Cuatro manos defienden a España

Hubo un tiempo, rematado en Atlanta 96, en que España (que ayer ganó a Australia 13-9) era el dream team del waterpolo. Había reunido a un plantel excelente y disponía además de dos jugadores que marcaban la diferencia: Manel Estiarte y Jesús Rollán. Aunque todavía cuenta con figuras mundiales como Guillermo Molina y Felipe Perrone, hoy compite por el podio de cualquier torneo a partir del colectivo y del ingenio. El espíritu grupal y solidario es tan trascendente como la innovación, circunstancias que se expresan en dos detalles muy singulares, nada convencionales; utiliza a tres boyas (Balasz Sziranyi, Xavier Vallés e Iván Pérez) y, sobre todo, a dos porteros (Iñaki Aguilar y Daniel López Pinedo).

No es que el seleccionador tenga dudas en un puesto tan específico, sino que se siente un “afortunado” por contar con “dos excelentes guardametas”. “Nadie me pregunta si Iván Pérez es titular”, responde Rafa Aguilar cuando se le demanda por la alternancia de Iñaki Aguilar y López Pinedo. “Tener a dos porteros en lugar de uno es un regalo y no un problema”. Rafa Aguilar se reúne el día antes de los partidos con ambos y les comunica el elegido en función de las necesidades del equipo y, sobre todo, de las características del rival. Aun siendo diferentes, uno quizá más regular y el otro puede que puntualmente más decisivo, los dos compiten en igualdad de condiciones.

Estoy muy a gusto con mi rol y con mi relación con Iñaki Aguilar. Nunca me sentí un suplente” López Pinedo, portero de la selección española

“No se trata de que cada uno sepa asumir su situación en función de si juega o no”, argumenta Iñaki; “sino que para que funcione se necesita ser muy exigente con el compañero. Nos apretamos”. Iñaki Aguilar, el más internacional, fichó por el CN Sabadell para mantener su competitividad después de que se rebajara el presupuesto y los objetivos del CN Barcelona, mientras que López Pinedo defiende el marco del supercampeón CN Barceloneta: “Estoy muy a gusto con mi rol y con mi relación con Iñaki. Nunca me sentí un suplente”. El esfuerzo se reparte: ambos participaron del partido contra Kazajistán; mientras que Iñaki jugó contra Australia y López Pinedo ante Croacia.

“La clave es que seamos todos intensos y efectivos”, coinciden. “Los dos tienen muy buen nivel”, asevera Antonio Aparicio, su preparador en la selección, ayudante de Rafa Aguilar y exportero de waterpolo. “Requieren un trabajo específico, al igual que los boyas o los jugadores de arco”, explica. “Hay que ejercitar muy bien el tren inferior y, sobre todo, insistir en la colocación en la portería, la velocidad gestual y la división de la atención, es decir, estar pendientes de varias cosas”. Y prosigue: “El portero se prepara para anticiparse al lanzador y retardar al máximo su movimiento. No hay que mostrarse a destiempo y en cambio saber cómo va le van a tirar. Perseveramos en este trabajo”.

Aparicio somete a Aguilar y a López Pinedo a ejercicios continuos, les dificulta la visión con obstáculos para favorecer su capacidad de respuesta. No son arqueros corpulentos que tapan la portería, como pasa con la mayoría de rivales, sino livianos y fibrosos, rápidos de pies y manos, y de ahí la necesidad de estimular sus reflejos y agilidad.