pero menos pegada.
Recurrió Jémez a Baptistao para rearmarse, pero ni el punta brasileño, aun desafinado, ni el empuje romo de la segunda línea lograron superar a Beto. Bastó el oficio al grupo de Emery para enrocarse y guardar el botín a buen recaudo. El Pizjuán sigue siendo inabordable para el Rayo con 17 derrotas y dos empates en 19 visitas. Emery sigue invicto en la Liga con el Sevilla con siete puntos de nueve posibles.
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