El Granada deja vivo al Sevilla

No pudo el Granada con un Sevilla con 10. Conclusión definitiva de un partido donde los sevillanos adquirieron solvencia en inferioridad, después de firmar una primera parte en la que su defensa ofreció todo tipo de facilidades ante un rival más cómodo con espacios por delante. Cuando al Granada le tocó superar a un Sevilla agazapado, sufrió más de la cuenta. Solo encontró la vía del triunfo en el descuento, cuando Floro Flores conectó un gran remate de cabeza que fue al larguero. Un minuto antes, en el empuje final, Machis también falló otro gol cantado.

Se rebana los sesos Míchel para hacer que el Sevilla sea fiable. Mientras se desarrolla esa tarea que se antoja ardua para el técnico madrileño, su equipo se mueve con una irregularidad pasmosa, preso de algunos errores defensivos pero sostenido, sin embargo, por la chispa de jugadores de gran calidad que todavía atesora su plantilla. Más que un grupo, el Sevilla vive de sus individualidades a la espera de labrar una identidad colectiva en su juego que todavía no llega. De esa irregularidad se aprovechó el Granada, también en construcción, siempre bien armado, con jugadores interesantes. El partido, igualado, quedó roto a los 33 minutos, cuando Diego López derribó a Floro Flores y vio la roja. El penalti acabó en gol en el rechace. El Sevilla, en inferioridad numérica y con un gol encajado, tuvo arrestos, sostenido por un gran Palop, para empatar y jugarse su futuro en el duelo en la segunda parte.

Contra todo pronóstico, el Sevilla se agrandó con 10 jugadores mientras el Granada, ansioso, no entendía bien lo que pasaba. Cerrados atrás, los de Míchel hicieron sufrir a los jugadores de Anquela, sin brújula, muy espesos ante la metamorfosis defensiva de su rival. Le vino muy bien al Sevilla el traje de pana después de capear un auténtico temporal en la primera parte. Quizás buena parte del problema radicó en el mal momento de Fazio y Reyes, condenados ambos al banquillo de forma prematura por su mal estado de forma y desacierto.

Fiado a las carreras de Navas, seguro atrás, con el Granada sin verlo claro, el Sevilla tuvo incluso opciones de ganar el partido. Falló Negredo solo después de un gran pase de Rakitic, ahora a balón parado. Metido atrás, con un gran compromiso de todos sus jugadores, el equipo de Míchel aguantó las embestidas del Granada, más de cara a la galería que reales. Le faltó al grupo de Anquela un punto de convicción y un mucho de imaginación ante el muro levantado por el Sevilla.