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Adiós al jugador de equipo

Carlos Jiménez anuncia su retirada de las canchas al final de esta temporada

Carlos Jiménez en la final del Mundial de Japón de 2006.
Carlos Jiménez en la final del Mundial de Japón de 2006.REUTERS

Carlos Jiménez parece aliviado. El alero del Estudiantes, de 36 años, le ha puesto voz, por fin, a una idea que llevaba sopesando mucho tiempo. “No, no voy a continuar en ninguno de los casos. Son mis últimos partidos y quiero llevarme el mejor recuerdo posible”, reveló el jugador.

Con este anuncio, el alero internacional pondrá fin a una excelente carrera deportiva tras 18 temporadas en ACB, 13 en el Estudiantes (1994-2006 y 2011-12) y cinco en el Unicaja (2006-11). Con 18 años, pasó del patio del colegio, el San Viator, a la cancha del Ramiro, en que debutó enseguida con el primer equipo. Tres años después, llegó a la selección española absoluta, de la que se retiró tras lograr la plata en los Juegos de Pekín de 2008 en una final inolvidable ante Estados Unidos. Dejó la selección siendo el capitán del equipo nacional, con 32 años, tres platas (1999, 2003, 2007) y un bronce (2001) europeos, una plata olímpica y un oro mundial (2006).

Entregado y humilde, durante sus primeros años en el Magariños su timidez le pasó factura en su juego ofensivo: evitando el protagonismo, apenas miraba el aro contrario, a pesar de ser un buen tirador. Su escaso desparpajo en ataque lo compensaba en defensa, convirtiéndolo en una pieza clave atrás, haciendo ese tipo de trabajo ingrato que no sale en las estadísticas pero que es fundamental para que un equipo funcione bien de verdad. La afición del Ramiro, convencida de que tenía ante sí al sucesor de Alberto Herreros, enseguida se dio cuenta de que tras ese chico alto y delgado había un jugador con un talento diferente.

Espero irme con un buen recuerdo deportivo, salvar la categoría

Poco a poco, con mucho trabajo y tesón, renunció a rellenar el hueco de Herreros y se hizo el suyo propio, tanto en el Estudiantes como en la selección. Y en muy poco tiempo, Carlos Jiménez se convirtió en un tres de referencia, una garantía en defensa y un líder en ataque en los momentos decisivos. El jugador de equipo que todo entrenador quiere tener y con el que Pepu Hernández quiso repetir en su regreso al banquillo del Estudiantes. El técnico convenció a Jiménez para su ilusionante proyecto y este aceptó seguramente porque pensó que su carrera deportiva no podría finalizar en ningún otro club distinto al que lo vio crecer en la cancha.

La jugada no le salió bien. Una mezcla fatal de mala suerte y errores propios han llevado al Estudiantes a flirtear toda la temporada con el descenso. Por si esto fuera poco, Jiménez sufrió una rotura en un dedo por la que tuvo que ser intervenido y por la que estuvo un mes de baja. Recién incorporado, volvió a ser una pieza clave en la victoria estudiantil ante el Gran Canaria la semana pasada. Constante y luchador, no tira la toalla en su empeño por llevarse un buen recuerdo del que será su último año en ACB, que acabará con 630 partidos. Pese a todo, no se arrepiente de su decisión: “Siempre dije que venía aquí a sentir las cosas… y las estoy sintiendo. No me arrepiento de estar aquí, independientemente del resultado final de temporada. Espero irme con un buen recuerdo deportivo, salvar la categoría. Y, si no, espero llevarme el disfrutar cada día, cada partido, de lo que estoy haciendo. Que nos entreguemos, que luchemos y ojalá saquemos buenos resultados. Y no voy más allá. Es lo que hecho toda mi vida, toda mi carrera deportiva, intentar dar cada día lo máximo y no es justo valorar las cosas únicamente por su resultado, aunque al final sea lo que prime.”

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