Éxodo para sobrevivir
La mala situación económica que atraviesan muchos clubes obliga a decenas de jugadores a abandonar España y a una vuelta a la ‘amateurización’ de la Liga
Antonio García dejó la temporada pasada su equipo de toda la vida, el Granollers, porque no podía soportar más la inestabilidad económica. Puso rumbo a León, donde este año se ha consolidado como una de las figuras del balonmano español. Fuera de la cancha, sin embargo, seguía encontrándose con los fantasmas de los que había huido. El Ademar, tercer clasificado de la Liga Asobal, tiene pendiente el pago de cuatro meses de nómina, en algunos casos más, a la mayor parte de la plantilla. Después de amenazar con no disputar el último partido del campeonato, los jugadores alcanzaron acuerdos individuales que garantizaban el pago y la continuidad del equipo y de ellos mismos. En el caso de García, en Francia, probablemente en el Nantes, equipo donde ya juega Valero Rivera Folch y en el que recalará también otro internacional, Jorge Maqueda.
Lo que hace años resultaba anecdótico va camino de convertirse en costumbre. Decenas de jugadores —promesas, veteranos, estrellas como Laszlo Nagy...— pondrán este verano rumbo al extranjero. Y no ya a la poderosa Alemania. También a Francia, Hungría, Dinamarca..., cuyas competiciones garantizan una estabilidad que hoy brilla por su ausencia. “Es el principal motivo por el que me voy. La Liga Asobal se está metiendo en un agujero del que va a ser complicado salir”, afirma García.
El Valladolid, cuarto, no participará en Europa si no encuentra más ingresos
Con la excepción del Barcelona, con un presupuesto en torno a los ocho millones de euros, y el Atlético de Madrid, antaño Ciudad Real, de cuatro, la mayoría de los equipos están pasando unas penurias que apuntan a una reestructuración del campeonato respecto a cómo se ha concebido últimamente. A una vuelta a la amateurización de este deporte o, como prefiere llamarlo Juan Carlos Pastor, el técnico del Cuatro Rayas Valladolid y exseleccionador español, campeón mundial en 2005, “a la semiprofesionalización”. Algunos clubes ya barajan la posibilidad de solicitar a la Asobal que amplíe el cupo de jugadores “no contratados”, ahora de cuatro, para la próxima temporada.
Consciente de que la crisis económica afecta a todo el deporte, Pastor recalca la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos: “Un equipo no puede gastarse más de lo que tiene y, además, debe dejar una parte del presupuesto para amortizar la deuda, el que la tenga”. Su equipo, que ha concluido en el cuarto lugar, renunciará a jugar en Europa el próximo curso si no logra una inyección económica exclusiva para cubrir esos gastos, ya que ha reducido un 37% un presupuesto que apenas supera el millón de euros, de los cuales 150.000 están destinados a amortizar la deuda.
Algunos equipos estudian pedir que aumente el cupo de “no contratados”
Cortado de cuajo el grifo de las subvenciones públicas, los patrocinadores también miran para otro lado. No solo en los equipos pequeños. “El balonmano no está en los cálculos que las empresas tienen dedicadas al marketing”, lamenta Luis Miguel López, director general del Atlético de Madrid. Finalista de la Liga de Campeones, segundo en la Liga, tras el Barça, el conjunto rojiblanco no ha conseguido patrocinador en un año bajo la marca del club del Manzanares y continúa en negociaciones para lograrlo el que viene. “Si todo sigue igual, habrá que reciclarse”, admite.
“Hay que enderezar el camino, sanear todo y que cada uno haga el papel que pueda”, opina Enric Masip, el secretario técnico del Barcelona, consciente de la privilegiada situación de su equipo. “Todos tenemos un poco de culpa, pero se podría intentar vender mejor este deporte”, añade García refiriéndose a los éxitos que los equipos logran en la cancha: tres de las últimas cinco Ligas de Campeones, la medalla de bronce en los últimos Mundiales, tanto masculinos como femeninos... España albergará el próximo Campeonato del Mundo, en enero de 2013, “y es como si no se hubiera enterado nadie”, concluye.
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