El Getafe apuntilla al Sporting

Un tres por uno se llevó el Getafe en las particulares rebajas que debía haber ayer en el Coliseum Alfonso Pérez. Sellaron prácticamente la permanencia los azulones; se metieron en la lucha por los puestos europeos y, todo ello, sin necesidad de mucho esfuerzo. Apenas unos arreones necesitaron para liquidar al equipo de Clemente, que ha vuelto a demostrar esta semana que da más que hablar fuera del campo que en el banquillo.

Los de Luis García, comandados por Míchel, que regresaba para engrasar el motor del equipo, constataron muy pronto que la defensa rival tenía la cabeza en cualquier sitio menos en Getafe. Gavilán y Miku, en dos jugadas individuales dejaron adivinar por dónde iba a venir el peligro. Y así fue. A mediados del primer tiempo, Gavilán botó una falta y el delantero venezolano colocó el balón en las mallas sin ninguna oposición.

El equipo asturiano, desnortado, fue incapaz de crear peligro en el primer tiempo. Alguna jugada hilvanada por De las Cuevas, que no encontraba referencia en la delantera, y poco, muy poco más. Había decidido Clemente sacrificar de inicio a Barral, máximo goleador del equipo, con nueve goles, en favor de las ganas de vendetta de Colunga, cedido por los azulones en el mercado de invierno. No le salió bien la jugada al de Barakaldo. El delantero asturiano, acostumbrado a crear peligro llegando desde la banda, sin embargo, se perdió solo en la punta. Ya con Barral en el campo, el Sporting creó alguna ocasión, circunstancial, más de cara a las estadísticas que a provocar peligro en el área de Moyá.

Dominó el cuero el Sporting, siempre con De las Cuevas al mando, pero fue el Getafe quien manejó el tempo del encuentro a su gusto, conscientes de las limitaciones de su rival. El flanco derecho, con Pedro Ríos y Varela fue una pesadilla para los de Clemente. Igual o más que Gavilán, de cuyas botas salió también el segundo tanto, de Diego Castro, que volvió a aprovechar el día libre que se había tomado la defensa asturiana para sentenciar el encuentro. No celebró el gol el medio, a sabiendas de que con él apuntillaba a su exequipo, a quien solo un milagro parece salvar del descenso.