El ataque del Rayo supera al Getafe

Ni siquiera el frío y la humedad detienen el ánimo de un equipo que cree en su manera de jugar. Los elementos, no son en este aspecto enemigos del Rayo Vallecano de Paco Jémez, una mezcla de viento y tierra cuando pisa el área contraria con el balón de por medio. Atado a un estilo atrevido, que poco entiende de piernas y mucho de movimientos para encerrar al contrario, el Rayo pasó como un tornado ante el Getafe, que pronto sintió como los pies se le levantaban del césped y que nunca volvieron a posarse sobre un partido en el que acabó bien zarandeado.

Padeció la ventisca del veloz y habilidoso Lass, un torbellino descontrolado por la banda derecha, que pronto se sacó un autopase para plantarse a escasos metros de Moyá y reventar con un derechazo la portería del portero del Getafe. Fue la primera diana; una jugada del guineano que alteró el comportamiento de los azulones, incapaces de averiguar cómo vallar una parcela por la que no hacía más que asomarse el contrario.

Una apuesta arriesgada que ha mantenido dentro y fuera de Vallecas, como muestra de ese espíritu libre con el que comulgan jugadores como Baptistao y Piti, artífice de los otros dos goles del partido. El primero, tras empalmar de volea un centro de Javi Fuego desde fuera del área. Suave, colocado, sin sobresaltos. A la red. Y el segundo, tras un contragolpe ejecutado por Leo que le dejó en bandeja el doblete al capitán del Rayo.

Solo pidió la palabra el Getafe por medio del delantero Paco Alcácer, que marcó nada más saltar al campo. Sin preámbulos. Lejos de la tónica general de su equipo, al menos en este duelo. Sin embargo, además del ataque del Rayo, la mala boca condenó al Getafe con la expulsión de Míchel tras insultar a Baptistao, que le dio un golpe involuntario.

El duelo terminó como empezó, con el Rayo volcado al ataque, sin especular, porque eso no está en sus estatutos.