Calendario a la carta

Por la avenida Rustaveli de Tblisi, una de las arterias principales de la capital de Georgia, abundan las bermudas, las minifaldas, los tirantes y las mangas cortas. Las piscinas al aire libre de los hoteles aún siguen prestando servicio a sus clientes. Luce el sol y la temperatura supera los 25 grados envuelta en un bochorno de cielo metálico. Si ese cálido otoño georgiano recibió ayer a la selección no fue por casualidad. Desde que se conoció el sorteo, la Federación negoció el calendario para disputar este partido, el primero de clasificación para el Mundial 2014, sin las condiciones extremas de los crudos inviernos del este de Europa. Ese primer duelo en los despachos lo ganó el secretario general federativo, Jorge Pérez, en coordinación con el seleccionador. Del Bosque ha querido evitar tener que visitar campos helados o con pisos irregulares moldeados por un clima duro que pudieran derivar en un tropiezo inesperado que pusiera en peligro la clasificación. Existe la sensación en el seno del cuerpo técnico de que el grupo, donde solo el primero tiene el billete asegurado para el Mundial de 2014 en Brasil, será un mano a mano con Francia. Cualquier punto perdido en uno de estos campos donde la victoria, por diferencia de calidad, debería ser rutinaria, puede ser trascendental.

Los jugadores están concienciados, Georgia es el principal rival” Vicente del Bosque

La Federación llegó a un acuerdo con sus rivales de grupo a fin de evitar los desplazamientos a Georgia y Bielorrusia en plena estación invernal, donde las temperaturas bajo cero son habituales. Así, se jugará mañana en Tiblisi y el partido de Minsk está previsto para el 12 de octubre; Francia visitará ambas capitales en primavera. Evidentemente, las federaciones de Bielorrusia y Georgia recibirán una ayuda económica. “Siempre se intenta adecuar calendarios, pero no siempre lo conseguimos”, admiten desde la Federación, donde recuerdan que camino del Mundial de Alemania 2006 fue imposible llegar a un acuerdo con la federación turca. También se ha evitado acudir a Helsinki con bajas temperaturas de por medio. España visitará Finlandia en septiembre de 2013.

En el recuerdo de los jugadores de la selección española perdura el viaje a Lituania, cuando la UEFA obligo a los campeones del mundo a jugar en unas condiciones inadmisibles. El césped del estadio de Kaunas, en marzo de 2011, era un eral donde difícilmente se podía mantener la verticalidad. España jugó y ganó, pero en los despachos de la federación han logrado esta vez asegurarse eliminar los obstáculos periféricos a la pelota. Pese a viajar a un país frío, los utileros de la selección española no han cargado esta vez con ropa de invierno. Tampoco se ha preparado nada especial desde el punto de vista médico o físico. “Habrá una temperatura suave, todo normal”, concede el doctor Óscar Celada.

Siempre intentamos adecuar las fechas, pero no siempre se logra”, sostienen en la FEF

España no ha jugado nunca contra Georgia, así que es la primera vez que la selección pisa Tbilisi. El pasado martes, en el inicio de la concentración en Las Rozas, el seleccionador insistió al plantel de que este es el partido más importante de lo que resta de temporada. Ya en el amistoso de agosto en Puerto Rico el técnico inició el trabajo de mentalización consciente de que un traspiés en el primer partido sería un lastre. Todo lo que no sea ganar mañana y en Bielorrusia generaría una sobrepresión para el crucial duelo con Francia del próximo 16 de octubre. “Creo que los jugadores sí están concienciados. Hemos advertido de que nuestro principal rival es Georgia”, admitió el seleccionador tras la goleada a Arabia Saudí, cuando ya era consciente de la victoria de Francia en Finlandia: “Han ganado todos nuestros rivales y, por tanto, no nos podemos descuidar en absoluto, así que para nosotros es clave el partido del martes”, insistió el seleccionador tras el partido de Pasarón. Esta es la primera vez que España jugará ante Georgia, 86ª en la clasificación de la FIFA, que el viernes se impuso a Bielorrusia (1-0) en un estadio en el que no había nieve, pero sí exceso de riego.