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Anónimos en tierra de célebres

Ya no es preciso recurrir como al inicio del torneo a los informes federativos para conocer a los nuevos jugadores de Italia

Ramon Besa
Marchisio, ante Irlanda.
Marchisio, ante Irlanda.FRANCISCO LEONG (afp)

A la mayoría de los periodistas que no son italianos y cubren la información de La Azzurra se les veía al inicio de la Eurocopa con un folio que actualiza y reparte la federación en el que figuran el nombre, el equipo y el currículo de los internacionales de Cesare Prandelli. Había que consultar a menudo los datos de Barzagli, Bonucci, Chiellini, Maggio o Giaccherini. No eran muy familiares, a diferencia de los compañeros que compitieron en campeonatos anteriores, reconocidos en los álbumes de cromos o las partidas de la Play. Ha costado más que nunca saberse de carrerilla la alineación.

Aunque difícilmente hay futbolistas en el torneo más célebres que Buffon y Pirlo, más polivalentes que De Rossi y más polémicos que Cassano y Balotelli, Italia compite con varios de perfil bajo internacionalmente, aunque muy reconocidos en su país, miembros de una nueva generación que expresa la realidad del calcio. El paradigma es el Juventus, campeón de la Liga. Obligado a descender a Segunda B por fraude en 2006, La Vecchia Signora perdió a sus estrellas y se recompuso con jugadores italianos liderados por Buffon y Del Piero. La máxima expresión de la obra es Marchisio.

El de Marchisio es el equipo nodriza de la Italia de Prandelli. Reconquistado el poder local, empieza la reconquista en Europa y el mundo. La Eurocopa siempre fue un torneo menor, comparado con la Copa del Mundo. No es casualidad que los italianos hayan ganado cuatro Mundiales (1934, 1938, 1982 y 2006) y solo un Europeo (1968). La meta de Prandelli no está situada el domingo en Ucrania, sino en Brasil 2014. Ahora se trata de competir, o de cumplir, como afirma Arrigo Sacchi, sin renunciar a ganar. No es una claudicación, prohibida en el calcio, sino la confirmación de que se vive una transición.

La línea más fuerte ahora es la de los medios, con Pirlo, De Rossi y Marchisio

A Prandelli no le gusta que se hable de una revolución, sino de un nuevo ciclo en el que Italia aspira a jugar bien al fútbol a partir del dominio de la pelota y del partido, algo lógico si se tiene en cuenta que la línea más fuerte del equipo es ahora la de los centrocampistas, el punto en el que convergen la sapiencia de Pirlo, la universalidad de De Rossi, el modernismo que representa Marchisio o la polivalencia de Motta. Los medios tienen más influencia en el juego que los delanteros y los defensas. No se habla del catenaccio desde hace años porque su fútbol ha evolucionado y también porque no dispone de zagueros como Cannavaro.

Italia ha conquistado la línea divisoria y ha perdido peso en las áreas, que no en la portería, defendida por uno de los mejores guardametas del mundo como es el capitán, Buffon (34 años, 116 partidos como internacional, participante en tres Eurocopas y cuatro Mundiales). Chiellini intenta tomar el relevo de los ilustres centrales italianos al tiempo que se discute seriamente sobre los delanteros convocados por Prandelli, sobre todo por prescindir de Osvaldo y Matri. Aunque tampoco ayudó la lesión de Rossi, Italia no cuenta con un nueve clásico y se entrega a una pareja peculiar y extravagante, Cassano y Balotelli, y también al veterano Di Natale.

La Azzurra ha perdido peso en las dos áreas, pero no en la portería, guardada por Buffon

Los delanteros italianos son ligeros e imprevisibles. Cassano está cada día en los diarios y ya se sabe que Balotelli resulta indescifrable. Tiene madera de héroe, pero su cabeza le puede convertir en un villano. La suerte de Italia depende en gran parte de que se resuelva el misterio Balotelli, hoy enfrentado a sus conocidos ingleses. El enigma de Balotelli contrasta con la certeza de que Prandelli es una buena persona y, por tanto, la gente quiere que las cosas le vayan bien. “No somos ajenos al fútbol moderno”, insiste; “hemos tomado una dirección y hay que reforzar el plan”.

El desastre sufrido en el Mundial de 2010 invitaba a un cambio de rumbo en Italia. Ni el amaño de partidos en su campeonato ni resultados tan desastrosos como el 3-0 que se dio en el partido amistoso con Rusia antes de la Eurocopa, que cuestionó los dos goles encajados únicamente en la fase previa, comprometieron el camino emprendido por Prandelli, entregado a la versatilidad de sus medios, capaces de desplegarse en un 3-5-2 o en un 4-3-3, centro de gravedad del equipo, ya sea con De Rossi de tercer central o de volante, siempre intentado compactar al grupo alrededor del círculo central.

“Sería muy presuntuoso por nuestra parte decir que vamos a ganar a España o Alemania, pero eso no significa que nos demos por vencidos de antemano contra ambos ni mucho menos contra Inglaterra”.

La voz de Buffon expresa fielmente el momento que vive Italia. Aunque se siguen necesitando la orientación y el criterio de cronistas sabios como Paolo Condò, los periodistas no italianos ya no precisan de la chuleta de la federación y, de vez en cuando, hasta preguntan más por Bonucci y Maggio que por la última cassanata o la nueva imagen de Balotelli. Los anónimos ya se mezclan con las celebridades.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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