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FÚTBOL | 36ª JORNADA DE LIGA

El Racing se va sin hacer ruido

La Real golea con facilidad (3-0) al equipo cántabro y consuma su descenso a Segunda División

En silencio, con Anoeta en pleno recogimiento reflexivo, sin tensión, lloviznando de forma continua, sin apenas ocasiones para soñar. Así se fue el Racing de Primera División, como un apenado deudo se marcha cabizbajo de un entierro. Se fue sin hacer ruido, acongojado por el zumbido institucional que le persigue desde hace años que ha acabado sordo, mudo y tieso. Ayer no habló en Anoeta. Apenas pudo apelar a un posible penalti de Mikel González a Acosta, en la primera mitad, y recostarse en el regazo de Munitis, cuando salió en la segunda para activar a una muchachada con más pesadillas que sueños.

Real Sociedad, 3 - Racing, 0

Real Sociedad: Bravo; Estrada, Mikel González, Ansotegi, De la Bella: Elustondo, Aranburu, Illarramendi (Zurutuza, m. 65); Xabi Prieto (Ifrán, m. 81), Vela (Agirretxe, m. 68) y Griezmann. No utilizados: Zubikarai; Cadamuro, Rubén Pardo y Llorente.

Racing: Mario; Francis, Torrejón, Álvaro, Cisma (Adrián, m. 60); Diop (M. Gullón, m. 74), Colsa; Jairo, Edu Bedia, Luque (Munitis, m. 46); y Acosta. No utilizados: Toño; Bernardo, Quique Rivero y Stuani.

Goles: 1-0. M. 47. Centro de Xabi Prieto y Griezmann marca con la puntera. 2-0. M. 69. Griezmann, a pase de Zurutuza. 3-0. M. 82. Agirretxe, a centro de Griezmann.

Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a Acosta, Torrejón, Adrián, Álvaro e Ifrán.

21.423 espectadores en Anoeta.

Les derribó, sobre todo Griezmann, un futbolista sutil, que junto a Zurutuza y Cadamuro (suplente) había desatado la ira de la afición por el inmenso pecado de asistir al partido del jueves en San Mamés cuando el Athletic eliminó al Sporting de Portugal. El público hubiera preferido que sacaran a pasear al perro en vez de ver fútbol. Y fue Griezmann quien tumbó al Racing: primero, por listo, al meter la puntera un segundo antes que los dos centrales racinguistas para rematar un centro de Prieto; después, al rematar una buena jugada de Zurutuza (el otro proscrito) y finalmente al conceder el privilegio del gol a Agirretxe, cuando podía haber batido a Mario.

Eran los goles de la tranquilidad de una Real que ha vivido momentos más convulsos de los esperados y del desahucio del Racing, que hace cinco años había asistido como protagonista principal al descenso del equipo donostiarra en el famoso penalti de Savio ante Calatayud.

Así pasa el tiempo en el fútbol español, como paso el partido en tres suspiros, sin más oposición racinguista que la entrega y algunos ramalazos finales en busca del orgullo y la fe en la profesión. Munitis fue el que activó la luz. Otros jóvenes, como Jairo, dejaron algunos señuelos sobre su futuro. Pero las turbulencias internas han acabado por hacer naufragar un barco que no era el Titanic y que ahora deberá sobrevivir a decisiones judiciales y deportivas de incierto futuro. Ayer se fue sin hacer más ruido que el latido de los futbolistas.

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