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Los hermanos Karabatic, procesados

Ya son 18 los implicados en el caso de las apuestas fraudulentas en el balonmano francés

Luka Karabatic, en un coche policial.
Luka Karabatic, en un coche policial.JEAN-PAUL PELISSIER (REUTERS)

Apuestas, en francés, se dice paris, como la capital. Quizá eso ayudó a que el país de la egalité, en el que muchos consideran que el dinero no es elegante, debatiera apasionadamente sobre la legalización de las apuestas deportivas. Los moralistas argüían que deportes tradicionalmente puros serían pasto de arribistas y granujas. Solo un año y medio después, el escándalo generado por los jugadores de balonmano de Montpellier que apostaron por su derrota ha cargado de razones a los que criticaban a Nicolas Sarkozy, confeso admirador del becerro de oro, por legalizar las apuestas incluso sobre la petanca. 

Los jueces de Montpellier que han asumido el caso procesaron este martes por estafa y amaño de partido al menos a cinco de los 18 implicados en el caso de las apuestas registradas antes del encuentro Cesson-Montpellier, ganado (31-28) por el primero.

Nikola Karabatic, la mayor estrella francesa y quizá el mejor balonmanista del mundo, llegó al tribunal al mediodía de ayer tapándose la cara. Debía ser oído al final de la tarde. Fue procesado por estafa, como su hermano, Luka. Antes fueron acusados formalmente su compañero Primoz Prost; Samuel Honrubia, exjugador del Montpellier y ahora en el PSG, y la exmodelo y presentadora de televisión Jeny Priez, novia de Luka. El defensor de los Karabatic recordó que no jugaron ese partido, por lo que “no tiene sentido acusarles de amañarlo”.

La novia de Luka Karabatic, en libertad bajo fianza de 13.000 euros

Prost, portero del Montpellier, fue puesto en libertad bajo fianza de 8.000 euros mientras Honrubia ponía 9.000 y Priez 13.000. El magistrado prohibió a los jugadores encontrarse con otros sospechosos, lo que para el primero equivale a una prohibición de jugar, según su abogado, Franck Nicolleau. “La estafa es imposible porque solo apostó al resultado del primer tiempo”, afirmó el letrado, quien reconoció que, en todo caso, fue “un gesto idiota”.

También fue acusado el dueño de un bar, sospechoso de apostar 15.400 euros en su local y 10.100 más en otro cercano. La fiscalía le cree el organizador del sistema de apuestas ilegales. Nicolleau negó que los jugadores tuvieran intención de dejarse ganar, pero les acusó de comportarse con “una despreocupación y una estupidez sin nombre” para concluir, entre bromas y veras, que “no hay nada como un fiscal para ver un partido amañado”.

El fiscal de Montpellier, Brice Robin, informó de que la investigación revela “sospechas muy fuertes” de que no se respetó la ética deportiva en el partido del 12 de mayo. Una fuente de la investigación dijo que hay escuchas telefónicas que recogen a los jugadores diciendo que ganarían dinero porque estaban seguros de que el equipo, ya campeón, caería.

Las apuestas bajo sospecha se elevan a 87.880 euros y generaron unas ganancias de 252.880. Unas cifras 40 veces superiores a lo normal y que apostaban al 99,94% por la derrota del Montpellier en el descanso.

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