“Quieren verme de un modo que no soy”

Afrontaba Pep Guardiola este mediodía la última rueda de prensa del que mañana, contra el Espanyol, será su último partido en el Camp Nou como entrenador del Barcelona, y el técnico se ha pasado más de media hora respondiendo principalmente a dos cuestiones: a qué se refería el miércoles cuando dijo que en esta Liga habían pasado “muchas cosas que se han escondido”, y a las sensaciones que le generaba haberse convertido en el protagonista de un derbi en el que ninguno de los dos equipos se juega nada más allá de los tres puntos.

“Cuando un equipo acumula los puntos y los goles que lleva el Real Madrid es porque se merece ser campeón. Llegué al Barça con 13 años y, a excepción de cinco o seis, me he pasado la vida aquí. La lección que me queda es que para ganar al Madrid hay que hacerlo muy bien porque con solo hacerlo bien no es suficiente”, ha arrancado el técnico. Después del último enfrentamiento, contra el Málaga, Guardiola felicitó al campeón pero, a la vez, lanzó un mensaje velado – “Este año han pasado muchas cosas que el club ha tapado con su silencio”, dijo entonces–. Ya en aquella ocasión se le pidió que pormenorizara acerca de todos esos sucesos, y como ese día, hoy también ha tirado balones fuera. “El club siempre se ha comportado de forma modélica. Sé que los hay que quieren verme de un modo que no soy”, se ha limitado a decir el de Santpedor.

He querido trasladar a la gente el placer indescriptible de chutar un balón

A Guardiola le ruboriza convertirse en el centro de atención, y eso es precisamente lo que le espera mañana en el Camp Nou, que hace 11 años ya le despidió como jugador. “Solo espero que la gente vaya al campo a ver un partido de fútbol contra el Espanyol y que actúen con naturalidad, con espontaneidad. Es mi último partido en este estadio después de cuatro años en el banquillo, pero eso es secundario. Que la gente reaccione como quiera. No he venido aquí para entrar en la historia, solo he tratado de hacer la mía propia. No lo he pretendido nunca, solo he tratado de vivir mi profesión al máximo. Al fin y al cabo, las copas solo son números”, ha argumentado. “He querido trasladar a la gente el placer indescriptible de chutar un balón y hemos tratado de reflejarlo en nuestra forma de jugar. Hemos metido muchos goles y creo que la gente ha disfrutado. Pero no hemos querido ser bandera de nada”, ha ahondado.

Cuando hace unos días anunció su intención de abandonar sus funciones de entrenador a final de curso, Guardiola basó su argumentación en el cansancio y el desgaste que el cargo le había provocado. Una carga de que los jugadores quedan al margen, según ha querido insistir. “Ahora resulta que en el banquillo hay que estar riendo y dándonos besos con Tito. Y parece que con Leo [Messi] pasa lo mismo. Ellos son jugadores y su felicidad depende de que hagan bien las cosas. He sido un privilegiado por estar con ellos, más que vosotros porque yo los he visto cada día. Yo no estoy aquí para cambiar a los futbolistas, tienen que ser como ellos quieran, no como yo diga. Pero nos hemos llevado divinamente. Cuando hablé con ellos ya les dije que me llevo toda su estima. Algún día nos encontraremos por la calle y charlaremos. Eso es lo que queda al final, las copas se olvidan”, ha remachado Guardiola.