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El sueño que nació en ‘El teatro de los sueños’

El Athletic comprendió en Old Trafford que el título estaba a su alcance

Los jugadores del Athletic celebran el gol de Llorente.
Los jugadores del Athletic celebran el gol de Llorente.PAUL ELLIS (AFP)

“Jugar aquí es un sueño, ganar es una realidad”, les dijo Marcelo Bielsa a sus futbolistas emocionados por enfrentarse al Manchester United en Old Trafford. Era una emoción compartida: unos 4.000 aficionados acompañaron al equipo. El espectáculo en la calle, en la grada y en el terreno de juego fue soberbio. Estaba claro que el mensaje de Marcelo Bielsa había sido bien recibido en todo el entorno. Probablemente, en el Teatro de los sueños nació el sueño europeo del Athletic, el sueño de la Liga Europa que hasta entonces había tenido mucha carga anímica, pero que seguramente en el corazón rojiblanco ocupaba un lugar secundario respecto a la competición histórica del club bilbaíno, la Copa del Rey.

El espectáculo de Old Trafford (2-3), con el mejor fútbol desarrollado por el Athletic en varias décadas, no solo repuso al club bilbaíno en el mapa del fútbol europeo, sino que significó un auto de fe en la consecución de un título que no entraba en las previsiones iniciales. Conseguida la realidad de ganar y reclamar un elogio generalizado en el fútbol de medio mundo, los futbolistas y la afición comprendieron que esa competición europea estaba a su alcance. Además, el nuevo formato de la Liga Europa incluía a equipos de relumbrón. La presencia de clubes como los dos Manchester, el United y el City, el Valencia, el Atlético, el Sporting de Lisboa, el Ajax, el Schalke 04… otorgaba al campeonato un lustre que antiguamente no tenía.

Cuando el Athletic eliminó al United, el título dejó de ser un sueño para convertirse en la ambición de la realidad. La frontera se había traspasado ante el rival más prestigioso de cuantos competía en la Liga Europa, tras caer de la Champions. Atrás quedaba aquella fase de grupos donde el Athletic pasó con alguna holgura y algún sufrimiento ante el Salzburgo, un escollo salvado mediante dos penaltis transformados por Fernando Llorente. En dieciseisavos de final, el Lokomotiv fue un hueso duro de roer que puso a prueba la fortaleza anímica del equipo de Bielsa.

El sorteo que deparó el enfrentamiento contra el Manchester se antojó inicialmente como el premio de jugar en una ciudad, un estadio y ante un rival de postín. Ahí surgió la ambición de Marcelo Bielsa y la apuesta definitiva por una competición que podía llevar al Athletic a disputar dos finales en la misma temporada. El decaimiento en la Liga era el contrapeso a la fortaleza en Europa en un colectivo que apenas utilizaba 15 futbolistas.

Jugar aquí es un sueño, ganar es una realidad”, les dijo Marcelo Bielsa a sus futbolistas

La frase de Bielsa se ha convertido en un emblema que no solo ha llevado al Athletic a la final del miércoles frente al Atlético. La frase le sirve igual al argentino para explicar la actitud con la que hay que afrontar una final, quizás inesperada, pero ahora más deseada que nunca, tras la decepción de 1977, cuando el Juventus le birló el título al Athletic de Iribar, Rojo, Dani, Villar, Irureta y compañía. Quizás todo empezó en Manchester y acabará en Bucarest. 33 vuelos fletados desde hoy hasta el miércoles han dejado incluso a aficionados con entrada en Bilbao. El aeropuerto de Bucarest no da abasto y previsiblemente San Mamés se llenará para ver la final en dos pantallas gigantes. La locura ha comenzado.

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