Recular para avanzar

A diferencia de Juanfran, otra gran novedad, Jordi Alba (L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona; 1989) está llamado a ser el propietario de la banda izquierda, tradicionalmente la más abierta tras los grandes capos: Camacho, Gordillo. No es fácil encontrar un lateral izquierdo en España. Suelen decir los entrenadores que ningún chaval sueña con ser lateral izquierdo. Los zurdos son así. Seguramente, Jordi Alba tampoco soñaba con esa posición, más deseoso de ocupar posiciones adelantadas, las que traspasan la línea divisoria y se acercan a la portería rival. Pero las circunstancias en el Valencia le llevaron a dar 20 pasos atrás, ponerse imaginariamente 3 a la espalda y mirar el fútbol con otra perspectiva, con más distancia, con más amplitud de miras.

Recular en el campo significó dar un paso adelante en su carrera. Como extremo, ya se apuntó en algunas agendas; como lateral (algo siempre más complicado de conseguir), se convirtió en un objeto de deseo. Probablemente, sea hoy la sorpresa de la Liga, el futbolista ambicionado por todos.

Jordi Alba, un tipo de poca estatura (para el fútbol de hoy) pero contundente en su potencia

España concluyó su última fase con Joan Capdevila, un profesional que jamás pasaba del notable, pero pocas veces bajaba al aprobado. Era el profesional que se anotó algunas actuaciones y goles singulares. Jordi Alba es su sustituto, aunque a priori aporta algunas virtudes añadidas. Es otro extremo reconvertido, potente, rápido y con un espíritu ofensivo incalculable. Del Bosque ha buscado en Alba el estilete que quizás no encuentre por la derecha cuando apueste por Arbeloa en lugar de Juanfran. Pocos equipos atacan con los dos laterales enloquecidos. La misión se antoja más proclive a Jordi Alba, un tipo de poca estatura (para el fútbol de hoy) pero contundente en su potencia, lo que le habilita para gobernar toda la banda izquierda. Es su prueba de fuego: hasta dónde es capaz de asumir tamaña responsabilidad.