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La cabeza dura de Garbiñe

La vasca, debutante en la WTA, llega a octavos tras perder dos veces el saque cuando servía por el duelo ante Pennetta

J. J. MATEO
Muguruza celebra una de sus victorias en Miami.
Muguruza celebra una de sus victorias en Miami.AL BELLO (AFP)

“Espectacular”, acertó a decir Albert Costa, el coordinador nacional de tenis, tras enterarse de que Garbiñe Muguruza, española de 18 años invitada a competir en Miami pese a que es la 208 del mundo, acababa de clasificarse para octavos de su primer torneo WTA. Espectacular, claro, describe justamente su triunfo por 6-2, 1-6 y 7-6 ante la italiana Pennetta, la número 26 y extop 10, toda una veterana en comparación con la vasca, que venía de eliminar a la rusa Zvonareva (número nueve) y a la japonesa Morita (número 73).

Bajo el sol de Miami, Garbiñe sacó dos veces por el encuentro, y las dos perdió el servicio. Mientras subía la humedad y se equivocaba de lado de pista en un cambio, según cuentan quienes la vieron, la vasca vio cómo se esfumaban tres puntos de partido. Justo en el momento de más tensión, ya con el reloj contando un maratón (2h18m) y con Pennetta pensando en la victoria, la española se procuró el cuarto y lo hizo suyo. Ahora jugará contra la vencedora del Soler-Radwanska. Una cosa ha quedado clara: llegue adonde llegue en su profesión, cosa impredecible, y más teniendo en cuenta los vaivenes del tenis femenino, a Garbiñe le acompañará su cabeza dura.

“Evidentemente”, cuenta Xavi Budó, el técnico que la entrena dentro del grupo Elitia, en Barcelona, “tiene muchas cosas a mejorar, pero su competitividad, su intensidad mental y lo claro que tiene que quiere ser tenista nos hace ser optimistas con vistas a su presente y su futuro”.

Impulsada por la frescura de la juventud, que ayuda a jugar sin hipotecas en la cabeza, las estadísticas describen a una tenista contracultural en España, porque vive en el riesgo, los golpes ganadores y los errores no forzados; porque tira desde ambos lados de la pista; y porque su saque tiene aún amplio margen de mejora. Así, Garbiñe sumó 34 golpes ganadores y 48 errores no forzados por los 18-29 de su oponente. Esos números dicen que Pennetta fue un barco en la tormenta: solo pudo esperar a que amainara el temporal, y construyó sus opciones desde los errores de su contraria, que se procuró 17 bolas de break mientras concedía 16.

Al final, la número 208 eliminó a la 26 por su capacidad para sobreponerse a los sinsabores del partido y los cambios del marcador, característicos del tenis femenino. La española no solo superó la decepción de perder el saque en las dos ocasiones en las que sacó por el partido, sino que la primera lo recuperó inmediatamente. No solo cedió el terreno que conquistaba en el tie-break definitivo con la misma rapidez con la que inmediatamente lo recuperaba. Y no solo llegó a octavos, sino que lo hizo ganando menos puntos que Pennetta (98-105).

Luego, probablemente, Garbiñe se quedó a observar al tenista que más partidos gana con la cabeza: en el orden del día, Rafael Nadal contra Radek Stepanek, consiguió su pase a octavos en Miami tras vencer por 6-2, 6-2  al checo.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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