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Última noche con Guardiola

El Camp Nou despide al entrenador más laureado de la historia del Barça con un homenaje en el derbi

Guardiola, durante el último partido con el Málaga.
Guardiola, durante el último partido con el Málaga.David Ramos (Getty)

El Camp Nou vivirá hoy una noche especial, de esas que no se olvidan. Por última vez, Pep Guardiola ocupará el banquillo local como entrenador, así que la visita del Espanyol, antes que a derbi, sabe esta vez a despedida. El club ha obrado en consecuencia y se preparan mosaicos y un mural para que los aficionados le escriban lo que quieran. “Solo espero que la gente vaya al campo a ver un partido de fútbol contra el Espanyol y que actúen con naturalidad, con espontaneidad”, dijo ayer Guardiola. “Es mi último partido en este estadio después de cuatro años en el banquillo, pero eso es secundario. Que la gente reaccione como quiera. No he venido aquí para entrar en la historia, solo he tratado de hacer la mía propia y vivir mi profesión al máximo”.

No es la primera vez que Guardiola dice adiós al Camp Nou con la sensación de que nunca volvería. El 11 de abril del 2001, en un Barça-Celta, puso punto final a 18 años en el club como jugador: llegó en 1984, siendo un crío, y dijo adiós convertido en mito. Fueron 11 temporadas en el primer equipo, 379 partidos jugados, de los que ganó 224, empató 82 y perdió 73. Aquella noche salió a hombros de sus compañeros Luis Enrique y Sergi Barjuan. Un par de horas después, cuando los focos se apagaron y el estadio se vació, volvió al centro del campo vestido de calle, acompañado de sus padres y Cristina, su compañera.

Su primer adiós estuvo manchado; el de hoy no hay quien lo ensucie. Entonces, como ahora, hizo las maletas porque no podía más. “Si estuviera contento, no se iría”, dijo en su día Koeman. La relación con el presidente Núñez no era buena y el club no le hizo ningún homenaje. Pero el Camp Nou habló para despedirle con afecto. El 4 del dream team supo entonces que aquella gente de la grada le respetaba y le quería. Un afecto que cuatro años en el banquillo han multiplicado hasta el infinito.

Hace 11 años, ya puso fin a 18 cursos como jugador convertido en un mito

Guardiola, ese que pidió a la afición que se pusiera los cinturones porque iba a pasarlo bien, dice que solo ha querido trasladar a la gente “el placer indescriptible de chutar un balón”. “Hemos tratado de reflejarlo en nuestra forma de jugar, a través de la pelota. Hemos metido muchos goles y creo que la gente ha disfrutado. Pero no hemos querido ser bandera de nada”.

Ha ganado tres títulos en su último año, a la espera de la final de Copa contra el Athletic, pero Guardiola se va después de perder su primera Liga. No le pone reparos a los méritos acumulados por el Real Madrid: “Cuando un equipo suma los puntos y los goles que lleva el Real Madrid es porque se merece ser campeón. Llegué al Barça con 13 años y, a excepción de cinco o seis, me he pasado la vida aquí, donde me he formado como futbolista y como chico. La lección que me queda es que para ganar al Madrid hay que hacerlo muy bien porque con solo hacerlo bien no es suficiente”, afirmó. El pasado miércoles, después del partido contra el Málaga, Guardiola ya felicitó al campeón pero, a la vez, lanzó un mensaje enigmático. “Este año han pasado muchas cosas que el club ha tapado con su silencio”, dijo. Ni entonces ni ayer quiso entrar en más detalles pero aclaró que no había mensaje a su presidente: “El club siempre se ha comportado de forma modélica”. También aceptó que pudo haberse equivocado al decirlo. “Sé que hay quienes quieren verme de un modo que no soy. Puede que me haya equivocado, pero no me arrepiento de nada”, enfatizó el de Santpedor, antes de ironizar: “Lo que está claro es que algunos tienen la piel muy fina”.

“Ahora resulta que en el banquillo hay que estar riendo y dándonos besos con Tito. Y parece que con Leo pasa lo mismo”, respondió sobre si su relación con Messi se había resentido en los últimos días. “Ellos son jugadores y su felicidad depende de que hagan bien las cosas. He sido un privilegiado por estar con ellos, cada día. Yo no estoy aquí para cambiar a los futbolistas, tienen que ser como ellos quieran, no como yo diga. Pero nos hemos llevado divinamente. Cuando hablé con ellos ya les dije que me llevo toda su estima. Algún día nos encontraremos por la calle y charlaremos. Eso es lo que queda al final, las copas se olvidan”, remachó Guardiola.

Sé que los hay que quieren verme de un modo que no soy", sostiene el entrenador

En los últimos cuatro años en el Camp Nou se ha vivido la sublimación de una idea que se ordena a través del balón. En el estadio, las sensaciones no engañan: hoy se cierra la puerta del mejor Barça de la historia. En 117 partidos oficiales de la era Guardiola, el Camp Nou ha vivido 96 victorias, 14 empates y siete derrotas; ha celebrado 360 goles, 112 de Messi, 29 de Pedro y 26 de Eto’o; y ha lamentado los 76 en contra, con una media de 3,07 goles marcados por partido y 0’64 encajados.

Han pasado tres años, ocho meses y 23 días desde que Guardiola ganara su primer partido oficial en el Camp Nou, contra el Wisla de Cracovia, 1.362 jornadas que han marcado la historia del club y las vidas de los millones de personas que un día podrán explicar que vieron jugar al Barça de Guardiola. El resto son trofeos, hasta 13 de momento. Pero, al fin y al cabo, “las copas solo son números”, sostiene él.

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