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El peso del campeón

La presencia de Cavendish limita tácticamente al Sky, el único equipo que no lanza corredores en fuga en ninguna de las carreras en las que participa

C. ARRIBAS
Mark Cavendish durante la etapa de ayer del Tour
Mark Cavendish durante la etapa de ayer del TourChristophe Ena (AP)

Si para distinguir entre meros chóferes y verdaderos directores de equipo, que diría José Luis Arrieta, valiera con valorar la respuesta a una sola pregunta, algunos de los más afamados cerebros tácticos de este Tour no aprobarían el examen.

La pregunta es: ¿Por qué el Sky nunca manda a ningún corredor en fuga, ningún cabeza de puente, movimiento táctico tan usado por todos los equipos y casi imprescindible en etapas como la de ayer, tanto para atacar como para defenderse?

La respuesta: por Mark Cavendish, porque el sprinter y campeón del mundo exige tener siempre un coche del equipo a su lado cuando se descuelga (lo que es inevitable en etapas como la de ayer, en la que ya pasó a más de seis minutos de los mejores en la cima del primer puerto, La Madeleine), y dado que cada equipo tiene un máximo de dos vehículos, y que uno tiene que estar obligatoriamente con el líder del equipo, eso, más que otra cosa, frena cualquier deseo de ataque lejano de Froome, o el lanzamiento de otros como Hagen o Knees como cabezas de puente por lo que pudiera pasar: no habría coche que pudiera acompañarles para cubrir sus necesidades mecánicas o de avituallamiento. Así, al segundo director, el hombre al volante del segundo Jaguar del Sky, más que mero conductor se le podría llamar taxista, pues tiene que estar pegado a Cavendish a cola, para lo que quiera usarlo en las montañas, y al mismo tiempo debe avanzar a socorrer a otros descolgados intermedios una vez terminada su faena. Y después, por la noche, en las sesiones colectivas de terapia, entre todos buscan calmar las frustraciones de quienes ven limitada su presencia en el equipo.

Pero el matiz del segundo coche sorprendió ayer en la salida a unos cuantos directores, que pensaban que la mayor rémora que supone Cavendish es la de perder dos brazos y dos piernas a la hora de trabajar (bueno, cuatro, pues el campeón del mundo exige que siempre esté a su lado también su secretario, Eisel), con lo que para etapones como la travesía alpina todo el trabajo se queda para los cuatro que todo saben hacer.

“A un campeón del mundo no se le puede dejar tirado”, argumentan en el Sky

“No entra en nuestras tácticas el uso de cabezas de puente, nos gusta tener siempre al máximo de corredores arropando a Wiggins”, responde, de entrada, Dario Cioni, exciclista, uno de los miembros del impresionante cuadro técnico del Sky. Pero cuando se le recuerda que en el Giro, en el que no estaba Wiggins, en el que el Sky no tenía ninguna obligación de controlar la carrera pues Urán y Henao iban, como todos, a rueda del Liquigas, recula un poco Cioni. “Bueno”, admite con una sonrisa. “A un campeón del mundo no se le puede dejar tirado”. Y podría haber añadido: Y teniendo a Froome, ¿para qué nos hacen falta cabezas de puente?

“Pues no había caído”, dicen tanto Bingen Fernández, director del Garmin, como Roberto Amadio, estratega del Liquigas, pese a que en detalles como ese puede estar la clave del éxito o del fracaso de los ataques espléndidos de su Nibali. “Pero bueno es saberlo”, añade Bingen, uno que cada día mejora en su oficio. “Es lo bueno del ciclismo, es lo bueno del Tour. Cada día se aprenden cosas nuevas”.

Roberto Damiani, el director del Lampre de Scarponi, que en la undécima etapa perdió por fuera de control a su sprinter, Petacchi, cree de entrada que la historia del coche es una disculpa para justificar que Wiggins no sabe andar solo, pero después reflexiona y recuerda. “La verdad es que cuando dirigía el Lotto con Evans y McEwen, sí que tenía que tener un coche siempre con el sprinter australiano. Ya se sabe que en un equipo belga, el sprinter tiene siempre mucho poder… Si no tenemos esa limitación, habitualmente nos ponemos de acuerdo con otros equipos para no tener todos el coche atrás. Pero, claro, yo nunca dejaría a Cavendish agarrarse a mi coche en un puerto. No quiero decir que lo haga con el suyo, ¿eh?”.

Quien sí que sabe de entrada la respuesta es Arrieta, quien tras un par de años con el segundo coche del Movistar controla todo lo que ocurre en la tumultuosa cola de los pelotones. “Pero saberlo no me ayuda mucho”, dice. “Bastante tengo con lograr que los míos cojan la fuga por la mañana, con convencerlos de que pueden aunque no estén ya aquí Iván y Erviti, los que tienen más olfato e instinto para esa tarea. Y Valverde nunca se ha visto en estas…”. En ello sí que hubo cierto éxito: Valverde y Kiryienka cogieron la fuga. Y aunque el murciano cedió, el bielorruso llegó casi hasta el final. Y aunque Rui Costa tuvo el día malo, Cobo estuvo con los mejores. Y el equipo avanza en la clasificación…

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Sobre la firma

C. ARRIBAS
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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