Desahogo en La Catedral
El Athletic vence al Mallorca en un partido marcado por el recuerdo de la muerte del aficionado Iñigo Cabacas
Era un partido raro. Demasiado ambiente, demasiado emotivo. Llovía tristeza. Y mucha. El minuto de silencio que precedió al encuentro fue estruendoso. Ni la lluvia hizo ruido. Y luego el público calló, como estaba previsto, hasta el minuto 9. Era extraño un duelo tan silencioso en San Mamés, habituado al estruendo, al grito, al cántico. El homenaje a Iñigo Cabacas, muerto por un pelotazo de la Ertzaintza el pasado jueves, lo conmovió todo.
Pero el Athletic se movió con cierta soltura en ese ambiente extraño, hasta gélido. En pleno silencio, fue a por el Mallorca que jugaba intimidado, demasiado replegado. Había dudas de si la tristeza se apoderaría del equipo. Pero fiel a sí mismo, convencido de que esta vez más que nunca, se veían obligados a la victoria, apelaron a su futbol habitual, el que mezcla el toque y el remate. Llegado el minuto 9, San Mamés, se convirtió en un aplauso unánime, compartido por los pocos aficionados del Mallorca, sumados al duelo que rodeaba el choque. Y cuatro minutos después, Llorente cabeceaba a gol un libre indirecto efectuado por Ibai Gómez. Fue un bello remate, pero fue también un despiste colosal de la defensa mallorquinista que se dejó a sus espaldas a dos futbolistas rojiblancos. Tras Llorente, estaba Susaeta. Y el Mallorca sin enterarse.
ATHLETIC, 1 – MALLORCA, 0
Athletic: Iraizoz; Iraola, Javi Martínez, Amorebieta, Aurtenetxe; Herrera (Ekiza, m. 54), Iturraspe, De Marcos; Susaeta, Llorente (Toquero, m. 70) e Ibai Gómez (Gabilondo, m. 76). No utilizados: Raúl; San José, David López y Koikili.
Mallorca: Aouate; Cendrós, Crespi, Ramis, Cáceres (Hemed, m. 81); Pina: Nsue, Alfaro (Chori Castro, m. 45), Bigas (Tejera, m. 65), Pereira; y Víctor. No utilizados: Calatayud; Zuiverloon, Joao y Ogunjimi.
Gol: 1-0. M. 13. Libre indirecto de Ibai Gómez que cabecea Llorente.
Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a Cáceres, Herrera, Cendrós, Pina, Tejera
Unos 37.000 espectadores en San Mamés. Se guardó un minuto de silencio en homenaje al joven Íñigo Cabacas. La afición no animó durante los primeros 9 minutos de cada período.
El partido ya se jugaba en el ambiente habitual, solo debilitado por el frío y la lluvia que siempre desafinan las gargantas. Pero, sin embargo, a partir del gol, el equipo de Bielsa se condujo hacia la rutina, poco tenso, poco afinado en el remate, con poco espejos en los que mirarse, casi siempre rotos al borde del área. Jugadores básicos como Iraola, De Marcos o Llorente, no encontraban el golpe de balón, el tacto habitual. Y el Mallorca creció casi por inercia. Un remate al poste de Bigas, fue su botín de la primera mitad. Y el susto que el Athletic quizás necesitaba para entender que había mucho partido y más rival del que parecía.
La segunda mitad fue oficialmente del equipo de Caparrós, que avanzó metros, consiguió por fin el balón y creció aún más cuando el técnico del Mallorca insertó a Chori Castro en el equipo. El Athletic asumió sus dudas y apeló al contragolpe. Era mejor el Mallorca, pero era más peligroso el Athletic al que sin embargo le faltaba toque en el último pase. Iraizoz frenó un disparo de Castro y Ekiza tuvo arrestos para enmendar un autopase del propio Castro que se iba a por el portero.
Era una tarde emotiva de principio a fin y requería un final emotivo. Para eso Toquero era el futbolista elegido. Se lesionó en un choque en el centro del campo. Los cambios estaban hechos, Bielsa le arengó para que siguiera, para que sufriera. En el minuto 90, ni corto ni perezoso, peleó un balón con el portero, llegó una décima de segundo antes y la elevó por encima de Aouate con la izquierda. Pero el balón quiso golpear el travesaño. Todo el dolor, toda la rabia, toda la tristeza contenida chocó en ese instante contra una madera. Toquero, en el suelo, era la viva imagen de la derrota anímica y de la victoria deportiva. La silenciosa Catedral fue entonces un júbilo, un desahogo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.