Obama pide mujeres en Augusta
El club, fundado en 1933 y muy tradicional, solo tiene socios hombres
El Augusta National Club pasa por ser el club de golf más elitista y restrictivo del mundo. Fundado por Bobby Jones, abrió sus puertas en 1933 y desde el año siguiente acoge el Masters. Siempre con reglas muy estrictas e inamovibles, en muchas ocasiones polémicas.
Los rectores del club han sido acusados de machistas y racistas, pero cualquier decisión ha sido defendida desde esta ciudad sureña del estado de Georgia bajo el paraguas de la tradición.
El último incendio tiene nombre de mujer: Virginia Rometty. Es la consejera delegada de IBM, uno de los grandes patrocinadores del Masters. Las costumbres que tanto adoran en Augusta dicen que los máximos dirigentes de esta empresa reciben una chaqueta verde como socios del prestigioso club. Pero… es una mujer, y ninguna desde 1933 ha compartido mesa con el selecto grupo de miembros de Augusta. Invitadas para jugar, sí; socias, no. Billy Paine, el presidente del club, se limitó a decir estos días que la posible incorporación de Rometty, de 53 años, y que no ha dicho todavía nada sobre sus deseos de entrar o no en Augusta (al parecer no es una seguidora del golf), es un “asunto privado” que se discutirá internamente. Sin más explicaciones. Como todo.
Rometty, consejera delegada de IBM, patrocinador del torneo, debería ser admitida... pero es mujer
Pero lo que no sabía Paine es que la polémica iba a llegar hasta Barack Obama, el presidente de Estados Unidos, amante del golf y jugador ocasional. Y que Obama iba a cuestionar las férreas tradiciones de Augusta. “La opinión personal del presidente es que las mujeres deberían ser admitidas en el club”, indicó este miércoles Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca. “Obviamente es el club el que tiene que decidir, pero él opina que las mujeres deben entrar. Ya ha pasado el tiempo en que eran excluidas de cualquier cosa”, añadió Carney, quien aseguró haber hablado con el presidente de este tema.
La tradición pesa toneladas en Augusta, y es difícil cambiar las normas.Los empleados tienen cláusulas en sus contratos que les impiden hablar del funcionamiento interno de la organización, hasta de asuntos tan inocentes como la preparación del campo para el torneo, e incluso la verdadera lista de socios intenta mantenerse en secreto. Hasta 1982, además, los jugadores solo podían recibir la ayuda de los caddies negros de Augusta, asalariados del club, y no de otros que pudieran traer con ellos. La victoria de Tiger en 1997, primera de un jugador negro, fue en este sentido un momento revolucionario. Ahora el asunto no es la raza, sino el sexo. Y Obama, un presidente afroamericano, ha cuestionado ese inmovilismo.
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