El Levante es pura dinamita
El conjunto de JIM afila su contra para liquidar (3-1) al Granada y seguir aspirando a las plazas de Liga de Campeones
A partir de la firmeza de sus mediocentros (Iborra y Xavi Torres), el Levante ha construido un monumento al contragolpe. Estos dos tipos serios y trabajadores echan el ancla, recuperan cientos de balones y permiten que sus compañeros vuelen al ataque, siempre afilado por Koné, Valdo y Barkero. Iborra es un portento físico, tanto por arriba como por abajo. Xavi Torres, pura constancia, se ha destapado este curso como un goleador.
“Sí se puede, sí se puede”, atronó el Ciutat de València, en referencia a las opciones de alcanzar el cielo europeo, una proeza para este modesto club marinero. Una oda al fútbol humilde y honrado de estos admirables jugadores y técnicos, que le han dado a la afición granota una temporada inolvidable.
Levante, 3; Granada, 1
Levante: Munúa; Pedro López, Ballesteros, Cabral, Juanfran; Valdo, Iborra, Xavi Torres, Botelho (Farinós, m. 86); Barkero (Rubén, m. 65) y Koné (Ghezzal, m. 75). No utilizados: Navas, Navarro, Juanlu y El Zhar.
Granada: Julio César; Nyom, Íñigo López, B. Gómez, Siqueira; Moisés (Henrique, m. 80), Mikel Rico; Jaime, Martins, Abel Gómez (Jara, m. 52); y Geijo (Ighalo, m. 61). No utilizados: José Juan, Pamarot, Lucena y David Cortés.
Goles: 1-0. M. 46. Koné. 1-1. M. 67. Ighalo. 2-1. M. 73. Xavi Torres. 3-1. M. 85. Valdo.
Árbitro: González González. Amonestó a Geijo, Koné, Iñigo López, Julio César.
16.911 espectadores en el Ciutat de València.
Omnipresente Iborra en la recuperación, el cuadro de JIM controló el centro del campo en el primer tiempo, pero se atascó en la zona de tres cuartos. La imprecisión de los pases tuvo la culpa. También un terreno de juego resbaladizo, después de haber llovido una hora antes del choque e incluso en el inicio del mismo, poblando el Ciutat de València de paraguas y banderas. Solo las acciones individuales de Juanfran levantaban los aplausos de la grada granota. Bien por un sombrero, una recuperación del balón o un centro desde la línea de fondo.
Todo cambió en el segundo tiempo cuando Koné cabeceó a gol un centro desde la derecha de Valdo. Es su remate preferido: al lado contrario de donde viene el balón, buscando el contrapié del portero. Decimoquinto tanto del marfileño en la Liga, más dos en la Copa, suma 17, a uno de la cifra que marcó el Sevilla en su contrato para recuperarlo.
Ya con espacios, el Levante tenía el partido donde quería, en el vértigo de su contraataque. En uno de ellos se lesionó Barkero (un tirón en el muslo) y la grada aprovechó para despedirlo con todos los honores, los mismos que a su sustituto, el también muy querido Rubén. Reaccionó Abel con la inclusión de Jara e Ighalo para reactivar su ataque. El primero le dio más profundidad y el segundo el remate, tras un rechazo de Munúa. El pequeño Rubén guardaba un pequeño tesoro: regate corto y centro enroscado a Valdo. Este cedió atrás y Xavi Torres empalmó con el alma a gol. “Sí se puede”, rugió el Ciutat de València. Con estos jugadores, al fin del mundo.
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