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Centenario feliz

La IAAF celebra los 100 años de su fundación coronando a Usain Bolt como mejor atleta del año por cuarta vez

Carlos Arribas
Los atletas de la gala de la IAAF.
Los atletas de la gala de la IAAF.LLUIS GENE (AFP)

Terminado el acto, Ato Boldon, impresionante maestro de ceremonias, agarró el micrófono por última vez en la mañana. “Todos aquellos que hayan sido campeones olímpicos o mundiales, que suban al estrado para hacerse la foto del centenario”, reclamó. Y a su petición respondieron decenas de viejas glorias, algunos de los que han tejido la leyenda del atletismo, Coe, Juantorena, Kipketer, Keino, Snell, Zelezny, Beamon, Dillard, Pérec, Moses, Bubka, un español, Cacho, Kevin Young, Colin Jackson, Fosbury... Pero por encima de todos, por detrás de todos también, pues se quedó en la última fila, sobresalía, física, ya que era el más alto con diferencia, y figuradamente, la cabeza de Usain Bolt, que no es una vieja gloria sino un jovencito vivito y coleando, quien acababa de batir un récord más al ser el primero que recibía por cuarta vez el trofeo de mejor atleta del año otorgado por la federación internacional, la IAAF. Y todos cantaron, convencidos, el centenario feliz.

Pocos deportes podrían exhibir tal muestra de buena salud. La IAAF, que cumple 100 años y lo festeja en Barcelona, presenta para celebrarlo a todas las figuras que puede y las figuras actuales no solo resisten el desafío de los mitos de otros tiempos, sino que incluso los superan: sus gestas no palidecen en la comparación. Ni con los que posaron con ellos para la foto, ni con los ausentes Carl Lewis, Jonathan Edwards, Bannister, Bethy Cuthbert, Steve Ovett, Iolanda Balas, Jackie Joyner, Mike Powell, Gebrselassie, Viren, Koch... Ni con los muertos Nurmi, Owens, Zatopek, Bikila, Blankers-Koen, Oerter, Adhemar da Silva...

Las figuras actuales no solo resisten el desafío de los mitos, sino que incluso los superan

Lo mejor, podría decirse, está en activo. Y en la foto, con los viejos, no estaba solo Bolt, el jamaicano que devolvió al atletismo en Londres al centro mismo de los Juegos Olímpicos y que es capaz —hazaña no escasa para un tipo de casi dos metros— ponerse un traje de raya diplomática y hasta parecer casual, también estaba en el escenario David Rudisha, el keniano cuyo récord de 1m 40,91s, conseguido como front runner en la final olímpica de 800 metros, ya forma parte de lo más selecto de la historia al lado, por ejemplo, de los 8,90 metros de Bob Beamon en México 68, o al Roger Bannister que bajó de los cuatro minutos en la milla hace 58 años. Y estaba Aries Merrit, un joven estadounidense que ha dejado en 12,80s el récord mundial de los 110 metros vallas, rozando la perfección. Y también Allyson Felix, la velocista californiana proclamada mejor atleta de 2012 entre otras cosas, aparte de por su oro en los 200 metros de Londres, por encabezar junto a Carmelita Jeter el relevo corto de Estados Unidos que en la final olímpica batió un récord mundial fijado por las alemanas del Este en los tiempos de los anabolizantes.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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