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CICLISMO | TOUR DE FRANCIA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Grandes viajeros

 David Millar, durante la etapa
David Millar, durante la etapaDoug Pensinger (Getty Images)

A los que somos viajeros, ya sea de cuerpo o de espíritu -o de ambos-, se nos suele olvidar que en todo gran viaje siempre hay días de simple tránsito. Días de esos que con el tiempo se disuelven en la memoria y quedan como recuerdos rutinarios, el día que fui del punto tal a este otro. Pero si nos fijamos en el detalle, también esos días pasan cosas interesantes, y además en ocasiones, en esos días en los que nada se espera, donde precisamente nos espera la mejor de las sorpresas. Por cierto, no está de más recordar que también para los corredores, el Tour es un gran viaje de nada menos que tres semanas.

Así fue para Millar, el ganador de la etapa que despedía a los Alpes y se encaraba a los Pirineos. Exactamente igual que hace 10 años en Béziers, en una etapa que despedía a los Pirineos y rumbo Norte se dirigía hacia los Alpes. Dos etapas con un perfil similar; una primera mitad quebrada -lo ideal para que cuaje la fuga- y una segunda mucho más favorable. La diferencia estaba en que hace diez años los puertos eran simples cotas, mientras que este año tienen que superar dos puertos de primera categoría. Tan exigentes que obligaron a permanecer atentos -y a sufrir más de la cuenta- a los propios favoritos. Pinot y Rolland, primero y segundo el día anterior, perdieron contacto por allí con el grupo cabecero, así de violento fue el comienzo. Pero tras la tormenta llegó la calma y nada volvió a pasar entre los que disputan la general, a excepción del calentón que debieron darse en los repechos que precedían al kilómetro final de Annonay.

Millar, ganado una etapa en 2002
Millar, ganado una etapa en 2002AP

Hace diez años la presencia de un británico como Millar era la excepción. Hoy en día en cambio, estamos asistiendo a la toma de poder británica sobre el Tour de Francia. El Sky es quién pone orden, quien manda y quién, salvo sorpresa, mandará en París. Pero Millar sigue siendo una excepción. Hace diez años el lema de sus seguidores era "It´s Millar time", el figura había llegado para quedarse. A eso le siguió su detención en una investigación contra el dopaje, su posterior confesión y la consiguiente suspensión de dos años. Hoy Millar vende que es un nuevo hombre, al demostrar que por el camino, en el tránsito, no perdió el instinto ganador.

La 12º etapa, la más larga de esta edición, es a la vez la menos lógica; aunque seguramente necesaria para los organizadores a la hora de diseñar el salto de una cordillera a otra. Al menos nos pusieron sobre la mesa unos últimos cuatro kilómetros en ligera ascensión que sirviesen de juez para la previsible -y también aquí necesaria- escapada. Por lo tanto coger la fuga no era tarea sencilla, pues todos sabían que sería buena. De los cinco escapados, cuatro salieron seleccionados de un grupo que se formó en los prolegómenos del Grand Cucheron, mientras que el otro, Egoi Martínez, atacó al pelotón tras el descenso, y alcanzó a la cabeza de carrera en la ascensión al Col de Granier gracias al trabajo de su compañero Rubén Pérez.

La 12º etapa, la más larga de esta edición, es a la vez la menos lógica

Una vez formada la fuga buena -cinco corredores, cuatro equipos que aún no habían ganado nada, y tan sólo un antiguo ganador de etapa en el Tour, el propio Millar- el pelotón se dedicó a sestear al ritmo del Sky. Por delante, la probabilidad de victoria se repartía teóricamente a un 20% por cada uno de ellos, pero este porcentaje sería bien diferente en la cabeza de cada uno de los 5 protagonistas según se aproximaban al final. Tras estudiar lentamente y al detalle a cada uno de sus compañeros de aventura durante tantos kilómetros -que empeño pone cada uno en los relevos, de que longitud los hace, cómo ha llegado a la fuga, cómo sube los repechos, etc...-, la balanza se mostraba más inclinada para unos que para otros. Egoi lo dijo tras la meta: "Millar era el más fuerte, trabajó mucho en la escapada y desde el comienzo se le veía un pedaleo muy fino".

La gloria para Millar, el tránsito para todos los demás. Para Millar el tránsito fue doble, físico y emocional, pero esa es otra historia.

Ahora, más cansados, casi agotados y con la mente puesta en el segundo día de descanso, que nadie mire atrás que el viaje continúa.

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