Finalista 27 años después
El Atlético supera al Copenhague (25-23) y disputará el título europeo contra el Kiel, hoy a partir de las 18.00
“No puede ser, no puede ser”, maldecía Olafur Stefansson. El lateral islandés, de 38 años, bregado en mil batallas, se había vuelto a topar con él, con el que fue su compañero tantos años en el Ciudad Real. Con el gigante que parecía adormecido, apagado, sin reflejos durante todo el partido. Pero no. Ahí estaba Arpad Sterbik, que solo necesitó unos minutos de inspiración, justamente al final, cuando más necesarios son, para echar la persiana a la portería del Atlético y sellar el pase a la final de la Liga de Campeones a costa del AG Copenhague. Los rojiblancos podrán culminar hoy ante el temido Kiel (18.00, Teledeporte) lo que hace 27 años no pudieron lograr Cecilio Alonso y Lorenzo Rico cuando se toparon con el Metaloplastika, para muchos el mejor equipo de la historia. Podrán también poner el broche a una temporada complicada, a caballo entre Ciudad Real, donde se entrenan, y Madrid, donde juegan.
Se enfrentaban en Colonia dos conjuntos poderosos concebidos de forma distinta. Uno, el AG Copenhague, a golpe de talonario. Cuenta el club danés con el mayor presupuesto europeo, cerca de 14 millones de euros, tres veces más que el de su rival en las semifinales. Se trata de la gema más codiciada del joyero Jesper Kali Nielsen, un multimillonario que en 2005 se propuso convertir su equipo de toda la vida, de los suburbios de la capital, “en el mejor del mundo en 2014” tras haberse fusionado con el clásico FC Copenhague. Todavía tiene tiempo de cumplir su promesa Nielsen, de 43 años, que en alguna ocasión ha asegurado que, si es necesario invertir 15 millones más, los pondrá sobre la mesa.
ATLÉTICO, 25; COPENHAGUE, 23
BM Atlético de Madrid: Sterbik (p), Kallman (1), García Parrondo(1), Entrerríos(-), Chema Rodríguez(-), Dinart(-), Hombrados (p), Abalo (1), Davis (1), Cañellas (3), Lazarov (11), Fernández (2) Markussen (3) y Aguinagalde (2).
AG Copenhague: Hvidt (p), R.T Hansen (2), H.T.Hansen (2), M.Hansen(-), Atlason (1), Sigurdsson (3), Gudjonsson ( -) Ege (p), Stefansson(5), Eckberg (5), Jorgensen (-), Larsen (1), Malmagro (-), Boldsen (-), Hunstrup(-) y Ottesen (-).
Enfrente, el Atlético, un equipo que se tuvo que ir de Ciudad Real ante la falta de respaldo económico y que en un año en Madrid, bajo el auspicio de unos colores míticos en el balonmano español, no ha conseguido aún patrocinador. Una carencia económica, plaga que se ha extendido por la Liga Asobal todo este curso, que compensa con el atractivo de ser un grupo ganador, con jugadores de máximo nivel y un palmarés en los últimos 10 años casi irrepetible. Una compensación quizás con fecha de caducidad, pero que aún hace soñar a los aficionados.
La plantilla que le hizo un roto al Barcelona en los cuartos de final, sustentada en el mejor jugador mundial del pasado año, Mikkel Hansen, una bestia que no necesita despegarse del suelo para asomar su poderoso brazo, tuvo contra las cuerdas a los rojiblancos rivales hasta que, a falta de 15 minutos, como si no se lo quisiera creer, se vino abajo mientras veía como su oponente se crecía ante la adversidad.
Surgió entonces el tesón de un enorme Alberto Entrerríos y, sobremanera, el proyectil del macedonio Kiril Lazarov, que perforó la portería danesa 11 veces en 15 intentos. Una efectividad que hacía frotarse los ojos y suspirar a los miles de seguidores del Kiel, vencedor del Füchse Berlín. No querían ni ver en pintura al Atlético. Con otros colores, no deja de ser prácticamente el mismo equipo que dos años seguidos le batió en la final del torneo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.