Pilotos a precio de saldo
La crisis multiplica las desigualdades y hay corredores que llegan a pagar 500.000 euros por un sillín en la categoría de MotoGP
A Iván Silva, de 30 años y campeón español de Stock Extreme en 2011, le fichó el equipo Avintia para desarrollar su CRT, esas máquinas con motor de serie y chasis casero que conviven con las Honda y las Yamaha en MotoGP. Le bajaron de la moto tras la carrera de la República Checa, a finales de agosto, y ha recuperado su puesto este fin de semana en Motegi, circuito que asiste a un baile de pilotos pocas veces visto en el Campeonato del Mundo.
En pocos días se supo que Silva volvería a correr en vez del que había sido su sustituto durante solo dos carreras, David Salom; que Rolfo sustituiría a Pasini, también en MotoGP, y que en Moto2, en la que Torres corre en el lugar que dejó Elías en el equipo Aspar, Elías se cambiaría por Corti. Además, antes, en Moto3, Aspar sustituyó a Moncayo por Folger y a Faubel por Amato y Alex Márquez ocupó el puesto de Grotzkyj.
La presión de las empresas por lograr resultados es mucho mayor ahora que escasean los ingresos por patrocinio. En el Mundial conviven pilotos que cobran por su trabajo, otros que corren gratis y otros tantos que pagan por competir y, con los presupuestos muy justos, la mayoría de las decisiones deportivas responden a razones económicas.
Hay casos sintomáticos que dan una imagen del estado de salud del motociclismo, que no es ajeno a la crisis. Como el de Silva, que está en el Mundial con un sueldo fijo, pero que perdió su sillín ocasionalmente porque Salom prometió llevar ingresos al equipo. Mientras Silva cobra un sueldo de Avintia, su compañero Hernández, mejor clasificado en el campeonato, paga por correr. Silva tenía un sueldo anual de 40.000 euros como piloto del torneo español de velocidad y no habría podido llegar al Mundial sin cobrar —tiene una familia y una niña de año y medio— mientras que el colombiano, de 24 años, busca labrarse un futuro como piloto.
“Los equipos se aprovechan de la situación”, apunta uno de los consultados. En el Mundial, cuatro pilotos —Rossi, Lorenzo, Stoner y Pedrosa, por ese orden— cobran cifras astronómicas. Bautista, por ejemplo, ganaba hace cuatro años más que muchos pilotos de MotoGP en su época de 250cc y más de lo que él mismo ingresa ahora. Y su contrato podría renovarse a la baja para 2013. Pasini no dudó en protestar por el trato de su ya exequipo. “Me he quedado sin moto porque hay gente que sabe aprovecharse del dinero de los que hacen esto por pasión”, dijo. Su salida se debe a que en su contrato para correr en la categoría reina acordó aportar un dinero que llegaría a través de patrocinadores y que el equipo nunca ingresó. Algo parecido al acuerdo que firmó Ricky Cardús con el equipo de Arguiñano en Moto2, si bien él conserva su puesto. Claro que, cuando se lesionó y el equipo se encontró con que Steven Odendaal pagaría por subirse a su moto, le pidieron que no tuviera prisa en volver: el sudafricano le sustituyó en dos grandes premios.
Según algunas fuentes, en el Campeonato de España se pagan entre 100.000 y 120.000 euros por correr. En el Mundial, las cifras van de los 300.000 a los 500.000. Sin embargo, en el americano, se llegan a pagar entre 300.000 y 500.000 euros a los pilotos. El panorama no preocupa a Dorna, la organizadora del Mundial, que ha tenido que dar el visto bueno este año a cada cambio de piloto. “Si un corredor se comprometió a aportar un dinero y el equipo no puede pagar las nóminas de sus mecánicos, no hay más”, asume uno de los responsables de Dorna, Javier Alonso, que advierte de que siempre hubo pilotos que compraron un sillín.
La situación se ha agravado en los últimos dos años y no solo los más jóvenes tienen que rascarse el bolsillo. Un campeón mundial como Toni Elías trabaja gratis y solo ingresará dinero si sube al podio en las cuatro carreras que quedan. “La UCI deposita los contratos de los ciclistas. Así se garantiza un mínimo de seguridad. Es hora de que se haga también en MotoGP”, declara Danilo Petrucci, otro de esos pilotos que se juega el pellejo a precio de saldo.
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