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ANÁLISIS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cambia la figura, se mantiene el guion

Ramon Besa
Messi y Cesc Fábregas celebran el primer gol del equipo blaugrana,
Messi y Cesc Fábregas celebran el primer gol del equipo blaugrana,Julio Muñoz (EFE)

El Barça encuentra siempre un jugador distinto para remontar el peor de los partidos, incluso el de ayer en Sevilla. La competitividad de Cesc y la efectividad de Villa, que suma tres tantos en tres tiros, redimieron al equipo en el Nervión de la misma manera que Xavi abatió la semana pasada al Granada. Los azulgrana han marcado nueve de sus últimos 17 goles en el último cuarto de hora, la mayoría de las veces cuando ha recurrido al 3-4-3 y después de que Vilanova haya acertado con los cambios, señal de que el equipo tiene recursos y carácter y, además, anda bien físicamente pese a que suma un lesionado cada día: ayer, Thiago.

El arrebato barcelonista se apoyó, por otra parte, en la expulsión de Medel y después en la de Míchel por reclamar manos de Thiago en la jugada del 2-2. El árbitro mereció la repulsa del Sevilla por sentirse perjudicado en las acciones puntuales y también la del Barça por ser excesivamente permisivo con el juego del adversario, circunstancia que no justifica el fútbol tibio y frágil al inicio del plantel de Vilanova.

La reacción final del Barcelona fue tan admirable como reprobables resultaron sus concesiones hasta el gol de Negredo. No defendieron ni mezclaron bien los dos centrales, Mascherano y Song, dos mediocentros reconvertidos que precisan de un zaguero nato como Piqué y Puyol, lesionados; Alves fue más espectador que jugador y Alexis se perdió reiteradamente como extremo y como falso nueve hasta firmar un partido horroroso.

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Fallaban individualmente algunos jugadores y el fútbol colectivo era también excesivamente frágil. No tenía contundencia en el área contraria y, además, la circulación del balón era excesivamente lenta y el golpeo muy blando. No cometió una falta hasta la hora de partido, apenas ganó un balón dividido y nuevamente no supo anular las transiciones del rival.

Al Barcelona le cuesta en exceso controlar el encuentro, imponer su plan y sacar provecho de la posesión. Negredo se bastó para desquiciar al sistema de contención del equipo azulgrana, mal puesto en el campo, discontinuo e irregular, destemplado por los centrales, muy vulnerables, incapaces de cubrir mucho campo. Necesitaron los barcelonistas de un futbolista voraz y dinámico, a menudo anárquico, capaz de resolver y meter goles por su cuenta, como Cesc, protagonista de la expulsión de Medel y oportuno en el rechace del 2-1.

A partir del gol del volante, los barcelonistas aprovecharon su superioridad numérica y no pararon hasta que Villa firmó el 2-3. La aportación del Guaje es capital para el Barça. Alguno de los empates y posiblemente también ciertas derrotas del año pasado se explican parcialmente en el Camp Nou por la ausencia del asturiano.

Los jugadores que se juntan en el ataque con Messi son fundamentales para la mecánica de juego del Barcelona. Ayer no funcionó Alexis y, por contra, el argentino mezcló muy bien con Cesc y Villa. La noticia desde el punto de vista azulgrana fue que ganó un partido sin necesidad de que marcara Messi, muy mejorado cuando jugó con un nueve por delante. El 10 fue decisivo en la remontada por su facilidad para combinar con Villa y sobre todo con Cesc, felizmente reencontrado con el gol después de siete meses, decisivo por su llegada, cuando toca de primera, sin pensar.

Ayer, en un partido ya muy visto, mal iniciado y bien acabado, como es costumbre, el personaje fue Cesc. El guion se repite mientras se alternan las figuras.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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