“El año que viene, la Décima”
El Madrid celebra en Cibeles el título liguero ante 30.000 seguidores y espera la Liga de Campeones para el próximo curso
La lluvia recibió al Madrid en el Santiago Bernabéu pasadas las seis de la tarde. La lluvia y un autobús descapotable con la palabra Campeones escrita en los costados, y decorado con una foto enorme de Sergio Ramos subido a los hombros de Cristiano Ronaldo. Quizás las dos caras, junto a Iker Casillas, de esta Liga, la número 32 del Real Madrid. A las tres de la madrugada llegó el equipo a Barajas después de su rotunda victoria en San Mamés (0-3). Fue noche de fiesta. Pero a las 14.00 había cita en el restaurante El Telégrafo para comer con el presidente, Florentino Pérez, que no había viajado a Bilbao. De ahí se dirigió la plantilla al autocar para enfilar La Castellana y llegar a la fuente de Cibeles. Casillas fue el primero en subir al autobús, lata de cerveza en la mano, para recibir uno a uno a todos sus compañeros. Les esperaban unos 30.000 aficionados. La fiesta acabó con cargas policiales.
Benzema y Özil se colocaron en primera fila junto a Pepe, Di María y Marcelo, capitán general de la juerga madridista. Sergio Ramos, objeto de bromas por parte de la plantilla durante la comida por haber sufrido la caída del trofeo de Copa del autocar el año pasado, se mantuvo este año en la parte trasera. Junto a Arbeloa, Xabi Alonso y Granero, que no pararon de hacer fotos. José Mourinho, con su hijo, se colocó en uno de los laterales mirando los aficionados que siguieron al equipo corriendo desde el Bernabéu.
“Con el paso de los años los títulos saben diferentes, se saborean de una forma diferente”, dijo a la tele del club Sergio Ramos con un hilo de voz. Como todos sus compañeros. Señal de que la noche había sido larga.
El ritmo lo marcaba Marcelo. Pepe y Albiol bailaban junto a la afición
Cuando el equipo llegó a Cibeles ya había terminado el chaparrón. Lucía el sol en la plaza de la diosa. Al ritmo de Ai se eu te pego, la canción con la que Marcelo y Cristiano Ronaldo celebraron los goles en La Rosaleda, fueron bajando uno a uno los jugadores. Fue Marcelo el primero en pisar la pasarela. Su sonrisa contagiosa fue una de las imágenes de los festejos. También la timidez de Varane y de Sahin; las bromas de Pepe con una bufanda atada en la cabeza; los bailes desatados de Callejón; Casillas bañado en cerveza y llevado a hombros por Granero y Arbeloa; los puños en alto de Özil y Khedira; el abrazo largo y enternecedor de Higuaín a Agustín Herrerín, el histórico delegado de campo del Real Madrid... Solo Lass parecía no disfrutar con su rostro serio durante las celebraciones.
“Cumplo un sueño”, dijo Benzema con una bandera del Madrid atada a la cabeza. “Para mí también es un sueño. Me esperaba ganar un título pero no vivir un año así”, le hizo eco Callejón. “Por fin una alegría”, le interrumpió Kaká. “Una alegría después de una semana muy dura y difícil, al menos para mí, con la eliminación de la Champions contra el Bayern”, añadió el brasileño, que en San Mamés se quedó otra vez en el banquillo. “Que el madridismo disfrute de esto y el año que viene intentaremos venir con la décima”, añadió Di María.
No me importa el Pichichi. El objetivo era el título” Cristiano Ronaldo
Higuaín apareció con la misma camiseta de todos —con el lema de Campeones y el número 32—, pero llena de firmas y dedicatorias de sus compañeros. “Nos gusta hacer feliz a la gente”, soltó el Pipa, que el miércoles por la noche no quiso despejar las dudas sobre su futuro. “Al final lo mejor de todo es esto, hacer feliz a tanta gente”, repitió Arbeloa mirando la cantidad de aficionados que había en Cibeles. Los que más se acercaron a ellos fueron Pepe y Albiol con unos bailes improvisados cerca de las vallas. El ritmo, como siempre, lo marcaba Marcelo. “Para esto trabajas, para dar alegría a la afición”, apuntó Mourinho, que en San Mamés, igual que a lo largo de la temporada, reclamó más apoyo y emoción por parte de la hinchada: “Necesito más cariño, que estén más cerca de los jugadores”. El entrenador portugués celebró su séptima Liga en cuatro países diferentes: Portugal, Inglaterra, Italia y España.
Casillas, el capitán del Madrid, obligó una y otra vez a Cristiano, gorra en la cabeza, a subirse a las vallas para saludar a la afición. “Es una sensación de felicidad inmensa lo que se siente aquí”, confesó Cristiano. ¿El pichichi y su pelea con Messi por ser el máximo goleador del campeonato? “No estoy preocupado por eso, el objetivo era ganar esta Liga”, añadió. Su primera competición doméstica, además, con la camiseta blanca. Le abrazó Casillas. Los dos, unidos, se encaminaron hacia el autobús para poner fin a la fiesta. Eran más de las ocho de la tarde. La Cibeles despidió al equipo con las notas del himno de Plácido Domingo.
Hoy en Valdebebas será víspera de otro partido. El penúltimo de la temporada, contra el Granada. “Es brutal el campeonato que hemos hecho. Tenemos un superequipo para volver a Cibeles la temporada que viene”, fue el mensaje con el que se despidió Granero.
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