Messi no bebe en Copa
Leo asiste a Cesc en el gol, pero sigue sin marcarle al Madrid en el torneo copero
El Barcelona llegó poco antes de las ocho de la noche al Bernabéu y media hora más tarde, Messi y sus chicos asomaron por el césped, siempre hostil, siempre majestuoso. Le gusta a La Pulga brincar por estos lares, a la orilla de la Castellana, pero pocas veces como anoche se sintió más incómodo, especialmente durante el primer tiempo, cuando buscó sitio y no lo encontró. Pero si no pareció metido en faena, si por una vez no decidió el partido con su gol, lo hizo con su picardía, al robarle la cartera a la zaga blanca en la jugada que concluyó con el gol de Cesc. A su manera, siempre presente, Messi protagonista, aunque menos de lo que acostumbra en Madrid, aunque solo fuera porque quedó patente lo mal que cae en el Bernabéu.
Si no se lució la estrella, apareció anoche el equipo. Mandó mucho y siempre Xavi, dueño y señor de los tiempos, que además remató como nadie: una vez al larguero, en saque de falta, otra con Diego López batido que sacó Varane. Se impuso Busquets, corrieron Alba y Alves arriba y abajo y cuando caracoleó Iniesta, crujió a la medular blanca y se iluminó el partido porque se saltó todas las líneas; y por mucha anticipación de Puyol y Piqué y mucho trabajo de Pedro, por mucho que se metió entre líneas Cesc, Messi no encontró espacios; y cuando los buscó, el Madrid fue rápido al pararle con faltas que le privaron de meter la quinta velocidad.
Llegó Messi al Bernabéu camino del histórico récord de Di Stéfano, el hombre que más goles ha marcado en los clásicos: 18. Di Stéfano estuvo en el Madrid desde la temporada 1953-1954 hasta la 1963-1964. Messi, que debutó con el primer equipo del Barcelona en la temporada 2004-2005, sumaba 17 goles en 22 partidos ante el Madrid y se fue del Bernabéu como llegó: seco en la Copa. El rosarino no le ha marcado ningún gol al Madrid en la competición del KO después de jugar cuatro partidos hasta la fecha, incluida la final de hace dos cursos en Mestalla. La Copa del Rey es el único torneo en el que se ha cruzado con los blancos y no ha firmado un gol. Messi ha marcado 8 goles en el Bernabéu.
Empezó de nueve más mentiroso que nunca y terminó el partido encarando a los centrales
Metido entre línas, siempre rodeado por tres o cuatro jugadores del Madrid, no logró plantarse en la boca de gol. Si no desencalló el partido con sus goles, tampoco se escondió y resultó decisivo en el duelo, aunque solo fuera porque suya fue la recuperación de pelota, en el minuto cuatro del segundo tiempo, que permitió a Cesc Fàbregas encarar a Diego López y batirle.
“Messi, Messi, subnormal”, le gritó, como de costumbre, la grada. Y Messi fue a lo suyo. Poco a poco, cada vez más metido en un partido que le llevó a tener más presencia cerca de la línea del medio campo que de la de gol.
Empezó de nueve más mentiroso que nunca y terminó el partido encarando a los centrales y, especialmente buscándole las cosquillas a Arbeloa. Se las encontró. También se las tuvo con Xabi Alonso. Se molestó porque Arbeloa y Xabi Alonso le tocaron la cara. La cosa no fue a más. Y hasta marcó un gol, que se le anuló por fuera de juego. Lleva 33 goles en la Liga y cuatro en la Copa. Pero ante el Madrid se quedó seco. El récord de Di Stéfano puede esperar. Messi no bebe en la Copa.
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