Tregua en Anoeta
El mejor final del partido de la Real le alcanza para lograr el empate ante un buen Villarreal (1-1)
Un gol de chilena de Carlos Vela a cuatro minutos del final daba un punto a la Real que le acerca a la salvación. Un poco más lejos, con seis puntos de colchón, queda el Villarreal, que vio cómo nuevamente al final se dejaba dos puntos cruciales que tenía bien amarrados en gran parte del partido en un ejercicio solvente con Senna y Borja Valero al mando. El arreón en el último tramo de la Real le dio un empate trabajado que le supo agridulce al final, pues terminó mucho más entero que su rival.
Al Villarreal le está costando elaborar el juego. Y la Real, de inicio, cedió gustosamente el esférico esperando en su parcela al conjunto amarillo, abonando el terreno para el contragolpe. No le importó al equipo de Montanier que la posesión perteneciera al conjunto de Lotina, que sorprendió con la inclusión de De Guzmán en el once de salida. El holandés de origen canadiense pasó de la grada de El Madrigal al terreno de juego de Anoeta.
R. SOCIEDAD 1 - VILLARREAL 1
Real Sociedad: Bravo; Estrada, Ansotegui, Demidov, De La Bella; Elustondo, Aranburu (Ruben Pardo, m. 65); Xabi Prieto, Zurutuza (Griezmann, m. 57), Carlos Vela; y Aguirretxe (Joseba Llorente, m. 78). No utilizados: Zubikarai; Carlos Martínez, Illarramendi e Ifrán.
Villarreal: Diego López; Mario, Zapata, Musacchio, Catalá; Senna, Bruno; Hernán Pérez (Ángel, m. 80), Borja Valero (Marchena, m. 88), De Guzmán (Cani, m. 59); y Marco Ruben. No utilizados: César: Gonzalo, Martinuccio y Nilmar.
Goles: 0-1. M. 42. Senna de disparo raso llegando desde la segunda línea. 1-1. M. 86. Carlos Vela de chilena.
Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a Catalá, Estrada, Demidov, Cani y Elustondo.
Unos 20.000 espectadores en Anoeta.
El dominio del Villarreal resultaba tan evidente como inocuo, con numerosos pases cortos, horizontales e insustanciales. Solo alguna arrancada de Hernán Pérez, el jugador amarillo más en forma en el tramo final de la temporada, rompía la monotonía del juego castellonense. Nada alteraba el guion de la Real, cuyo argumento principal seguía siendo sorprender al rival o aprovechar algún error ajeno. Las escasas respuestas del equipo de Montanier resultaban demasiado básicas y previsibles: desplazamiento a la banda derecha con Estrada o Xabi Prieto como receptores y posterior centro al corazón del área buscando el remate de Aguirretxe. Fue Xabi Prieto el que se atrevió a algo más. Un quiebro con la cintura a Musacchio y su posterior disparo cruzado se estrelló en el poste derecho de la portería de Diego López. Fue el único remate entre los tres palos de la Real en un primer acto en el que no quiso arriesgar. El empate no le iba mal.
Sin embargo, la grada de Anoeta no las tenía todas consigo. El encuentro derivó en un ejercicio más racional que emocional. Y ahí tenía las de ganar el Villarreal, que aún tiene el poso de la paciencia. A poco de llegar el descanso, halló su momento. Un centro desde el costado izquierdo de Catalá lo aprovechó Senna llegando de la segunda línea, embocando a gol en un disparo que aunó potencia y destreza. El cuarto tanto del hispanobrasileño, que está sosteniendo al equipo en sus peores tiempos.
Sin más remedio, la Real adelantó la presión y aumentó el ritmo en el segundo acto buscando alterar la fisonomía plana del encuentro, que beneficiaba a un Villarreal al que le tocaba aplicarse en defensa. Pero fue Bravo, al poco de la reanudación, el que salvó el segundo gol castellonense al detener un disparo de Marco Ruben. Más clara resultó una nueva oportunidad del Villarreal, esta vez de Cani, que abortó a bocajarro Bravo. El partido se encontraba abierto y el juego más dinámico y profundo. Un bello intercambio de golpes en el que la Real salvó los muebles. A ambos equipos les supo a poco.
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