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Silencio, juega Nasri

El mediapunta, ninguneado por el exseleccionador Raymond Doménech, brilla con Laurent Blanc y rasga a Inglaterra

Jordi Quixano
French midfielder Samir Nasri reacts after scoring a goal during the Euro 2012 championships football match France vs England on June 11, 2012 at the Donbass Arena in Donetsk.     AFP PHOTO/ FRANCK FIFE
French midfielder Samir Nasri reacts after scoring a goal during the Euro 2012 championships football match France vs England on June 11, 2012 at the Donbass Arena in Donetsk. AFP PHOTO/ FRANCK FIFEF. Fife (AFP)

Arsène Wenger le llamó al móvil nada más enterarse de la noticia. “Entre nosotros todo sigue igual. No te preocupes. Haz unas buenas vacaciones y vuelve tranquilo”, le dijo el técnico del Arsenal en tono paternal, como siempre hace con sus futbolistas, la mayoría jóvenes talentos por explotar. Samir Nasri (Marsella, Francia; 1987) le agradeció el gesto, pero le pudo la furia. “Respeto al entrenador, pero no lo entiendo y estoy decepcionado. Dicen que me he comportado mal. ¿Cuándo?”, soltó, desgarrado, impotente. Resultaba que Raymond Doménech, exseleccionador de Francia, le había apartado del Mundial de Sudáfrica como ya hiciera con Benzema, más atento a los galones que al talento de la generación del 87, donde también están Ben Arfa y Menez. “Nasri necesita hablar menos y jugar más. Tiene talento, pero es individualista y debe confiar más en sus compañeros”. El tiempo, sin embargo, parece haberle dado la razón al mediapunta, ya en el Manchester City, que se bastó con sus movimientos de cintura y pies para desequilibrar a Inglaterra, con su disparo para igualar el duelo.

En 2007, Zidane pidió personalmente darle el premio al mejor jugador joven de la Liga francesa.

Tenía Nasri ganas de brillar en un gran torneo. Sobre todo porque no solo no viajó a Sudáfrica, sino que en la anterior Eurocopa su participación se redujo a 32 minutos. Ante los pross, jugó todo el encuentro y con Blanc parece claro que dirigirá todas las ofensivas bleus, toda vez que es su futbolista favorito para el pase definitivo, también protegido porque no hace tanto se formó un revuelo por unas supuestas declaraciones racistas del técnico. Y Nasri, como su ídolo, como el jugador con el que le comparan indefectiblemente a cada buena actuación, como Zidane, es marsellés de raíces argelinas. “Soy Nasri y punto”, se defiende El Pequeño Príncipe, como le bautizaron en el Vélodrome, estadio del Marsella; “Zidane sólo habrá uno”. El propio Zizou —que en 2007 pidió personalmente darle el premio al mejor jugador joven de la Liga francesa— le respaldó: “Lo que hace en el césped es increíble. Pero siempre será Nasri”.

Ante los pross, jugó todo el encuentro y con Blanc parece claro que dirigirá todas las ofensivas bleus

Frente a Inglaterra lo hizo en el Dombass Arena de Donetsk. Y fue un recital. Cobraron de nuevo fuerza las palabras de Albert Emon, esas que expresó nada más hacerle debutar con el OM: “Cuando ves a todos los jugadores darle el balón sin vacilar, te das cuenta de que es el corazón del equipo”. En Ucrania no solo fue el que más corrió de Francia (11.104 metros por los 10.415 de Ribéry, el segundo en la estadística), sino que también fue el quarterback del equipo —como en esa asistencia que Benzema no pudo definir— y el punto final.

Primero probó un disparo raso, desde el balcón del área, que le cuchicheó al palo. Después, soltó un latigazo casi idéntico. La diferencia fue que superó a Hart, su compañero de equipo en el Manchester City, y envió el balón a la red. Pero entonces, le volvió a salir la rabia. Se tiró el índice a la boca e hizo el gesto de mandar callar a alguien. Su objetivo, el periódico deportivo francés L'Equipe que  había criticado su comportamiento en varias informaciones publicadas antes de la Eurocopa.

Acabado el encuentro, Nasri apareció en la sala de prensa con una aparatosa bolsa de hielo en la rodilla derecha. Pero regalaba una sonrisa todavía más grande.

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