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“El fútbol ya no es de la calle”

Jordi Quixano
Apoño, durante un entrenamiento del Zaragoza.
Apoño, durante un entrenamiento del Zaragoza.alfonso reyes (as)

Siempre tuvo al balón como amigo, sobre todo porque a veces era mejor eso que el escenario que lo rodeaba, en ocasiones conflictivo, otras peligroso. Y aunque también se perdieron la fe el uno al otro, al final todo salió redondo. Antonio Galdeano, Apoño –herencia de niño, cuando entonaba su nombre entre balbuceos- (Málaga; 1984) las ha visto de todos los colores para asentarse en el eje del Zaragoza. Algo, sin embargo, que hace poco no le privó del coscorrón verbal del técnico Manolo Jiménez, que tuvo en él a su jugador fetiche en el curso pasado, pero que le ha costado coger ritmo en este. “Es un genio, pero debe exigirse más”, señaló el entrenador.

Pregunta. ¿Le dijo eso Jiménez porque usted declaró ser más de partidos que de entrenamientos?

Respuesta. No lo sé… Pero es la verdad. Hay gente que no es de partidos y otra, al revés. Yo en los entrenamientos ando un poco despistado, soy perezoso y no lo hago con los cinco sentidos. Eso no quiere decir que me entrene mal, pero a veces toca el alma a alguno y me dice que ponga un poco más de tensión.

P. En los partidos, sin embargo, se muestra de lo más guerrero…

R. Sin mala leche no sería yo. Cada uno tiene lo que tiene de fábrica y eso no se puede cambiar.

P. Aunque en ocasiones ha tenido gestos poco deportivos. ¿Se arrepiente?

R. Sí, de alguna estupidez que otra. En el momento lo haces en caliente y crees que es lo mejor. Yo no me muerdo la lengua. Pero al enfriarte… Recuerdo una discusión con Ander Herrera y un encontronazo con Ewerthon [donde profirió insultos racistas]. Al acabar el partido, pedí perdón porque no debí escupir a uno ni meterme con el otro, por más que él hiciera lo mismo.

P. ¿Ya se ha aplacado?

R. Bueno, un poco los nervios. Tomé nota de los errores porque hubo un momento en el que me di cuenta de que no estaba bien.

P. Decían en su época del Málaga que no tenía buenos consejeros.

R. Nunca me he guiado por los malos consejos.

P. ¿Pero es verdad que su barrio, La Palmilla, es uno de los más conflictivos de Málaga?

R. Sí, siempre ha sido así. Pero es mi barrio y allí conozco a todo el mundo, que me quiere mucho. Además, en los últimos tiempos ha evolucionado mucho.

P. ¿Alguno de sus amigos acabó mal por las drogas o el alcohol?

R. Alguno sí. A veces las situaciones no son buenas ni favorables. Allí, los niños pequeñitos ven cosas que no deberían.

P. ¿Usted también tuvo escarceos con la mala vida?

R. No. La gente se extraña porque allí era fácil caer. Pero también tengo muchos amigos que como yo nunca han probado cosas raras. Yo preferí el balón.

P. ¿Y eso?

Hasta infantiles, jugué de portero, pero un día decidí que me aburría y le dije al entrenador que me pusiera de delantero"

R. Mis padres regentaban el bar de un campo de fútbol, por lo que no me quedó otra. Hasta infantiles, jugué de portero. Pero un día, como el equipo era bueno y apenas me chutaban, decidí que me aburría y le dije al entrenador que me pusiera de delantero. Debí de marcar goles porque ya no me puse más los guantes.

P. Pero su carrera se torció pronto, ¿no?

R. A los 19 años, dejé el fútbol seis meses para trabajar en techos desmontables. Hacía falta dinero. Pero un día me llamó un técnico que conocía del Málaga y me llevó al San Pedro, en Tercera. Y poco después ya estaba en el Marbella, en Segunda B.

P. ¿El fútbol es de pillos?

R. Antes sí que era de la gente de la calle. Ahora, ya no, se ha vuelto táctico. Aun así, los que marcan la diferencia son los chicos de barrio. Quizá porque saben lo que cuesta llegar.

P. ¿Messi es de barrio?

R. Messi es el número uno. Es muy difícil pararle y solo se consigue si lo hace el grupo entero.

P. ¿Así se le gana al Barcelona?

R. Eso es complicado porque es el equipo que mejor juega al fútbol en el mundo. Te tiene que salir una gran tarde y que ellos no estén acertados porque siempre tienen la pelota. Por eso es un partido en el que hay que correr y multiplicar los esfuerzos.

P. ¿Y no se aburre un jugador que necesita el balón ante el Barça?

R. Estos partidos revientan, sí. Corres detrás de ellos. Pero también es bonito por cómo lo hacen y creo que no es imposible batirles. Eso sí, hay que jugarles replegados pero no con la idea de estar encerrados desde el minuto uno. No veo otra idea. El Madrid, por ejemplo, hay veces que tampoco le juega de tú a tú.

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