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El Málaga condena a Anquela

El conjunto de Pellegrini, con un gran fútbol, golea (4-0) a un Granada muy débil en ambas áreas y deja en la cuerda floja a su técnico

Rafael Pineda
Anquela da instrucciones en la banda.
Anquela da instrucciones en la banda.daniel pérez (EFE)

Con mucha más efectividad que juego, el Málaga se deshizo con solvencia del Granada, que acabó bajando los brazos porque jamás encontró premio a su partido, más que aceptable las tres cuartas partes del mismo, lamentable en su tramo final, donde se entregó como un corderito ante un rival que se lo merendó porque fue mejor donde realmente importa, en las áreas.

El Málaga recupera temporalmente la cuarta plaza, en espera de lo que haga el Betis hoy ante el Barcelona, y el Granada se hunde, lo que pone muchas piedras en el camino de Anquela. Su equipo no parece muerto y por momentos juega bien, pero no marca y es endeble en defensa. Así es complicado mantenerse en Primera. En el último cuarto de hora, el Málaga redondeó una goleada que pudo ser de escándalo. Las horas de Anquela están contadas y el equipo de Pellegrini recupera el aliento en la Liga con un festival de goles, sin necesidad siquiera de desplegar muchos de sus encantos.

MALAGA, 4 - GRANADA, 0

Málaga: Caballero; Jesús Gámez, Demichelis, Weligton, Monreal (Iturra, m. 46); Camacho; Portillo, Isco (Buonanotte, m. 73), Joaquín, Eliseu; y Saviola (Santa Cruz, m. 62). No utilizados: Kameni; Sergio Sánchez, Duda y Seba.

Granada: Toño; Juanma Ortiz, Diakhaté, Mainz, Siqueira; Mikel Rico, Iriney; Torje, Brahimi (El Arabi, m. 66), Dani Benítez (Jaime, m. 46); e Ighalo (Orellana, m. 80). No utilizados: Roberto; Lucena, Íñigo López y Angulo.

Goles: 1-0. M. 26. Joaquín. 2-0. M. 33. Saviola. 3-0. M. 74. Camacho. 4-0. M. 85. Santa Cruz.

Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Isco, Gámez y Monreal.

Unos 25.000 espectadores en La Rosaleda.

Fue un buen partido, de mucho ritmo, de muchos resbalones, alguno decisivo, como el de Diakhaté en el primer gol de Joaquín. Un duelo donde fueron los tantos los que hicieron justicia, por más que el Granada, jugándose la vida, y con Anquela en el alero, ofreció una imagen opuesta durante mucho rato a la de un equipo en trance de defunción. En el derbi regional, casi nada hizo mal el Granada, con un once muy renovado, pero fue mucho más equipo el Málaga. Simplemente porque la calidad de sus jugadores se traduce en goles.

No hay más que analizar los dos primeros tantos. Mientras los de Anquela habían cuajado una primera media hora encomiable, el Málaga, al que le tocó sufrir con Camacho demasiado solo en el centro del campo, soltó el brazo de manera tajante. Joaquín aprovechó un inoportuno resbalón de Diakhaté para batir con maestría a Toño, espectador hasta entonces. Un tiro a puerta igual a un gol. Cuatro minutos después, Gámez la enviaba al larguero. Siete después, una fantástica maniobra de Saviola acababa en gol. Tres disparos a puerta se habían traducido en dos goles y un larguerazo. Sin necesidad de que Isco, Joaquín o Eliseu realizaran su mejor juego, con Caballero haciendo paradas de todos los colores ante Ighalo y Torje.

Iriney, que estaba en todas partes, se lamentaba por la suerte de su equipo, tan valiente y rápido como inocente, padeciendo una enfermedad de complicada solución: la falta de gol. Al Málaga le fue mejor con Iturra en el centro del campo. El Granada seguía y seguía, sin encontrar jamás el gol, hasta que bajó los brazos. Un síntoma que entonces sí delató a un equipo donde el entrenador tiene ya poco que hacer. En esa desidia, Toño fue insuficiente ante la comodidad con la que le llegaron los futbolistas del Málaga. Buonanotte y Santa Cruz, recambios de Pellegrini, se empeñaron en seguir haciendo sangre y el encuentro acabó con una goleada dolorosa para el Granada. Sus aficionados, desplazados a La Rosaleda, volvieron a pedir la cabeza de Anquela. Lo habitual en estos casos en este mundillo.

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