El Bayern desafía de nuevo a la historia
El conjunto muniqués, que perdió hace dos años, pretende devolver el brillo perdido al fútbol alemán
El Bayern de Múnich tiene la posibilidad de devolver el fútbol alemán a la primera línea del escaparate mundial. Desde que los bávaros se hicieran, hace 11 años, con la Champions en la tanda de penaltis contra el Valencia, ningún club de la Bundesliga se ha alzado con un título europeo. Además, queda pendiente romper otro maleficio: nunca el equipo organizador ha conseguido ganar la competición con este nuevo formato. De hecho, el Bayern es el primero que llega a disputar la final en su propio estadio. Ahora le toca rematar la faena en un escenario ideal: el Allianz Arena, que acoge la primera final de su historia, y en su ciudad, Múnich, donde ya se han disputado otras cuatro finales de Copa de Europa.
Todo pinta bien para el club que ya ha jugado un total de ocho finales con distinta suerte: ha ganado tantas veces como ha perdido, cuatro. El 19 de mayo deshará su empate ante un Chelsea mermado por las bajas, con varios jugadores cerca de la retirada y que viene de hacer una mala temporada en la Premier. Sin embargo, estas circunstancias generan un temor especial en el directivo muniqués Karl-Heinz Rummenige cuando echa la vista atrás: “Nos han empujado a ser favoritos, pero el Chelsea me recuerda a aquel Bayern del 75 y 76. En aquel entonces habíamos hecho una porquería de campeonato, teníamos varios jugadores veteranos que ya no estaban en su mejor momento, pero cuando llegaron los encuentros decisivos contra el Real Madrid o en la final contra el Leeds y la que jugamos contra el St Etienne el equipo se creció de forma increíble”. El exjugador del Bayern, y ganador dos veces de la Copa de Europa con el conjunto bávaro, recuerda que entonces tenía solo entre 19 y 20 años y lo que vivió “fue algo alucinante” y difícil de explicar con palabras. Al igual que el Chelsea, los bávaros mostraban una cara muy distinta en Europa de la que exhibían en la Bundesliga: “Éramos como dos equipos completamente diferentes”, explica.
Desde la final de 2001 ante el Valencia, ningún club de la Bundesliga ha alcanzado un título europeo
Aquel Bayern ganaría tres veces seguidas la competición, de 1974 a 1976, pero después tendría que esperar 25 años para alcanzar la gloria en la final del 2001 contra el Valencia. De esta forma se desquitaba de su trágica derrota dos años antes en la final de Champions que le arrebató el Manchester United en el Camp Nou con dos goles en los dos últimos minutos del encuentro. Poco antes de finalizar aquel partido, cuando el Bayern vencía por 1 a 0 y parecía que no se le podía escapar la victoria, Lothar Mathäus fue sustituido con una gran ovación de todo el estadio. Fueron los últimos minutos en competición europea del gran capitán del Bayern, que vio entre lágrimas cómo su última oportunidad de ganar una Champions se esfumaba desde el banquillo, en cuestión de 120 segundos fatales. Después del choque, Mathäus lanzó un desafío al destino: “El fútbol le debe una Champions al Bayern de Múnich”. Sus palabras fueron un presagio de lo que pasaría dos años más tarde en San Siro, aunque él ya estaba retirado.
En aquella ocasión, en 2001, el héroe fue el legendario portero Oliver Kahn, que paró tres lanzamientos en una dramática tanda de penaltis. “Nunca un equipo había perdido una final de forma tan terrible como nosotros en Barcelona, pero ese dolor nos hizo muy fuertes para alcanzar el objetivo en Milán. Aquel día contra el Valencia salimos muy concentrados y no dejamos de creer en nuestras posibilidades hasta el final”, recuerda el guardameta.
Hace tan solo dos años, en el Santiago Bernabéu, el Bayern perdió la oportunidad de ampliar su palmarés tras perder en la final contra el Inter de Mourinho por 2 a 0. Aquella noche los bávaros echaron de menos al francés Ribéry, que se perdió el choque por una polémica sanción. Como ha ocurrido tantas otras veces, los alemanes tendrán la oportunidad de resarcirse, esta vez con el francés en el campo. La historia invita a pensar que no será su última oportunidad para tocar el cielo. Su idilio con la Champions empezó en 1974, en una final contra el Atlético disputada en Heysel que precisó de un partido de desempate. El gran protagonista de aquella primera gesta fue su actual presidente, Uli Hoeness, autor de dos goles en el partido decisivo que finalizó con 4 a 0, dos días después de terminar en tablas (1-1): “Lo que sentí aquel día es que quería detener el tiempo. Viví una felicidad completa”, rememora el exjugador del Bayern. Esa sensación la volvería a experimentar en varias ocasiones, incluso desde otra posición: “Fui tan feliz en 2001 desde el palco como cuando la gané por primera vez como jugador”, asegura. Ahora, contra el Chelsea, Rummenigge tiene claro lo que una victoria supondría: “El mayor logro en toda la historia del club porque jugamos en nuestra casa”.
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