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El reino de la confusión

El Atlético salva un punto ante un Betis sin tensión que apretó 10 minutos y casi gana

Rafael Pineda

Angustiado por su esfuerzo europeo, con jugadores tocados, caso de Diego, el Atlético pescó un punto en el estadio Villamarín como conclusión de un partido enloquecido, en el que el Betis mostró la irregularidad con la que se ha movido por la competición. El Atlético tenía ganado el encuentro después de perdonar mil veces al Betis, que remontó el gol de Koke en un arreón tan propio de su estilo como suicida. Animado por el joven Pozuelo, el conjunto andaluz tenía, contra todo pronóstico, el partido ganado después de haber sido muy inferior y cedió el empate en una acción propia de infantiles. Falcao, pasado el tiempo, marcó bajo los palos en un descomunal error defensivo del Betis, falto de tensión, sin criterio, un puro desorden en su área.

BETIS, 2 – ATLÉTICO, 2

Betis: Fabricio; Nelson, Paulão, Amaya, Nacho; Iriney, Matilla (Beñat, m. 46), Salva Sevilla (Pereira, m. 52); Rubén Castro, Roque Santa Cruz (Pozuelo, m. 75) y Jefferson Montero. No utilizados: Casto; Chica, Isidoro y Cañas.

Atlético: Courtois; Juanfran, Godín, Domínguez, Filipe Luis; Gabi, Tiago (Pedro Martín, m. 91); Salvio (Arda Turan, m. 78), Diego (Koke, m. 57), Adrián; y Falcao. No utilizados: Asenjo; Miranda, Mario y Oliver.

Goles: 0-1. M. 63. Koke. 1-1. M. 86. Pozuelo. 2-1. M. 88. Pereira. 2-2. M. 94. Falcao.

Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes. Amonestó a Tiago, Pereira, Iriney y Amaya.

33.879 espectadores acudieron al estadio Benito Villamarín.

El empate no le sirve al Betis para festejar de forma matemática la permanencia en Primera, aunque la tiene casi agarrada, ni tampoco al Atlético en demasía en su pelea por Europa. Fue el resultado propiciado por un partido en el que el Betis vivió en el alboroto, primero siendo débil y luego valiente, muy al final, y en el que el Atlético fue mejor durante las tres cuartas partes del mismo. El gol de Falcao, con todo perdido para los de Simeone e incluso con Courtois a la desesperada, hizo justicia en medio de una enorme confusión.

Errores en la alineación del entrenador bético, Mel, y una actitud digna de los equipos con todo hecho en la competición se conjugaron para propiciar una estupenda bienvenida al Atlético. Los de Simeone no tuvieron que desplegarse como en las mejores citas y les bastó con aprovecharse de los regalos del Betis, en la inopia, desconectado, sin competir hasta el frenético tramo final; para ser siempre dominador.

La principal decisión que tomó Mel en la víspera del partido fue la de dejar en el banquillo a Beñat, su mejor futbolista, a una tarjeta amarilla de perderse el derbi ante el Sevilla del próximo miércoles. La decisión, festejada mucho por la grada, difícilmente tiene una explicación futbolística. Localismos perpetuos aparte, el conjunto andaluz encaró el partido sin su mejor jugador y una actitud contemplativa que favoreció los intereses del Atlético. Los de Simeone, al principio, apenas se lo creían, expectantes ante el presunto arreón del rival, al que debía espolear el sellar de forma matemática la salvación y hacer olvidar a su gente el 4-0 de Mestalla, ante el Valencia, en la pasada jornada.

La principal decisión que tomó Mel en la víspera del partido fue la de dejar en el banquillo a Beñat, su mejor futbolista

Poco a poco, con Salvio con una autopista por la derecha ante la mala colocación del centro del campo local, el Atlético se hizo dueño del juego. Ocurre que a los de Simeone les cuesta soltarse y gozan más cuando salen al contragolpe, siempre bien arropados. Salvio se saltó todas las precauciones, incisivo, rápido y potente. Dos internadas del argentino estuvieron a punto de ser rematadas por Falcao, antesala de un aluvión que no acabó en gol gracias a la magnífica actuación de Fabricio. Su parada a Adrián, que despertó tarde, en el minuto 43, permitió al Betis escaparse vivo.

Al ritmo insulso de Matilla o Salva Sevilla, futbolistas sin físico para la élite, con Rubén Castro desconectado y aparcado en una banda, el equipo de Mel apenas fue sostenido por su portero y una pizca de fortuna, o quizás la falta de acierto de un Atlético reservón, al que le costó creerse que se podía llevar el encuentro.

El experimento de Mel duró 45 minutos. Beñat entró tras el descanso y el Betis se colocó con algo más de sentido. Poca cosa ante el Atlético, que se dio cuenta de que apretando un poquito podía ganar. Marcó Koke y se hartaron de perdonar Adrián y Falcao. Le mudó la cara a Simeone con los goles de Pozuelo y Pereira hasta que una nueva concatenación de errores del cuadro andaluz propició el empate definitivo.

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