Kanaeva, sobrada de oro
La rusa es la primera gimnasta que consigue revalidar su título olímpico tras una final en la que ha dejado claro quién es la reina de la rítmica
Eugenia Kanaeva tenía el destino escrito. Lo tenía incluso antes de que su abuela la llevara de con seis años a ver una competición de gimnasia rítmica. No tenía escapatoria, su madre se gana la vida entrenando a gimnastas tras haberse dedicado en su juventud a este deporte y su padre es entrenador de lucha grecorromana. Los genes, el ambiente, el talento… todo la ha empujado a ser una de las mejores gimnastas de todos los tiempos.
Con 22 años, Kanaeva ha llegado a Londres en el cenit de su carrera. El oro que ha sumado hoy es su segundo botín olímpico, de oro, siempre de oro. Ya fue primera en la fase de clasificación, realizando impecables ejercicios con la cinta y la pelota, que le valieron puntuaciones de más de 29 puntos. De hecho, el ejercicio de cinta, con música de Chopin, lo lleva repitiendo dos años consiguiendo altísimas puntuaciones.
En la final de hoy, sin embargo, la cinta ha sido su punto débil, la única nota que ha bajado de los 29 puntos. No obstante, tras su actuación no ha dudado en aplaudir a su compatriota Dimitriova, que hoy si, hizo un gran ejercicio de cinta y finalmente, se hizo con la plata.
A Kanaeva desde niña le gustan los retos y las dificultades. Con 12 años entró a formar parte de la reserva olímpica de gimnastas rusas. En Pekín se convirtió en la campeona de gimnasia rítmica más joven de la historia. Diez años después se le plantea un problema, porque pocas le quedan por vencer.
En el Mundial de 2010, solo se le escapó el oro en mazas
A nadie le ha cogido de sorpresa. En los Mundiales de Montpellier de 2011 contó sus seis participaciones (individual, con todos los aparatos y por equipos) con oros. Tampoco entonces fue novedad; en el Mundial de 2010, celebrado en su país, en Moscú, solo se le escapó el oro en mazas, superada por su máxima rival, la también rusa Kondakova. Ya en 2009 había igualado el record de medallas de oro que una gimnasta había conseguido en un solo mundial; seis.
Lo mismo ha ocurrido en los torneos Europeos o en los Grandes Premios. Desde 2008 la noticia salta cuando Kanaeva no se alza con el oro. Sólo le ha pasado seis veces además de la de Moscú.
No es de extrañar que Kanaeva sea toda una institución en Rusia, donde la gimnasia rítmica es motivo de orgullo nacional. La gimnasta no solo ha conseguido la medalla al mérito deportivo, sino que además es imagen de varias marcas multinacionales. Es más que un cuerpo para el oro; es también una mente organizada que ahorra lo que gana en su carrera deportiva para su futura educación. Cuando cuelgue las punteras, la rusa quiere dedicarse a aprender idiomas, tocar el piano y aprender a dibujar; aunque no descarta entrenar a futuras gimnastas. Palmarés y talento no le faltan.
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