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Las batallas de Balotelli

El delantero, que hasta ahora ha luchado contra sí mismo, tiene ante Irlanda una nueva ocasión para desbloquearse

E. GIOVIO
Balotelli, en el partido contra España.
Balotelli, en el partido contra España.MAURIZIO BRAMBATTI (EFE)

Mario Balotelli se pasó la primavera profesando su amor por la azzurra. Cuando en el Manchester City le sancionaban día sí y otro también y salía en la prensa día sí y otro también –ya fuese por la enésima multa con el coche o por quemar su casa con fuegos artificiales-, a él lo único que le preocupaba era no quedarse fuera de los planes de Cesare Prandelli y de su código ético. “¿Barcelona? ¿Real Madrid? Para mí no hay camiseta más fascinante que la de la selección italiana. Por el sentimiento que me produce representar a Italia”, confesó en una de sus entrevistas.

Cumplió su sueño. Con 21 años, está en la Eurocopa representando a Italia, el país que le adoptó desde pequeño. Lo que quizá nunca se imaginó Supermario era que el camino empezara tan cuesta arriba. Tanto, que esta noche contra Irlanda, podría tener su última oportunidad. Se la juega Italia, pero más se la juega él. ¿Cuánto más hay que esperarle? “Pues tres días, los que quedan de aquí al partido contra Irlanda”, dijo el viernes Prandelli.

Siempre le vi jugar de forma despreocupada. Ahora lo hace apesadumbrado” Casiraghi, entrenador del delantero en la sub-21

Balotelli todavía no ha marcado. Ha sido sustituido en los dos primeros partidos de la selección. “Mario siempre usa el florete y nunca la espada. Igual que Cassano”, ha dicho Fabio Capello. Sin espada, Balotelli juega cohibido. Lento. Parece haber perdido el atrevimiento que siempre le ha caracterizado. Es como si hubiese gastado todas sus energías en no liar una de las suyas y ya no le quedaran para desarmar defensas y reventar la portería.

“Hay jugadores a los que le cuesta más jugar en la selección. A Mario lo he visto impacciato [torpe]. Es un chico al que yo siempre le he visto jugar al fútbol de forma despreocupada. Ahora, lo hace apesadumbrado. Pero el peso de la responsabilidad se lo quitará marcando un gol. Se está esforzando y eso hay que valorarlo porque Mario no es un delantero centro, no tiene las cualidades para ocupar él solo todo el frente de ataque, para atacar los espacios, pero aun así lo está haciendo”, explica por teléfono Pierluigi Casiraghi, exdelantero de la selección italiana. También fue técnico de la Sub 21 y entrenó a Mario dos años.

Intenta demostrar que está a la altura en cada balón.     No puedes hacer de cada pelota un espectáculo” Paolo Rossi, pichichi en el Mundial 1982

“Balotelli juega con miedo, con demasiada presión y responsabilidad. Sabe que todos esperan mucho de él porque tiene que ser el jugador que marque las diferencias en ataque. Pero es que cada vez que juega parece que está disputando el partido de su vida. En la cancha hay que estar tranquilo y sereno”, analiza Paolo Rossi. El Pablito del Mundial del 82 también tardó lo suyo en desbloquearse. No marcó hasta el quinto partido, contra Brasil. No paró y acabó levantando la Copa del Mundo como pichichi, con seis goles. “Pero mi caso no tiene nada que ver con el de Balotelli. El mío no era un problema mental, sino físico. Yo llegué a ese Mundial tras dos años de inactividad [sancionado por el escándalo de las apuestas] y tenía que coger la forma. Y solo la podía coger jugando”, reflexiona. El entonces seleccionador Bearzot le esperó. Igual que Prandelli espera a Supermario.

Tiene un potencial extraordinario pero tiene que dar algo más: en concentración y mala leche” Prandelli, seleccionador italiano

Sus compañeros, como Marchisio, le presionan. “Lleva una rabia dentro… lo vemos que está mal cuando sale, lo interioriza, no saca nada, sufre por dentro. Tiene ganas de revancha. Pero tiene que entender que las oportunidades se acaban para todos”, dijo el jugador de la Juve.

Contra Croacia a Balotelli le quitaron porque no estaba haciendo lo que le pedían. Va a su bola. Es como si estuviese emprendiendo una batalla personal consigo mismo. Está intentando demostrar que está a la altura y lo quiere demostrar en cada balón que toca. Pero no puedes hacer de cada pelota un espectáculo. Hay que jugar sencillo… La simplicidad a veces es la mejor respuesta en el fútbol”, insiste Paolo Rossi. Más que simplicidad, Prandelli le pide otra cosa: “Mario tiene un potencial extraordinario pero tiene que dar algo más: en concentración y cattiveria [mala leche]. Yo le quiero y por eso le digo la verdad. Quizás sienta el peso de la camiseta, pero tiene que convivir con ello y superarlo si quiere convertirse en un gran jugador. Yo no le voy a abandonar… ¿Que cuanto vamos a tener que esperarle? Con tres días vale. Me espero una gran reacción”. Hoy, contra Irlanda, será el tercero de esos tres días.

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Sobre la firma

E. GIOVIO
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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